La vacunación contra el herpes zóster, que en la mayoría de las comunidades –entre ellas Galicia– se ofrece a las personas de 65 y 80 años y a ciertos grupos de riesgo a partir de los 18 años, podría adelantarse en el futuro si se consolidase la evidencia científica que apunta a que reduce el riesgo de padecer demencia. Un estudio publicado hace unos días en «Nature Medicine» mostró una reducción del 27% en el riesgo de demencia con dos dosis de la vacuna contra el herpes zóster Shingrix, de virus inactivado, la utilizada en Galicia y en el resto de comunidades. Aunque se desconoce el mecanismo concreto que produce este beneficio y los estudios muestran correlación, no causalidad, las vacunas contra el herpes zóster están vinculadas con una reducción significativa del riesgo de demencia.

Otra investigación anterior, a través de un estudio experimental natural, y publicada el pasado mes de abril, evidenció que la vacunación contra el herpes zóster, que combate el virus latente de la varicela zóster –causante tanto de la varicela como del herpes zóster o «culebrilla»–, produce una reducción del 20% en el riesgo de demencia. Este estudio de abril de 2025 analizó la vacuna de virus vivo atenuado. Sin embargo, el estudio más reciente, publicado el pasado día 6 en «Nature Medicine» confirmó la reducción del riesgo de demencia tanto con la vacuna de virus vivo atenuada como con la vacuna recombinante Shingrix, más eficaz y de doble dosis, utilizada en España.

La nueva investigación analizó registros de salud de más de 100 millones de individuos en Estados Unidos entre 2007 y 2023. Demostró una relación consistente entre la reactivación del virus de la varicela zóster y la demencia.

Además, el herpes zóster recurrente se asoció con un mayor riesgo de demencia en comparación con un solo episodio de esta enfermedad, que puede producir ampollas y un dolor muy intenso.

Ampollas en el torso producidas por el virus del herpes zóster.

Ampollas en el torso producidas por el virus del herpes zóster. / FDV

La exposición a las vacunas contra el herpes zóster se asoció con un menor riesgo de demencia en comparación con la vacuna antineumocócica, utilizada en el estudio como control. «La reducción del riesgo de demencia tras la administración de la vacuna viva atenuada contra el herpes zóster disminuyó con el tiempo y se correlacionó estrechamente con una disminución de la protección mediada por la vacuna contra el herpes zóster», añaden los autores, vinculados a la farmacéutica GSK, que fabrica la vacuna Shingrix, e investigan en las universidades de Oxford y Stanford, entre otras.

La reducción del riesgo de demencia a los 3 y 5 años de la exposición también fue mayor en las personas que recibieron múltiples dosis de la vacuna recombinante contra el herpes zóster, en comparación con una sola, y en aquellas con mayor riesgo de herpes zóster.

El pasado mes de abril, el pediatra e investigador gallego Federico Martinón, uno de los mayores expertos españoles en vacunas, señaló a FARO que todavía no se podía asumir que la vacuna inactivada, más moderna y eficaz, que se aplica en España, tendría el mismo efecto neuroprotectorobservado en la vacuna de virus vivo atenuado. Este nuevo estudio y otro publicado en julio del pasado año, también en «Nature Medicine», sugieren que la nueva vacuna recombinante contra el herpes zóster, Shingrix, está asociada con una mayor reducción del riesgo de demencia en comparación con la vacuna anterior (Zostavax) y con las vacunas contra otros tipos de infecciones.

Se han constatado reducciones de riesgo de demencia –producida por enfermedades como el alzhéimer, principalmente, o el párkinson– por la vacunación contra varias enfermedades como la gripe, el virus respiratorio sincitial, el tétanos, la difteria y la tos ferina. La vacuna contra el herpes zóster cuenta con la evidencia más sólida en este sentido, con múltiples estudios a gran escala realizados en los últimos dos años que corroboran los resultados de investigaciones anteriores. Se cree que este vínculo es más fuerte porque el virus de la varicela zóster, neurotrópico, permanece latente, «hibernando» en nuestro sistema nervioso, y por ello puede afectar más directamente al cerebro.

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