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Durante las noches de octubre y noviembre de 2025, el cielo del hemisferio norte ofrecerá uno de los espectáculos astronómicos más esperados del año: el paso del cometa C/2025 A6 (Lemmon).
Este cuerpo helado, recién descubierto por el astrónomo Carson Fuls desde el Observatorio Mount Lemmon, en Arizona, será visible a simple vista desde distintas regiones del planeta, y no volverá a acercarse a la Tierra hasta dentro de unos 1.350 años. Originado en los confines del Sistema Solar, el cometa Lemmon describe una órbita extremadamente alargada que lo lleva más allá de Neptuno antes de regresar hacia el Sol.
Cada visita suya es, por lo tanto, un acontecimiento único para la ciencia y la observación del cielo.
Cuándo y cómo verlo
El cometa podrá verse sobre todo desde España, México y Centroamérica. Las mejores condiciones de observación llegarán entre mediados de octubre y finales de noviembre, cuando el Lemmon alcanzará su punto más cercano a la Tierra, a unos 101 millones de kilómetros de distancia. El momento ideal para observarlo será justo después del atardecer, cuando el cielo empiece a oscurecer y aparezcan las primeras estrellas.

El martes 21 de octubre será la fecha clave: esa noche, el cometa se encontrará en la constelación de Boyero, muy cerca de Arturo, una de las estrellas más brillantes del cielo boreal. Para localizarlo, basta con mirar hacia el horizonte noroeste y seguir el arco que une la Osa Mayor con Arturo. En zonas rurales, lejos de la contaminación lumínica, el Lemmon podrá distinguirse sin instrumentos, con un brillo similar al de las estrellas más notorias de esa región.
En las ciudades, unos prismáticos de 7 a 12 aumentos, tal y como recomienda Josep M. Trigo, Investigador Principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias del CSIC, ayudarán a identificar una mancha difusa acompañada por una breve cola luminosa que apunta en dirección contraria al Sol. Con el paso de los días, el cometa se desplazará lentamente hacia las constelaciones de Hércules y Serpens, y hacia noviembre se moverá en dirección a Escorpio, donde podrá verse próximo a Antares, una estrella rojiza muy característica.
Un visitante del hielo
Los cometas son archivos naturales del origen del Sistema Solar. Su composición —una mezcla de hielo, polvo y material orgánico— conserva información sobre las primeras etapas de la formación planetaria, hace más de 4.500 millones de años. Al acercarse al Sol, el calor activa la sublimación de los hielos que cubren su superficie, generando una envoltura gaseosa llamada coma y una o más colas que reflejan la luz solar.
En el caso del Lemmon, las observaciones preliminares muestran dos colas diferenciadas: una azulada, compuesta por gases ionizados que reaccionan al viento solar, y otra amarillenta, formada por partículas de polvo. Fotografías recientes captadas desde Cataluña revelan su estructura con notable detalle: una coma verdosa y brillante, junto con una cola azul que se extiende varios grados en el cielo.
Este resplandor efímero es la firma de su paso cercano al Sol, un momenta de intensa actividad que pronto se desvanecerá cuando vuelva a entrar en la oscuridad exterior del Sistema Solar.