BarcelonaEn El jardinero y la muerte, el escritor búlgaro Gueorgui Gospodínov (Iámbolo, 1968) propone una historia autobiográfica sobre un hijo que, día tras día, ve cómo su padre, Diño Gospodínov, un hombre irónico y vitalista, se va apagando por culpa de una enfermedad. Lo relata a través de un monólogo interior. El libro, publicado por Edicions del Periscopi y traducido al catalán por Marc Casals, es la recomendación de la escritora Care Santos. «Más que un libro sobre la muerte, es un libro sobre el fin de la vida. Además, tiene el valor añadido de que Gospodínov lo escribió porque necesitaba hacerlo. No solo habla de un hombre que se va para siempre, sino también de su paisaje y su historia. Y al hacerlo, lo retiene todo», asegura la escritora, que este año ha publicado El amor que pasa (Columna), donde cuenta la historia de amor de sus padres.

Gospodínov habla también de una generación, la de los hombres búlgaros nacidos a finales de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, es sobre todo un libro meditativo. Cómo explicaba Anna Carreras en elAhora Leemos, el autor búlgaro escribe una novela elegíaca: «La memoria –la única forma real de inmortalidad– y la identidad se suman a las fortalezas temáticas deEl jardinero y la muerte, ya que se sugiere que, cuando la muerte nos separa, la memoria es la gran vía para dar continuidad a la existencia».

El año pasado Gospodínov estuvo en Barcelona para hablar, entre otras cosas, de otro libro suyo publicado por Periscopi: El refugio del tiempo, en qué imagina la preocupante consolidación de los populismos en Europa a partir de una idea singular: la creación de clínicas del tiempo para personas afectadas por Alzheimer y otros tipos de demencia. En una entrevista en el ARA, definía así el libro que recomienda Care Santos: «Es una novela sobre mi padre, que murió después de un mes enfermo. Mi padre era jardinero y ahora se ha convertido en jardín. Cuidar las plantas que tenía mi padre es una forma de alargarle la vida».