Cuando parecía que la sesión de control en el Congreso iba a discurrir por los mismos derroteros que las anteriores, con la corrupción casi ejerciendo de monotema, la portavoz del Grupo Parlamentario Bildu, Mertxe Aizpurua, ha servido en bandeja otro asunto de máxima confrontación. … La diputada aberzale, casi alineada con la agenda del Gobierno, preguntaba al presidente Pedro Sánchez si tomará medidas contra los actos que puedan constituir exaltación del franquismo. Bildu, convertido en bandera de la memoria democrática.

Según hablaba Aizpurua, los murmullos se acrecentaban en la bancada popular por lo obvio. La independentista vasca, en su día editora del diario proetarra ‘Egin’, estaba aleccionando a sus señorías sobre cómo combatir «los discursos de odio». Por supuesto, no se refería a los ‘ongi etorri’, esos actos de bienvenida que se siguen haciendo a los etarras que salen de prisión pese a la humillación que supone para sus víctimas, sino a las protestas y algaradas protagonizadas por radicales de extrema derecha, «ultras, fascistas y directamente nazis». Ejemplos citados: disturbios xenófobos en Torre-Pacheco (Murcia) y en Ferraz por la amnistía al ‘procés’.

La presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, se afanaba en pedir silencio al Grupo Parlamentario Popular. «Especialmente usted, señor Tellado». Sánchez, lejos de censurar a Bildu por su doble moral, ha callado y se ha limitado a reivindicar las medidas que ha tomado su Gobierno, desde la Ley de Memoria Democrática aprobada la legislatura pasada —pactada precisamente con los aberzales, a los que se concedió la extensión del periodo franquista hasta 1983, cuando ya gobernaba el socialista Felipe González y la Constitución llevaba vigente cinco años— hasta la reforma del derecho de asociación para impedir la reconversión de la Fundación Francisco Franco y garantizar así su ilegalización.

La indignación que recorría en ese momento las bancadas de PP y Vox ha encontrado su canalización en la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Ester Muñoz, quien ha sido largamente ovacionada por los suyos: «Jamás le perdonaremos que haya permitido que la mujer que señalaba en periódicos a gente para que la asesinaran haga estos discursos en esta cámara. ¡Qué asco! ¡Qué asco!». La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de nuevo sin hacer ni un solo reproche a Bildu, ha reclamado respeto a la democracia: «Todos los diputados que se sientan en esta cámara están legítimamente representando a ciudadanos que les han votado». «La democracia se respeta. Y a los muertos por la dignidad de España, también», ha repuesto Muñoz.

Sortu, el partido heredero de la ilegalizada Batasuna, el antiguo brazo político de ETA, forma parte de la coalición aberzale y nunca ha condenado la actividad de la banda, aunque haya dado pasos hacia el reconocimiento de sus víctimas, como en la declaración de San Sebastián que hizo Arnaldo Otegi en 2021 con motivo del décimo aniversario del fin de la violencia etarra. Todavía el diputado Ignacio Gil Lázaro, de Vox, ha echado en cara al ministro Félix Bolaños los pactos del PSOE con Bildu.

Intercambio de lapsus

El resto de la sesión de control, sí ha cumplido con lo esperado. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha sacado a relucir el lapsus que tuvo este martes en el Senado la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cuando afirmó que queda «Gobierno de corrupción para rato». Sánchez, en su habitual tono socarrón, le ha preguntado al presidente del PP si cuando él afirmó que Huelva estaba en el Mediterráneo o que George Orwell había escrito su famosa novela en el año 1984 lo suyo eran «lapsus o incultura». «Al menos no me equivoco de continente», le ha espetado el popular al socialista, recordando que se creyó en Sevilla en una visita a Melilla.

Anécdotas aparte, Feijóo ha recordado que antes de la caída en desgracia de Santos Cerdán, ahora en prisión provisional por el caso Koldo, le preguntó por él dos veces al presidente en sendas sesiones de control. «Le pregunto. Desde que usted es secretario general del PSOE, ¿el PSOE se ha financiado ilegalmente, sí o no?». «No. No», ha sentenciado Sánchez, quien antes había reclamado a Feijóo que pidiese responsabilidades a Juanma Moreno por los errores en el cribado del cáncer de mama en Andalucía. «Está a un tris de renunciar a ser jefe de la oposición y ceder los escaños a Abascal», le ha atacado.

El presidente, entre Feijóo y Aizpurua, ha tenido un rifirrafe con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, quien ha terminado su intervención amenazante: «Quizás habría que hablar menos de cambios de horario y empezar a hablar de la hora del cambio». Muñoz, Bildu aparte, cuestionaba por qué el Gobierno ha abandonado a las mujeres, a lo que la vicepresidenta Montero ha contestado con el cribado del cáncer de mama en Andalucía (Juanma Moreno), la dana (Carlos Mazón) y las residencias de ancianos en la pandemia del covid-19 (Isabel Díaz Ayuso).

De nuevo, ella y Bolaños han sido las que más preguntas han afrontado, sobre todo versadas en los casos de corrupción que rodean al Ejecutivo, pero también en economía y el rectificado aumento de las cotizaciones a los autónomos. El ministro Ángel Víctor Torres, al que la rumorología sitúa en la trama del caso Koldo, ha negado ante la popular Patricia Rodríguez estar implicado y ha acusado al PP de verter difamaciones contra él. Cerdán también clamaba su inocencia y, a falta de juicio, de momento está en prisión provisional. Habrá que esperar para comprobar si se termina demostrando financiación irregular en el PSOE o si Torres estaba relacionado con los tejemanejes de Koldo García y José Luis Ábalos.