Soraya Pérez

Martes, 21 de octubre 2025, 15:28

La Escuela de Arte de Oviedo recibió este martes una visita muy especial. Sobre todo para los alumnos de fotografía, que ven en Graciela Iturbide, Premio Princesa de Asturias de las Artes, «una fuente de inspiración» y «una heroína» que ha sabido plasmar en sus fotografías la realidad de la vida misma.

Fue un encuentro muy emotivo con estudiantes y profesores que empezó con la visita de la premiada al laboratorio de fotografía donde los alumnos pudieron enseñar, llenos de nervios y humildad, sus trabajos fotográficos inspirados en ella, pero «cogiendo elementos naturales de Asturias». Una idea que a la fotógrafa mexicana de 83 años «le encantó».

Mientras paseaba por el laboratorio, Iturbide sólo repetía «qué bonito, qué bonito trabajo. ¡Qué buenas fotos hacen muchachos! Los felicito». Unos halagos que para el alumnado de segundo de fotografía causaron una enorme emoción y «un honor».

«Si ustedes hubiesen podido ver cómo yo trabajaba en mis inicios como fotógrafa… yo revelaba en un bañito pequeño, no tenía este hermoso laboratorio que tienen ustedes. Son muy afortunados», dijo la premiada.

Siguió su paso por el laboratorio y preguntó a la profesora Gema García: ¿Pero este papel cuál es?, mientras se fijaba atentamente al papel donde se revelaban las fotos. Y continuó: «Es que el tipo de papel que se usa para revelar es muy importante. Si las fotos se manchan con el paso de los años, muchas veces es por el tipo de papel», afirmaba Iturbide, ante la mirada de admiración de los jóvenes.

Posterior a su visita por el laboratorio, los estudiantes tuvieron la oportunidad de hacerle diversas preguntas a la fotógrafa mexicana en el salón de actos. Una vez allí la profesora Gema García aseguró que Graciela Iturbide «siempre ha sido mi inspiración y una referencia desde 1980. Soy una espectadora apasionada de tus imágenes y tu trabajo. Por esa sensación de fragilidad y de resistencia que transmiten tus fotografías», subrayó.

En el turno de preguntas, los alumnos preguntaron cómo había sido su experiencia trabajando con el fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo. «Fue un mentor, un hombre muy poético, muy solitario y un gran lector. Hay que cultivarse siempre, me decía. Y también me decía: Hay tiempo. Todo va a llegar para usted», contó Iturbide.

También respondió sobre sus primeras pasiones, que fueron el cine y la escritura. «Vengo de una familia bastante conservadora y convencional. Me casé muy joven y tuve 3 hijos. Un día en la radio escuché que daban clases de cine y me fasciné, me gustaba tanto que el profesor me pidió que fuera su ayudante. Pero luego dejé el cine y me decanté por la fotografía. Yo me iba a la calle con una camarita chiquita a hacer mis fotos. Trato de contar lo que veo en la vida y lo que mi corazón siente», relató la mexicana.

Su trabajo ha estado mayormente orientado a fotografiar las comunidades y pueblos autóctonos de México. A la pregunta sobre esta preferencia, Graciela Iturbide explicó que «yo fui a los pueblos originarios para aprender de ellos y me quedaba horas en el sur de México. Allí aprendí de su forma de vida y lo representé a través de la fotografía. Lo que yo aprendí de la cultura de mi país es lo que está reflejado en mi fotografía. Mi cámara me ayudó a conocer mi país y sus pueblos originarios», subrayó, emocionada.

También explicó a los alumnos que es muy importante «tener complicidad» con la gente que fotografías. «Quiero que al hacer fotografías sepan lo que estoy haciendo. No uso ni el flash porque respeto a las personas. Para mí es muy importante que la gente quiera que le haga fotos, y para mí un no es un no. No insisto. Si hay complicidad no estás colonizando con la fotografía. La gente a la que le hago fotos no la veo como extraños o desconocidos, las veo como mis amigos, mis hermanos», afirmó la fotógrafa mexicana.

«Ser mujer nunca ha sido un impedimento para mí»

Aunque tiene 83 años, Graciela Iturbide ama tanto su trabajo que su ilusión «es llegar a México y revisar mis negativos y fotografiar. Sigo amando mi trabajo. Quiero ir de nuevo a Lanzarote para hacer fotos allí, un lugar que me impresionó», aseguró.

Iturbide también contó a los estudiantes que nunca se ha encontrado impedimentos en su trabajo por el hecho de ser mujer. «Me he dedicado a trabajar en el campo, nunca he tenido ningún problema por ser mujer y eso lo tengo que admitir. Mi experiencia ha sido maravillosa y plena y eso que soy feminista», comentó.

También aseguró que son pocas las experiencias tristes que ha tenido que afrontar desde que se dedica a la fotografía. «Yo he sido inmensamente feliz. Han sido pocos los momentos duros, como aquella vez que fui a Colombia a hacer fotos a los refugiados. Eso me dolió mucho porque las miradas de los niños eran muy tristes», recordó.

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