A las diez y media de esta mañana, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha autorizado de nuevo la cotización bursátil de la asturiana Duro Felguera, que estaba suspendida desde la apertura del mercado a la espera de que la compañía publicara … una información relevante relativa a su continuidad, que pasa por evitar el concurso de acreedores. Poco después la empresa daba a conocer el plan, un ajuste masivo con el que prevé convencer al juez y espantar el fantasma de la quiebra.

Según se lee en la nota remitida a la CNMV, la empresa va a enviar el documento al Juzgado de lo Mercantil nº 3 de Gijón -el que ha llevado todo el caso- «no más tarde del 30 de octubre de 2025», un día antes de que caduque el plazo legal, momento a partir del cuál ya no habría marcha atrás. La clave estaba en proponer una reestructuración de deuda que fuera creíble a ojos de los acreedores, y a toda prisa y con el cronómetro judicial corriendo en su contra, es lo que ha logrado firmar el Consejo de Administración.

Esto se produce apenas unos días después de que el pasado tres de octubre la justicia asturiana le denegara al grupo una cuarta prórroga del preconcurso de acreedores en el que se encuentra desde hace ya más de diez meses, hecho que aceleró irremediablemente los plazos de la negociación y provocó la salida de los accionistas minoritarios, que representan un 2% del capital de la empresa.

El acuerdo incluye venta de activos, despidos masivos y devaluación de los activos, aunque la clave ha sido una inyección de capital por parte de la mexicana Prodi, que posee el 30% del accionariado. Concretamente, el socio y acreedor aportará 10 millones de euros que podrán ser capitalizados para aumentar su participación en el capital social. Hay que recordar que, en octubre de 2023, Duro Felguera dio entrada a este socio y a la también mexicana Mota México (por un 23% de los títulos) a cambio de 50 y 40 millones de euros respectivamente, que debían servir para que la empresa levantara el vuelo. No fue el caso, como tampoco fue suficiente, por cierto, un préstamo de 120 millones otorgado por la SEPI (dependiente del Ministerio de Hacienda) en 2021 para hacer frente a los estragos de la pandemia.

Con todo, la empresa se encuentra en una situación que el Consejo define como «al borde del colapso», con un patrimonio neto negativo (a nivel consolidado) de 289 millones de euros y pérdidas acumuladas por importe de 25 millones.

Reducción de capital y ventas

En lo que refiere a las acciones, el plan pasa por una reducción de capital de hasta ocho millones de euros. Esto incluye la totalidad de los títulos que componen el capital social de la empresa, que hoy ya cotizan a 0,025 céntimos, respecto a los 0,05 de ayer -es decir, que los inversores han perdido la mitad de su dinero- y la amortización de acciones en manos de Prodi y Mota por 2,9 millones de euros. Como consecuencia de esta reducción de capital, Prodi mantendrá un porcentaje de control, mientras que Mota sale del grupo.

A los diez millones que va a aportar Prodi se suman, según se lee en la nota remitida a la CNMV, otros veinte millones que la empresa conseguirá a través de desinversiones. Concretamente, la compañía ha acordado la venta de su sede en Gijón por trece millones de euros, así como la sociedad Felguera Tecnologías de la Información y parte de su negocio de calderería pesada. A esto se añadirá, quizá, la venta de DF Intelligent Systems, aún en fase de negociación.

Con estas operaciones, la firma se embolsará treinta millones de euros en total, que es la caja que dice necesitar para hacer frente a la fase de reestructuración, que se extenderá hasta inicios de 2026.

Dicha reestructuración se llevará a cabo mediante quitas de acreedores, que en algunos casos pueden alcanzar hasta el 100% de la deuda. En el caso del préstamo con la SEPI, la empresa contempla modificar el contrato para extender el vencimiento hasta 2035, así como un nuevo calendario de amortización que prevé pagos de 20 millones de euros en 2029, 30 millones en 2032 y 70 millones en 2035.

Prevé reducir la plantilla a 500 empleados

Lógicamente, todo este proceso se cobrará los puestos de trabajo de buena parte de la plantilla, tanto es así que el grupo prevé que a finales de este año tendrá cerca de 500 trabajadores, la mitad de los que tiene actualmente (1.005). Ya en agosto, Duro Felguera confirmó 180 despidos en España a través de un ERE, a los que se sumarán otros 52 finiquitos pendientes en otros países y las salidas en calderería pesada. A partir de ahí, la compañía no ha detallado en qué flecos de su negocio llevará a cabo el resto de despidos, más allá de explicar que acometerá una «reestructuración» de su plantilla para adaptarla a las condiciones de mercado.

Concluida la parte más dura, Duro Felguera «contempla la búsqueda de veinte millones de financiación» adicionales -se lee en la nota de la CNMV- para lo que llaman «la fase de crecimiento», en la que prevén acelerar la actividad comercial y la contratación de nuevos proyectos estratégicos. A partir de ahí, está por ver si este plan obtiene la autorización judicial y, lo más importante, si resulta ser lo que la empresa necesitaba para sobrevivir. Un lastre mayúsculo son los litigios que acumula la asturiana en varios países, por un total de 980 millones de euros.