Las artimañas de la trama ilegal destapada en las últimas horas en la NBA tiene mecanismos extravagantes y sencillos a partes iguales. El que afecta … al base de los Miami Heat Terry Rozier es de los más fáciles de imaginar. Un jugador está dispuesto a fingir una lesión y avisa a un amigo para que apueste por que ese día va a rendir por debajo de sus promedios habituales. Ambos se reúnen después de que el partido tenga lugar y se reparten el botín según lo pactado. La investigación del FBI detalla que los 34 detenidos obtenían ganancias fraudulentas de esa manera y utiliza varios ejemplos de partidos.

23 de mayo de 2023. Charlotte recibe a New Orleans. Rozier, titular por aquel entonces con los primeros, informó a un cómplice de que planeaba abandonar el partido por una lesión. Algunos de sus allegados apostaron más de 200.000 dólares a que rendía por debajo de lo habitual, que no alcanzaba los puntos que tenía de media. El jugador salió con una supuesta lesión en un pie a los nueve minutos de juego y las apuestas «generaron decenas de miles de dólares en ganancias», según la fiscalía. La casa del jugador de los Hornets sirvió posteriormente para repartirse las ganancias.

24 de marzo de 2023. Los Chicago Bulls se enfrentan a los Blazers, que pasaban una mala racha de resultados. Aun así, dejaron en el banquillo a sus mejores jugadores, Damian Lillard, Jusuf Nurkic, Jerami Grant y Anfernee Simons. Y perdieron, claro. Es lo que en Estados Unidos califican como ‘tanquear’, no esforzarse al máximo en la pista para sumar derrotas y mejorar su posición en el siguiente Draft (los peores equipos son los primeros en elegir). La historia es que el acusado Eric Earnest fue informado por un cómplice, por ahora anónimo, de que el equipo de Portland tenía las de perder y hubo apuestas de más de 100.000 dólares. Cuando se confirmó la alineación, las cuotas cambiaron drásticamente, con lo que los beneficios fueron mayores para los primeros apostantes

Amaños y extorsión

Chauncey Billups era el entrenador de Portland en aquel entonces y aunque su arresto está vinculado a las partidas de póquer amañadas con apoyo mafioso, las dos operaciones tienen vínculos entre sí y forman parte de una extensa operación policial. Los jugadores de la NBA eran ganchos para atraer a las víctimas a la mesa. Una vez allí, varios miembros de las familias del crimen organizado, como los Bonanno, Gambino y Genovese de La Cosa Nostra, utilizaban la tecnología más sofisticada para amañar el desarrollo del juego. El FBI describe que las cartas pasaban por máquinas barajadoras alteradas que permitían leerlas, ordenarlas y repartirlas a su antojo. El dato de quién tenía la mano ganadora se transmitía a una persona externa, que por el móvil lo comunicaba a un trabajador de la sala y este, mediante señas, al jugador compinchado. El resto, las víctimas, perdían una y otra vez.

Para no levantar sospechas, tenían otros métodos. Cámaras ocultas, rayos X o gafas especiales para leer las cartas boca abajo. «Según la acusación formal, los miembros de la conspiración cometieron actos violentos, como asaltos, extorsiones y robos, para asegurar el pago de deudas y el éxito continuo de la operación», explica el FBI sobre una red ilegal que también señala a integrantes de Los Angeles Lakers o los Toronto Raptors.