La pequeña ciudad de Viveiro, en el norte de Lugo, vio nacer a una artista universal, la genial pintora Maruja Mallo, de actualidad estos días por la exposición que le dedica el museo Reina Sofía en Madrid.

El lugar de nacimiento de Mallo fue un misterio durante mucho tiempo. Ella misma se encargaba de alimentarlo en alguna entrevista al no expresar públicamente que había venido al mundo en Viveiro y evadir el tema alegando que era «internacional» o como mucho que era «celta» y que había nacido «en el noroeste de España».

También despistó a algunos investigadores sus inconcreciones sobre la edad y su verdadero nombre, ya que al buscar por Maruja Mallo en los registros nada aparecía. Oficialmente se llamaba Ana María Manuela Isabel Josefa Gómez y González, y tomaría como sobrenombre artístico el segundo apellido de su padre, al igual que hizo otro de sus hermanos, el escultor Cristino Mallo.

Una investigación que despejó dudas y dio datos inéditos

Una de las personas que mejor conoce la vida de la artista es el cronista oficial de Viveiro, Carlos Nuevo Cal, que la investigó durante mucho tiempo con acceso a fuentes directas y firmaba junto a Emilio Xosé Ínsua la obra ‘Maruja Mallo, de prometedora pioneira a artista universal’ que logró el XXIII Premio Literario Ánxel Fole en 2009 y fue publicada en 2010 por El Progreso y Fundación Caixa Galicia.

Casa donde nació Maruja Mallo (segunda por la izquierda). JOSÉ Mª ÁLVEZ
Casa donde nació Maruja Mallo (segunda por la izquierda). JOSÉ Mª ÁLVEZ

«Houbo moitos anos de dúbida, non se sabía que nacera en Viveiro. Houbo algún investigador incluso de fóra de España que intentou rastrexala pero no arquivo xudicial nunca aparecía porque buscaban como Maruja Mallo. Foi Pablo Mateos Chao, corresponsal de El Progreso de Lugo en Viveiro, quen deu nos anos 70 a noticia de que Maruja Mallo era natural de Viveiro», explica el cronista.

En la investigación que llevó a cabo, Carlos Nuevo Cal pudo comprobar que la pequeña Ana María nació «na casa número 42 da Rúa de Porlier (hoy Rúa Irmáns Vilar Ponte) á unha da tarde do día 5 de xaneiro de 1902«. Después la familia se cambió para otra vivienda en el mismo casco histórico, «na Rúa San Domingos, actual García Dóriga, onde naceu o seu irmán Justo», detalla el cronista.

La comunicación de nacimiento estaba en el juzgado de Viveiro

Comunicación de nacimiento de Maruja Mallo encontrada en los juzgados de Viveiro. XUNTA DE GALICIA
Comunicación de nacimiento de Maruja Mallo encontrada en los juzgados de Viveiro. XUNTA DE GALICIA

La Xunta de Galicia localizó en 2020 la comunicación de nacimiento de Maruja Mallo durante las tareas de clasificación del archivo del juzgado de Viveiro, junto a la del político y periodista Ramón Villar Ponte, y trasladó ambos documentos al Arquivo Histórico Provincial de Lugo para su conservación y puesta a disposición de los ciudadanos.

La comunicación de nacimiento era un documento necesario para la inscripción en el Registro Civil de los bebés según la Ley provisional de registro civil de 1870 que estuvo en vigor hasta 1957 y que establecía que se debía presentar al niño o niña ante el funcionario encargado en los tres días posteriores a su nacimiento. Podían hacerlo los padres, parientes próximos u otra persona que presenciase el nacimiento y en el caso de Ana María Manuela Isabel Josefa Gómez y González (como así consta en el documento) la declaración está firmada por un vecino.

Un nacimiento «circunstancial» 

El rastro de la artista en Viveiro es escaso y ella no guardaba recuerdos de esa época porque se mudó cuando tenía solo dos años y nunca regresó. «Ela nace circunstancialmente en Viveiro porque o pai vén destinado en 1901 para a cidade como vista de Aduanas. Era un traballo no que ía dun sitio para outro e moveuse por multitude de localidades de España», relata el cronista.

El padre, Justo González Mallo, era madrileño y la madre, María Pilar González Lorenzo, de Vigo aunque tenía ascendencia lucense en la aldea de Naz de la parroquia de San Martiño de Anllo en el concello de Sober. Tuvieron catorce hijos.

