Es uno de los tres integrantes del seudónimo Carmen Mola (junto con Jorge Díaz y Agustín Martínez), pero Antonio Mercero ahora retoma su carrera en solitario con su nueva novela ‘Está lloviendo y te quiero’. Una obra que presentará este viernes 24 en la Feria del Libro de Córdoba y con la que ha querido sumergirse en las entrañas de una historia familiar que recorre el siglo XX español a partir de un reloj de pared de su tatarabuelo.

-¿Qué supone visitar Córdoba?

-Es la primera vez que voy, así que me apetece mucho ver el ambiente porque me han hablado bien de la feria. Además se da la circunstancia de que es la primera presentación que hago de esta novela. La primera visita a Córdoba va a ser especial por eso.

-¿Qué se va a encontrar el lector en ‘Está lloviendo y te quiero’?

-Lo primero que se va a encontrar es un reloj de pared de finales del siglo XIX en ‘Wallapop’, que es lo que me encontré yo en realidad como escritor. Ahí tuve el primer chispazo, porque ese reloj era de mi tatarabuelo. El lector se va encontrar con un reloj de pared que representa un misterio. La persona que lo compra ve que a su madre le da un infarto al verlo. En el reloj hay un mensaje que atranca el mecanismo: «Está lloviendo y te quiero». Nos remontaremos al municipio de Lasarte de 1916, donde nació mi padre. Conoceremos la historia de una familia a lo largo de cuatro generaciones, la historia de España a través del siglo XX.

-¿Cómo fue el proceso creativo hasta encontrar esta historia?

-Ha sido un poco casual. Yo quería escribir una historia individual para así descansar de Carmen Mola y recuperar mi carrera en solitario. Quería una historia que fuera personal, que pudiese escribir desde las tripas, desde el corazón, que fuera muy personal. La casualidad se dio cuando encontré el reloj de mi tatarabuelo en internet. Fue la chispa que me hizo escribir sobre mi familia paterna. He hecho una reflexión sobre el paso del tiempo y sobre el concepto del tiempo a lo largo de cada generación.

«Encontrar el reloj de mi tatarabuelo en ‘wallapop’ fue la chispa que me hizo escribir sobre mi familia paterna»

-Su padre es un elemento clave a la hora de escribir este libro, ¿no?

-El título de la novela es de un guion inédito de mi padre que se quedó en un cajón, pero la historia no. Me pareció un homenaje bonito. En el guion original, mi padre hablaba de los recuerdos de infancia en Lasarte y San Sebastián, pero la novela no tiene nada que ver con el contenido de ese guion inédito.

-¿Hay mucho de su experiencia vital en la obra?

-La novela es ficción, todo lo que le sucede a los personajes es ficción. Pero tiene una base de realidad en los personajes, los lugares y desde luego en el contexto histórico. Todo eso es muy real, pero dentro de ese marco están las peripecias que a mí se me han ido ocurriendo. Hay algunos recuerdos y, aunque es ficción, siento que la novela es un homenaje de mi padre, de su tierra, de sus aficiones y su forma de ser. Eso sí está.

-Ha sido un viaje sentimental más allá de una novela de ficción, ¿no?

-Sí, sí que lo es. Nunca había hecho esto de hablar de cosas tan personales y vivencias familiares. En este tipo de temas, siempre entras con un poquito de precaución con un sentimiento de vértigo, de responsabilidad. Al final encontré el manto de la ficción para salir del paso. Todo lo que les pase a los personajes lo voy a inventar y así voy más abrigado con la ficción y no estoy tan expuesto a la realidad.

«El título de la novela es de un guion inédito de mi padre que se quedó en un cajón; me pareció un homenaje bonito»

-El vínculo familiar es un pilar fundamental del nuevo libro, ¿por qué apostar ahora por una novela que explora las raíces más personales?

-La familia como lugar de exploración narrativa me gusta, es inagotable. Son las relaciones quizá más poderosas que tenemos los seres humanos y son curiosamente las únicas que no hemos escogido. Nos vienen por azar y nos tenemos que acostumbrar a relacionarnos con un señor y una señora que son papá y mamá. La historia de una familia puede ser territorio de maravillas, pero también puede ser un pequeño infierno según la suerte que tenga cada uno. Puede ser territorio de emociones muy intensas, positivas, lealtades o amores; y puede ser territorio de tiranías, de abusos, de odios y de rencores. Como escritor a mí me interesa este universo y ahora lo hago a través de cuatro generaciones. Al hablar del siglo XX español tienes que hablar de la Guerra Civil, del franquismo y de la represión. Te metes en un territorio de una espesura sentimental que hay que ir desbrozando. Hay de todo en el libro: odio, adicciones, idealismos, separación, dolor…

-¿Cómo ha sido volver a escribir en solitario tras la experiencia de escribir con dos autores más en Carmen Mola?

-A mí me ha gustado, al principio hay que acostumbrarse, hay que aprender otra vez a escribir solo porque yo estoy muy acostumbrado a que, con Carmen Mola, el trabajo en equipo es muy fluido. Te proteges muy bien en equipo de la pereza y de la autocomplacencia, que son los dos grandes enemigos del escritor. Cuando estás solo tienes que defenderte tú en cada bloqueo creativo, en cada inseguridad, en cada tarde de pereza o en cada tentación de quedarte en lo que se te da bien y no salir a campo abierto a escribir. Me ha gustado estar solo, a veces he echado de menos a mis compañeros, pero a veces me he felicitado de poder estar solo y creo que la experiencia ha merecido la pena.