Dicen que la magia no existe, pero magia es lo que se siente cuando ves los colores del atardecer atravesar los arcos del Acueducto. No importa las veces que lo hayas visto, que cuando el sol desciende por detrás del emblemático monumento, el tiempo se detiene.  Hay quienes miran ese momento de paso, y hay quienes lo guardan para siempre, como es el caso de Adrián Escobar (@Meteosegovia), un segoviano que ha aprendido a leer el cielo y a contar, a través de sus imágenes, los fenómenos que se producen en el cielo. 

Su última fotografía, que inmortaliza un crepúsculo del lunes 20 de octubre, con el Acueducto enmarcando un cielo de fuego, se volvió viral: más de 10.200 me gusta y 161.000 visualizaciones en apenas 24 horas. «La repercusión me ha pillado por sorpresa», señala Escobar. Pero más allá de las cifras, hay algo profundamente humano en su trabajo: la paciencia de quien mira al cielo con respeto y asombro, sabiendo que nunca se repetirá igual.

«Empecé de pequeño, fotografiando las nevadas que caían en Segovia. Recuerdo la primera, en Reyes del año 1997. Aquella magia blanca fue lo que me atrapó», revela. Desde entonces, su cámara ha sido testigo de tormentas, arcoíris, candilazos y cielos imposibles. «El cielo es muy dinámico y cambiante», explica. «En cada época del año el paisaje ofrece algo distinto».

El fotógrafo del cielo segovianoEl fotógrafo del cielo segoviano – Foto: Adrián Escobar @Meteosegovia

Hoy, además de meteorólogo, se define como cazatormentas. Recorre España en busca de esos fenómenos que combinan belleza y poder: rayos, superceldas, nevadas. «Las tormentas son lo que más me atrae junto con la nieve», confiesa. «Son impredecibles y espectaculares».

Entre sus imágenes más queridas, hay una que destaca. «La más difícil fue una foto de rayos en agosto de 2011. En solo 15 segundos de exposición cayeron cinco rayos a la vez sobre Segovia, con el Alcázar y la Catedral al fondo. Fue de madrugada, desde el mirador de Zamarramala. Para mí, es la mejor», revela. Son momentos irrepetibles, fruto de la paciencia y del instinto. «Hay fotos que llevo mucho tiempo persiguiendo», admite. «Y cuando al fin se alinean la meteorología, la luz y el instante, es una emoción indescriptible».

La luz de segovia. Preguntado sobre qué tiene de especial su tierra, no duda: «Segovia tiene una luz especial. Esos candelazos al atardecer quizá no se den con tanta intensidad en otras zonas. También su cielo azul, limpio, sin contaminación ni polvo en suspensión, es único». 

El fotógrafo del cielo segovianoEl fotógrafo del cielo segoviano – Foto: Adrián Escobar @Meteosegovia

Su conocimiento en meteorología va de la mano con su pasión por la fotografía. «A través de las fotos puedo explicar fenómenos meteorológicos y acercar la ciencia a la gente. Una nube, una tuba o un halo solar llaman la atención, pero muchos no saben lo que están viendo. La imagen me sirve para divulgar», señala. Y es que, más allá de la técnica, lo que mueve a Adrián es la emoción. «Intento transmitir lo que es la meteorología, una ciencia muy bonita, que todos podemos comprender y disfrutar», apunta. 

Más fotos:El fotógrafo del cielo segovianoEl fotógrafo del cielo segoviano – Foto: Adrián Escobar @MeteosegoviaEl fotógrafo del cielo segovianoEl fotógrafo del cielo segoviano – Foto: Adrián Escobar @MeteosegoviaEl fotógrafo del cielo segovianoEl fotógrafo del cielo segoviano – Foto: Adrián Escobar @Meteosegovia

En cada fotografía, Adrián Escobar nos recuerda algo esencial. Y es que el cielo es un espectáculo gratuito, cambiante e inmenso, que solo exige detenerse a mirar. Y la cámara es la extensión de la mirada curiosa de Adrián.