El esperado encuentro entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladímir Putin en Budapest sigue preparándose, según el Kremlin. Así lo ha confirmado el viceministro de Asuntos Exteriores ruso que ha apuntado a agencias de noticias rusas que por … ahora «continúan los preparativos para la cumbre». Él mismo ha señalado que no ve «obstáculos significativos (para el encuentro), la cuestión está en que los parámetros, determinados por los presidentes (ruso y estadounidense) de Anchorage, estos marcos se llenen de aspectos concretos».
Desde Hungría la tónica es la misma. «Los preparativos para la cumbre de paz continúan. La fecha aún no se ha determinado. Cuando llegue el momento, la organizaremos» ha publicado en redes sociales el primer ministro húngaro Viktor Orbán. Otro de los representantes húngaros, el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, ha declarado desde Washington en una entrevista con la ‘CNN’ que no se ha hablado de cancelar la cumbre entre rusos y estadounidenses. Hungría es el país más cercano al Kremlin dentro del seno de la UE y también ha sido el más reticente a apoyar a Ucrania y a sancionar a Rusia.
La reunión se enfrenta a diferentes incógnitas más allá de su propia celebración. La primera de ellas es la fecha ya que, aunque se dijo que se celebraría «pronto», por ahora no hay ningún día señalado para el encuentro. Se preveía que fuera en el período de dos semanas después de la llamada Trump-Putin del 16 de octubre. El segundo, y también relevante, es la llegada de Putin a la misma Budapest. Para ello el ‘Ilyushin II-96’, apodado «el Kremlin volador», debería sobrevolar espacio de la UE y de la OTAN para llegar si quiere tomar la ruta más óptima y cómoda.
Sin embargo, eso no será posible por las negativas de países como Polonia, que llegó a afirmar que no podría garantizar la seguridad del avión del líder ruso. Además, el ministro de exteriores polaco Radoslaw Sikorski, también declaró que «no se puede garantizar que una corte polaca independiente no emita una orden para interceptar y detener el avión con el objetivo de que el sospechoso sea entregado al tribunal de La Haya». Si llegara a volar, sería más probable que la nave diera la vuelta para sobrevolar Turquía, Montenegro y Serbia para poder llegar a Hungría.
Mensajes contradictorios
Desde Estados Unidos el mensaje que llega da lugar a dudas. Donald Trump suspendió el plan de reunirse con Vladímir Putin en Budapest, según confirmó un funcionario estadounidense a ABC. Una de las razones que daban entonces dichas fuentes para justificar la cancelación era la «intransigencia» de Moscú, que no aceptaba ningún alto al fuego previo a ningún acuerdo de paz. A pesar de que Kiev sí ha mostrado interés en parar los combates mientras hay negociaciones, Moscú se ha negado por ahora.
«Un alto el fuego inmediato, que de repente se está discutiendo de nuevo en contraposición a la necesidad de resolver la esencia del problema y eliminar sus causas profundas, solo significaría una cosa: que una gran parte de Ucrania permanecería bajo el dominio del régimen nazi» justificó Lavrov este pasado martes. Moscú lleva más de una década tildando a su vecino de ser un país neonazi o simpatizante de este movimiento extremista.
El pasado 16 de octubre, Trump y Putin mantuvieron una conversación telefónica cuyo resultado fue el anuncio de una reunión entre ambos en Budapest. Esta serviría para avanzar en las conversaciones de paz y llegar a acuerdos relevantes sobre este tema. Tras una llamada entre el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, los medios estadounidenses informaron que los preparativos se habían suspendido.
A pesar de que no se concretó ni siquiera una fecha de forma pública, la Casa Blanca tildó la llamada de «constructiva». Trump no confirmó la suspensión del encuentro y se limitó a comunicar a la prensa que todavía no se había tomada una decisión definitiva sobre la reunión. El Kremlin el mismo martes también apuntó que no había una fecha concreta para el encuentro.