Cuentan que Isabel Preysler acudió un día a una cena en Madrid, y llegó la última. “Se puso a dar la mano a cada invitado mientras nos decía: ‘Hola, soy Isabel’. En apenas diez minutos nos había seducido a todos”, revela uno de los asistentes.

La anécdota ilustra a la perfección el peculiar magnetismo que ejerce la socialite española por antonomasia, una mujer que lleva cinco décadas protagonizando portadas de la prensa rosa quien, sin embargo, todavía parece envuelta en cierto halo de misterio. Por eso la noticia de la publicación de su autobiografía Mi verdadera historia (Espasa) suscitaba dos preguntas: si le queda algo por contar, o si lo contará todo. La respuesta en ambos casos es sí.

Preysler (Manila, 1951) ha llegado puntual a su cita con los medios en el Hotel Ritz de Madrid, donde ha ofrecido una rueda de prensa arropada por su hija Tamara Falcó. En las primeras filas estaban sus amigas de verdad, señoras anónimas de la sociedad madrileña, y un par de rostros conocidos, los de Nuria González –viuda de Fernando Fernández Tapias y Bárbara Pan de Soraluce, a quienes Isabel ha enviado besos desde el atril. “Por supuesto que me han tratado injustamente. Cuando ha sido así, solo me han importado mi familia y mis amigos. El resto no lo puedo controlar. Tengo que pasar. Lo importante es que siempre he podido contar con mis amigos”, ha dicho la autora en un momento del acto, al que ha acudido como acostumbra: impecable, enfundada en un sastre de color verde agua, y con la mejor de sus sonrisas.

Isabel Preysler junto a su hija Tamara Falcó.

Isabel Preysler junto a su hija Tamara Falcó.Gtresonline

Las memorias empiezan por el principio, por una niñez “feliz” en Manila que la socialite describe de forma idílica. “Mi verdadera historia está en mis orígenes, en Filipinas, un paraíso donde jugaba con mis hermanos y mis primos. Fui una niña privilegiada, muy feliz. La infancia es una etapa fundamental que determina nuestra vida adulta. Yo soy como soy por mi niñez. Tengo que dar gracias a mis padres. La adolescencia ya fue más complicada», ha contado Isabel Preysler, que llegó a España en 1970 para alejarse precisamente de esos primeros amores.

Aquí, pronto empezó a moverse en la sociedad de la época, a salir con jóvenes de buena familia hasta que, en 1971, contrajo matrimonio con un prometedor cantante melódico: Julio Iglesias. Mi verdadera historia no escatima detalles sobre su relación con el padre de sus tres hijos mayores –Chábeli, Julio José y Enrique–, incluidas sus infidelidades y las verdaderas razones de su separación. Hoy, mantienen una relación excelente –Julio ha salido incluso a defenderla públicamente de las acusaciones de la familia de su última pareja, el escritor y premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, en ¡Hola!, la revista de cabecera de la socialite–. “De él admiro su fuerza de voluntad, su capacidad de trabajo”, ha dicho Isabel, que ha reconocido también que, en su vida, ha tenido “muchos amores. Pero el amor de mi vida ha sido Miguel Boyer, ¿no?”.