Todo parecía perdido. El UEMC Baloncesto Valladolid parecía ser víctima de la metamorfosis de Kafka. Su transformación inversa le convirtió por momentos, muchos, en una caricatura de ese equipo excelso que puso contra las cuerdas cuatro días antes alEstudiantes. Pero la raza y sobre todo la clase de dos jugadores por encima de todos en una categoría en la que sin duda van sobrados, como son Pau Isern y ‘Ice’ Haney, evitó que Morón, de nuevo se convirtiera en una fatal pesadilla como ocurriera en el nefasto año pasado.

Los dos líderes del equipo, con la complicidad de ese trabajo de trincheras impagable a cargo del siempre combativo Iñaki Ordóñez, cambiaron de un plumazo, mejor dicho desde la línea de tres, la suerte a la que parecía abocado por incapacidad el UEMC en Morón.
Y es que el conjunto morado, de nuevo corto de efectivos con el mutismo añadido de ver al pívot Ochi en el banquillo de espectador junto al convocado y no utilizado Carreño, estuvo a merced de su combativo rival durante casi todo el partido con diferencias que alcanzaron los 11 puntos (58-47).
Una acción del Morón-UEMC CBCV.LOF
¿Dónde estaba el equipo que puso contra las cuerdas al Estudiantes? En casa, en el olvido. La versatilidad de Williams y el liderazgo de Jiménez puso en aprietos al equipo del impasible (brazos en los bolsos y cruzados) David Barrio, que parecía guardarse un as bajo la manga.
EL termnómetro
ROJO.- Con ocho basta. Una plantilla corta y de nuevo exprimida con la baja de última hora de Ochi. Muy blandos en defensa, sobre todo cerca de la pintura.
AMARILLO.- Pablo Martín y Juangar, autopresionados. Los dos únicos bastiones vallisoletanos en el UEMC CBCV siguen sumidos en un profundo y a la vez preocupante letargo.
VERDE.- Isern y Haney, seguros de vida. Son, de largo, los dos grandes líderes del equipo. Todo un privilegio. Todo un acierto. Sus dos acciones de 3+1, para guardar en la memoria, sobre todo la del americano que regaló el triounfo en la siempre incómoda y no deseada pista de Morón.
Ese as lo tenían dos jugadores, los mencionados Isern y Haney, que se echaron al equipo sobre sus espaldas mortificando una y otra vez el aro de Morón desde más allá de la linea de 6,75 metros con hasta dos 3+1, uno cada uno, el último a cargo de Haney para dar la vuelta de 9 segundos para poner el definitivo y a la vez increíble 88-89 ante la mirada atónita de una afición que no entendía ni comprendía nada. Porque Morón lo tuvo todo de cara para ganar el partido primero antes y después en los compases finales cuando una técnica a Pablo Marín le puso en ventaja tres arriba (88-85), balón en su poder y 28 segundos por jugar.
Triple ganador de Haney que se convirtió en un 3+1 a 9 segundos para el final.LOF
Tiempo muerto y primera decisión errónea al decidir sacar de su campo. Pérdida de balón y vida para el UEMC que resucitó con el 3+1 milagroso de Haney. 88-89 y 9 segundos para Morón. Tiempo muerto. Otro tiempo muerto para preparar una jugada final en la que Morón ni siquiera logró tirar. Final. Triunfo épico y ejercicio perfecto de resiliencia del otra vez mermado UEMC CBCV. Sonrisa y alivio de David Barrio.
Morón 88 ; UEMC Baloncesto Valladolid 89
- CB Starlabs Morón: Williams (-16), Fernández (10), Marín (10), Burgos (4), y Correia (4) -quinteto inicial- Jiménez (22), Herrera (3), Chabi (7) y Orlov (12).
- UEMC Baloncesto Valladolid: Marín (13), Haney (17), Pablo Martín (0), Ordoñez (19) y Taiwo (8) -quinteto inicial- Hanna (7), García-Abril (2) e Isern (23).
- Árbitros: Aguilera y Expósito.
- Eliminados. Williams, Fernández y Orlov.
- Parciales cada Cuarto: 20-22, 21-16, 22-15 y 25-36
- Polideportivo: La Alameda de Morón de la Friontera