El estreno de Entrepreneurs este jueves 23 de octubre en Disney+ supone un llamativo hito dentro del audiovisual español. Y es que cuesta encontrar series en nuestra televisión desarrolladas a partir de sketches que en un principio fueron ideados exclusivamente para el ámbito digital. Es el caso de la comedia que traen Alberto Casado y Rober Bodegas, popularmente conocidos en la última década por el nombre artístico de su dúo humorístico Pantomima Full.
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El madrileño y el gallego, que saltaron a la fama en torno al año 2008 gracias a Sé lo que hicisteis, han decidido seguir ampliando el universo de sus vídeos virales en redes sociales y, tras hacerlo a través de varios espectáculos teatrales, la pareja se lanza ahora, animados por Álex de la Iglesia -que ejerce como productor ejecutivo junto a Carolina Bang y Rodrigo Ruiz-Gallardón, y también es director de los tres primeros episodios- al gran reto de trasladar todo su imaginario a una serie de ficción.
Un camino poco explorado en nuestro país, no así en Estados Unidos con casos parecidos como los de Broad City (Comedy Central) o High Mantenence (HBO). En España, aquellas Matrimoniadas de José Luis Moreno en el Noche de Fiesta de TVE, que saltaron después como serie a Telecinco en Escenas de Matrimonio; o la webserie Qué vida más triste que acabó acogiendo laSexta tras su éxito en Youtube, se presentarían, tal vez, como algunos de los ejemplos más aproximados.
Sin embargo, Entrepreneurs propone algo pionero como es la construcción de toda una ficción propia a raíz de esos gags cortos e inconexos a nivel narrativo, aunque vinculados por su carácter antológico. Y es que si en Pantomima Full Casado y Bodegas parodian aisladamente situaciones cotidianas y costumbristas o hacen sátira de estereotipos del mundo moderno, en la nueva serie que llega este jueves a Disney+ los cómicos reúnen a varios de los perfiles que más juego les han dado al caricaturizarlos para darles recorrido dentro de una misma historia, propiciando un plantel de personajes de lo más colorido.
El elenco está liderado por los propios Bodegas y Casado, que además de firmar los guiones de la serie, la protagonizan dando vida a un curioso y divertido tándem. El primero encarna a Gonzalo, un niño pijo, vago e incompetente al que su padre -interpretado por Gonzalo de Castro– da una última oportunidad tras ayudarle con varios negocios de hostelería fallidos: le financiará un coworking ideado por Jacobo (Alberto Casado), un autoproclamado gurú del emprendimiento que se cree Steve Jobs y que se aprovecha económicamente de su compañero para crear un espacio en el que desplegar sus delirios de grandeza. Ambos estarán supervisados por Julia (Aura Garrido), la hermana responsable de Gonzalo que es enviada por su progenitor para vigilarlo en su nuevo capricho empresarial.

Un coworking, el acertado escenario del ‘universo Pantomima Full’
Así pues, el primer gran acierto de Entrepreneurs lo encontramos de entrada en su premisa, con la que Alberto Casado y Rober Bodegas han encontrado la fórmula perfecta para concentrar a todos esos llamativos personajes procedentes del ‘universo Pantomima Full’. Ese coworking, pretenciosamente bautizado como No Comfort Zone, se erige como el escenario idóneo para juntar a una cuadrilla de trabajadores de perfiles profesionales contemporáneos que, orgullosos de haber abandonado esa aburrida ‘área de comodidad’, eligen el vertiginoso camino de la emprendeduría dispuestos a convertirse en poderosos CEOs de sus propias empresas. La realidad: ese intento de incubadora de ideas está lleno de humo -como el que envuelve la breve cabecera de la ficción- y promesas vacías, y sus empleados apenas son capaces de mantenerse a sí mismos.
Entrepreneurs se comporta, por tanto, como cualquier otra sitcom laboral -con muchas reminiscencias a The Office– pero a la que su razón de ser aporta un valor añadido. Al suceder en un espacio de trabajo compartido, las temáticas que se abordan son mucho más variadas y diversas, por lo que Bodegas y Casado ven amplificadas sus posibilidades para crear situaciones de comedia de lo más dispares en cada capítulo. Estas se ven respaldadas por un grupo de secundarios que funcionan mayoritariamente bien en cojunto, con oficios modernos a los que los creadores de la serie sacan punta: desde una ilustradora y artista plástica (Kimberley Tell) que triunfa más con sus outfits que con sus obras; a un coach motivacional divorciado (Aníbal Gómez) que se entrega de lleno -a veces con excesivo peloteo- a sus jefes; pasando por un agente inmobiliario freelance (Luis Bermejo) que es el único que curra de verdad, o una representante de influencers interpretada por Victoria Martín, con la que se difuminan las líneas entre la realidad y la ficción al plasmarse en el personaje de la humorista algunos rasgos característicos de su comedia.
Casado y Bodegas logran así incorporar a la serie estos y otros arquetipos -con cameos sorpresa que no desvelaremos- a los que han retratado en los mencionados sketches de una factoría -e inspiración- que no ocultan en ningún momento. De hecho, todo lo contrario, ya que su capítulo piloto arranca con Gonzalo (Rober Bodegas) como protagonista de su propio vídeo de Pantomima Full (con su tradicional montaje y rótulos), escena que sirve como nexo y relevo entre los dos formatos, dejando claro al espectador su objetivo de respetar la esencia de su exitoso imaginario.
En definitiva, Entrepreneurs satisfacerá a los que se asomen atraídos por los virales de los cómicos, que encontrán en Disney+ una buena adaptación de los mimos, aunque con dos posibles ‘pegas’: por un lado, la exigencia de más ritmo en algunos puntos de su metraje y, por otro, el riesgo de que su público objetivo se pueda ver limitado al de las grandes urbes, donde se dan este tipo de negocios y donde habita quienes puedan entender al cien por cien tanto su lenguaje como las referencias particulares que se satirizan.

Pantomima Full sigue descosiendo el neocapitalismo
Pero, sin duda, el gran baluarte de Entrepreneurs es la importante crítica social que Pantomima Full sigue realizando a través de la comedia. Desde el año 2016 y hasta nuestros días, Alberto Casado y Rober Bodegas han encontrado un gran filón en el neocapitalismo, especialmente el que incumbe a esos ‘nuevos negocios’ en los que la precariedad, tanto de puertas para afuera como de puertas para adentro, aparece disfrazada de modernidad.
Hablamos de prácticas como el workation, el coliving, el sharenting, el side hustle o ámbitos como el de los freelances, los influencers, las startups, entre otros tantos anglicismos que presentan como ‘cool’ dinámicas de abuso laboral, bajos salarios o escasez de derechos laborales. De compañías que crean espacios de recreo -play zones- o de descanso -wellness areas- para dar a sus empleados una falsa sensación de libertad, aumentando el control sobre ellos y normalizando un alargamiento de sus jornadas o de su disponibilidad.
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Gonzalo y Jacobo representan, en un sector cargado de fáciles clichés que se plasman con tino en la serie de Disney+, a esos nuevos empresarios que, bajo el paraguas de la falsa meritocracia, intentan vender una vida aspiracional inexistente que solo erosiona las redes de protección social, que enmascara la explotación como supuesta vocación, que naturaliza la inestabilidad y la inseguridad económica, y que traslada al individuo la responsabilidad empresarial hasta sus últimas consecuencias. “Se nos ha tenido que ir mucho la olla para darle una connotación negativa a la palabra confort”, expresa en un momento dado el personaje de Victoria Martín en una frase que resume a la perfección la reflexión que debemos sacar del nuevo mundo que nos rodea.