El escritor de quien hoy me ocupo es un autor que tiene una cualidad literaria: pasa con facilidad de la poesía a la narrativa, y de allí a temas de reflexión. Lo digo porque en su último libro, Cuando amar es un fastidio, publicado por Klepsidra Editores, muestra que tiene la habilidad literaria para escribir otro tipo de obras, como libros para aconsejar a hombres y mujeres sobre cómo se debe actuar ante una desilusión amorosa. Adrián Pino Varón, nacido en Chinchiná en 1972, abogado egresado del Politécnico Grancolombiano, es un escritor versátil. Empezó escribiendo poesía, y de ahí pasó a la narrativa. La sorpresa fue cuando tuve este libro en mis manos. Antes de abrirlo, pensé que se trataba de un poemario. Pero, ¡oh sorpresa! me encontré con un tema distinto.

El género literario con que Adrián Pino Varón se dio a conocer en 1998 fue la poesía. En ese entonces, con veintiséis años de edad, obtuvo el primer puesto en el concurso de poesía convocado por el Ministerio de Cultura y el Fondo Mixto de Caldas. Cuatro años antes, había publicado Diario de estudiante, y en el año 2002 ganó el premio en este mismo género convocado por la Gobernación de Caldas con Palabras innecesarias, un poemario que, al decir de Augusto León Restrepo, quien actuó como jurado calificador, es “de pareja inspiración, pulido en su trabajo, sólido y equilibrado”. De ahí en adelante, se ha destacado como cuentista y novelista. A estos títulos en poesía le suma Páginas habitadas, publicado por el Fondo Editorial del departamento de Risaralda.

Adrián Pino Varón demostró, más tarde, que tenía talento para escribir narrativa. A la fecha, ha ganado dos convocatorias en el género de novela. En el año 2009, obtuvo, con Parábola del crimen, el segundo puesto en el Concurso Nacional de Novela Ciudad de Pereira. Al año siguiente, 2010, fue ganador del Concurso Bienal de Novela José Eustasio Rivera, que convoca la fundación Tierra de Promisión, de Neiva, con El juego de Archer, un libro donde construye personajes con algo de cultura, un poco de sabiduría y mucha sensibilidad, como lo dijo el poeta Felipe Agudelo. Finalmente, en el año 2019, gana en el programa de incentivos de la Gobernación de Caldas, el correspondiente a novela, con la obra Los hombres del fin del mundo. Como puede verse, es una vocación literaria que ha dado frutos.

Una fortaleza en el trabajo con la palabra en Adrián Pino Varón es ser capaz de transitar por terrenos que ninguna relación tienen con la ficción que maneja un escritor. En su último libro, Cuando amar es un fastidio, el autor da un paso importante para hacer reflexionar al lector sobre cómo manejar los asuntos del corazón sin someterse a los caprichos de la contraparte. En la introducción al libro, Pino Varón se pregunta: “¿Quién no ha amado y sufrido por amor? ¿Quién no quiere dejar atrás su pasado? ¿Quién no ha podido cerrar círculos porque el miedo es más poderoso?” A estas preguntas, el autor responde que todos los seres humanos hemos sido golpeados en el corazón, hemos sufrido decepciones amorosas y hemos pedido al ser amado perdón por las faltas cometidas.

En ‘Cuando amar es un fastidio’ está la pluma de un narrador que, desde su óptica humanística, creyó necesario hacer un aporte para ayudar a esas personas que sufren por amor.

Para escribir poesía y narrativa, géneros literarios donde se requiere inspiración, basta a veces con la imaginación para crear historias que impacten al lector, que lo seduzcan con el brillo de la palabra, que lo deslumbren con las descripciones físicas. Pero para adentrarse en el análisis de situaciones humanas complejas, como reflexionar sobre el comportamiento de hombres y mujeres frente al amor, se necesita conocimiento del alma humana y formación en psicología para aconsejar sobre qué hacer cuando se tiene una desilusión, sobre cómo manejar el fin de una relación, sobre cómo enfrentar lo que él llama una derrota en el amor. Adrián Pino Varón tiene el lenguaje preciso para abordar estos temas. Él lo que hace es compartir ideas desde el oficio de escritor para ayudar a superar traumas.

Lo que llama la atención en Cuando amar es un fastidio es la facilidad con que Adrián Pino Varón se desprende del lenguaje literario, ese que debe tener ritmo, fuerza descriptiva y encanto poético, para manejar un estilo más simple, centrado en las desventuras de quienes aman. El escritor, que ha ido consolidando poco a poco un nombre en la literatura regional, abre aquí el corazón para aconsejar a quienes lean el libro que, si se sienten tristes, lloren; si están enojados, griten; si están felices, rían. Es decir, que no se guarden nada. Agrega que es necesario expresar lo que se siente porque es vital para la salud emocional. “Reprimir las emociones solo causa dolor y prolonga el sufrimiento”, advierte en el capítulo El dolor que sientes solo es tuyo.

Soy poco dado a leer esta clase de libros. Pero me llamó la atención que lo hubiera escrito un hombre que ha dirigido sus energías intelectuales a interpretar, a través de la narrativa, el comportamiento del ser humano, sus debilidades, sus angustias, sus momentos de pasión y sus dolores del alma. Lo leí, la verdad, porque desde la primera línea descubrí que era un libro bien escrito, con respeto por el idioma, con oraciones bien construidas, sin fallas gramaticales. Además, porque detrás de este libro está un hombre con una formación intelectual sólida, que ha abrevado en los grandes autores para alcanzar un buen dominio del lenguaje. En Cuando amar es un fastidio está la pluma de un narrador que, desde su óptica humanística, creyó necesario hacer un aporte para ayudar a esas personas que sufren por amor.

He leído al poeta Adrián Pino Varón. Inclusive, hay dos o tres poemas suyos, de corte modernista, que me he aprendido de memoria porque dicen cosas bonitas. Uno es este: “El reto de amarte/ no consiste en saber esperar;/ es saber entender el ritmo de tu paso/ y las pulsaciones de tu corazón”. La prosa de este libro se desliga totalmente del lenguaje poético para darle paso a un estilo simple, que solo busca aconsejar a quienes sufren por cualquier circunstancia. Miremos, como ejemplo, estas dos frases: “Hay personas expertas en manipularnos, hasta el grado de hacernos sentir culpables cuando en realidad somos las víctimas”. Esta es la otra: “Ten fe en Dios, en que está ahí para cuidarte, para ser soporte en medio de ese mar de lágrimas que nos deja una desilusión”. Este libro ha tenido acogida.