Las claves
nuevo
Generado con IA
Roberto Brasero advierte que mantener el horario de verano en Galicia haría que no amaneciera hasta las 10 de la mañana en invierno.
El presidente Pedro Sánchez propuso acabar con los cambios de hora, sugiriendo mantener el horario de verano, lo que implicaría mañanas más oscuras en gran parte del año.
Los estudios sugieren que mantener un horario de invierno podría ser beneficioso para la salud, reduciendo el riesgo de obesidad y problemas cardiovasculares.
El cambio de hora afecta a los ritmos circadianos, aumentando el riesgo de alteraciones del sueño, infartos cardíacos y accidentes de tráfico, aunque con riesgos pequeños.
Cada año se cambia la hora en España en dos ocasiones: marzo, donde pasamos al «horario de verano», y octubre, donde pasamos al «horario de invierno». Y, cada año, se produce la misma polémica: ¿sigue siendo rentable cambiar la hora en España?
En su momento el origen de estos cambios de hora no fue por salud, sino más bien por rentabilidad energética, buscando potenciar la luz solar y reducir el gasto en luz. Sin embargo, hoy en día muchas empresas funcionan las 24 horas del día, por lo que el cambio de hora ha dejado de tener sentido en ese aspecto.
Recientemente, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, planteó la posibilidad de acabar con los cambios de hora definitivamente, algo que ya se ha planteado en múltiples ocasiones.
Su petición era mantener el horario de verano, pero esto tendría consecuencias en diferentes comunidades, como ha explicado recientemente el meteorólogo Roberto Brasero a Onda Cero: «En invierno en Galicia no se haría de día hasta las 10 de la mañana, y en Madrid hasta las 9:30 horas».
Por contra, si se mantuviese el horario de invierno para siempre, los efectos se notarían más en la zona este de nuestro país, como también explica el meteorólogo: «En Menorca se haría de día a las 5:15 horas y empezaría a anochecer a las 20:15 horas».
Por el momento, la posibilidad de mantener definitivamente un horario u otro no es viable, como también explica el experto, dado que es una normativa europea y los estados miembros deben llegar a un acuerdo.

Por su parte, tenemos las consecuencias que implican estos cambios de horario para la salud, dado que alterar los ritmos circadianos no es algo inocuo. Cambiar la hora y pasar al horario de verano implica mayores riesgos, habiéndose detectado un mayor riesgo de alteraciones del sueño, aumento del riesgo de sufrir infartos cardíacos y accidentes de tráfico. Se trataría de aumentos de riesgo pequeños, con hasta un 6% más de riesgo de sufrir accidentes de tráfico la semana siguiente al cambio al horario de verano, pero medibles.
La hipótesis, en este caso, es que tanto la pérdida de sueño como la alteración del ritmo circadiano deteriorarían nuestro estado de alerta y alterarían tanto la regulación de la tensión arterial como del metabolismo en general, según datos de revisiones recientes.
Por otra parte, mantener siempre el mismo horario podría ser beneficioso. En este caso, los estudios se inclinan por recomendar el horario de invierno, dado que maximiza la luz matinal, mantiene los ritmos circadianos y reduce el «jet-lag social», asociándose a su vez a mejores resultados en sueño y nivel de alerta, y un menor potencial de eventos adversos.
De hecho, un estudio recientemente publicado en PNAS sugirió que mantener un horario estándar de invierno reduciría el riesgo de sufrir obesidad y de sufrir un ictus, en comparación a un horario estándar de verano, o a seguir haciendo cambios horarios dos veces al año.
Respecto a mantener el horario de verano, la evidencia científica general sugiere que sería más arriesgado, implicando mañanas más oscuras gran parte del año (especialmente en el oeste de España), una mayor alteración de los ritmos circadianos y un sueño más corto especialmente en personas más jóvenes y en los habitantes del oeste del país.
En resumen, cambiar la hora no es algo inocuo, y de hecho puede llegar a tener consecuencias en la salud general, especialmente a nivel cardio y cerebrovascular. Mantener un horario único sería la mejor opción, en comparación a seguir cambiándolo dos veces al año; y, si hay que elegir, los estudios más recientes aconsejan mantener un horario de invierno respecto al horario de verano, en cuanto a nivel de salud se refiere.
En España el primer cambio de hora se produjo en 1918, aunque posteriormente desapareció, hasta que fue recuperado por Franco en 1940 con el objetivo de mantener la hora de la Alemania nazi y otros países de Europa.
No fue hasta 1970 que resucitó el ‘horario de verano’, por motivos energéticos, y sigue vigente hasta hoy. Sin embargo, hasta que la Comisión Europea se ponga de acuerdo, no será factible mantener un horario fijo en España; de hecho, se iba a suspender el cambio horario en 2019, y la decisión se dilató hasta 2021, sin haber llegado aún a un consenso hoy en día.