Placa de la calle dedicada a Maruja Mallo en el casco histórico de Viveiro, cerca de su vivienda natal. JOSÉ Mª ÁLVEZ
Placa de la calle dedicada a Maruja Mallo en el casco histórico de Viveiro, cerca de su vivienda natal. JOSÉ Mª ÁLVEZ

El siguiente destino de la familia después de Viveiro fue Tui pero la investigación de Nuevo Cal aporta que en ese tiempo Maruja Mallo se va a vivir a casa de unos tíos en Corcubión, con los que reside desde 1904 a 1913. «Non se acordaba de Viveiro porque con dous anos e medio foise para Corcubión, un dato totalmente descoñecido ata o momento, e de Corcubión son seus recordos e referencias ao Monte Pindo ou ás feiras que se facían la prazoleta debaixo da súa casa. Ese mundo que describe víveo en Corcubión, non o puido vivir en Viveiro», sostiene.

Nuevo Cal también aporta que al regresar a España del exilio argentino «a primeira persoa de Viveiro que contactou con ela foi Francisco Leal Insua«, periodista director de la revista Mundo Hispánico «que era un cargo do réxime e debeulle dar garantías» para su regreso, inicialmente a Valencia y después a Madrid. «A primeira entrevista que lle fan en España fíxolla García Nieto, o mellor redactor que tiña Mundo Hispánico, na Plaza Mayor de Madrid con Leal Insua ao lado». 

Aunque ella nunca volvió, Viveiro la reivindicó con distintas acciones

Viveiro recordó a Maruja Mallo con distintas acciones, como el homenaje póstumo impulsado por el Seminario de Estudos Terra de Viveiro en 1995 o los congresos organizados por el Concello en el centenario de su nacimiento en  2002 y en el 120 aniversario en 2022 que contó, este último, con la participación de la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo

Visita de la exministra Carmen Calvo (derecha) al Concello de Viveiro por los actos del 120 aniversario de Maruja Mallo. JOSÉ Mª ÁLVEZ
Visita de la exministra Carmen Calvo (derecha) al Concello de Viveiro por los actos del 120 aniversario de Maruja Mallo. JOSÉ Mª ÁLVEZ

El Concello de Viveiro también le puso su nombre a una calle en 2016 con una placa elaborada en el complejo de Cerámica Regal en Xunqueira, que a su vez también albergó varias exposiciones relacionadas con la artista, como Homenaje a la Revista de Occidente. Otras ideas quedaron por el camino, como la de dedicar el Pazo de Malates a un centro de interpretación sobre su figura que se barajó en 2008.

Sello de Correos dedicado a Maruja Mallo. JOSÉ Mª ÁLVEZ
Sello de Correos dedicado a Maruja Mallo. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Viveiro, como ciudad natal de Mallo, acogió además la celebración del Día das Artes Galegas de 2017 dedicado a la pintora por parte de la Real Academia Galega de Belas Artes y la presentación en 2023 del sello postal que emitía Correos en su honor dentro de la serie Mujeres en el Arte y la colección #8MTodoElAño.

Su sobrino Antonio Gómez Conde visitó Viveiro en 2017

El sobrino de Maruja Mallo Antonio Gómez Conde, gestor junto a su hermana Elena del legado de la artista, estuvo en Viveiro en junio de 2017, donde acompañado por el cronista oficial visitó las casas en que nació y vivió su tía en la ciudad y ensalzó su faceta artística, al tiempo que lamentó la falta de conocimiento de su obra en Galicia y la fijación en lo anecdótico. «Aquí no se le está dando importancia a su obra, sino a la transgresión, pero Maruja Mallo era un genio de la pintura, tiene la importancia que pueda tener una Frida Kahlo en México y aquí no se la conoce», afirmaba entonces.

Antonio Gómez Conde (derecha) junto a su familia y al cronista en su visita a la casa natal de Maruja Mallo. EP
Antonio Gómez Conde (derecha) junto a su familia y al cronista en su visita a la casa natal de Maruja Mallo. EP

Antonio Gómez relataba a El Progreso que guardaba gratos recuerdos de su tía, a la que había conocido con cinco años tras su regreso del exilio en América. «La tratamos desde el 65 al 95, en que murió». Comentaba que Maruja «llevaba unos horarios de artista» y, que en cuanto a su personalidad, «era muy alegre, muy vital, muy curiosa, muy sistemática, que todo lo anotaba, y súper interesante».

La veían frecuentemente en la vivienda de la calle Velázquez de Madrid en la que residían los ocho hermanos solteros, entre ellos el también artista Cristino Mallo, cuyo legado también custodian los Gómez Conde. «A veces venía a casa a cenar o a ver la tele, porque en Velázquez no había», rememoraba. El sobrino explicaba que con quien más relación tenía la artista era con su hermano Justo y, tras el fallecimiento de este, con Emilio –su padre–, que «se hizo cargo de todos los asuntos de Maruja».