Tu cabello no solo es una cuestión estética: también es un espejo de tu bienestar. Según el doctor Christos Tziotzios, dermatólogo consultor del King’s College de Londres, «el pelo es producto de las células que viven en la piel, y su crecimiento depende de nutrientes, hormonas y factores ambientales». En otras palabras, su brillo, fuerza o caída pueden decirte mucho sobre cómo está funcionando tu cuerpo.

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Cabello fuerte y brillante: un reflejo de buena salud

Un cabello largo, abundante y con brillo suele indicar una dieta equilibrada y buenos niveles de vitaminas y minerales. Nutrientes como el hierro, el zinc o la biotina son esenciales para la regeneración capilar. Además, los expertos apuntan a que un cabello saludable también sugiere ausencia de estrés agudo, ya que el cortisol —la hormona del estrés— puede frenar el crecimiento.

Sin embargo, la longitud no siempre es determinante. Según el profesor Desmond Tobin, del University College de Dublín, el tiempo que tarda el cabello en caerse depende de la genética, no necesariamente de la salud general.

Cabello fino o con caída: alerta de déficit o estrés

Si notas el cabello más fino o una caída repentina, puede ser señal de deficiencia de hierro, zinc, cobre o vitaminas del grupo B. Estos micronutrientes son clave para mantener el ciclo de crecimiento capilar.

El estrés prolongado y la falta de sueño también aceleran la pérdida de cabello. Dormir poco o vivir bajo tensión constante eleva los niveles de cortisol, afectando directamente al folículo piloso.

Cabello graso: posible desequilibrio hormonal

El exceso de grasa o sebo en el cuero cabelludo suele deberse a una sobreproducción de sebo, una sustancia natural que hidrata el cabello. Cuando se produce en exceso, puede ser síntoma de alteraciones hormonales o de un hipotiroidismo leve.

Los dermatólogos advierten además que el exceso de grasa puede alterar el microbioma del cuero cabelludo, provocando irritación o caspa.

Canas tempranas: más allá del envejecimiento

Aunque las canas suelen asociarse a la edad, su aparición temprana puede estar ligada a factores genéticos, déficit de melanina o tabaquismo. Fumar acelera el envejecimiento del folículo y aumenta la probabilidad de encanecer antes de los 30.

Cabello dañado: contaminación o cloro, los grandes enemigos

Si tu cabello se rompe con facilidad o luce apagado, puede deberse a la exposición a contaminantes o al uso frecuente de piscinas cloradas. El cloro destruye la queratina natural del cabello y la contaminación atmosférica puede degradar su estructura, provocando que pierda color y fuerza.