Texto de análisis
27 oct 2025 . Actualizado a las 13:04 h.
Tuvo que reponerse a la adversidad, pero logró hacerle frente y maximizó el botín. El Real Sporting de Gijón de Borja Jiménez consiguió la victoria ante el Real Zaragoza en un duelo de pundonor y trabajo, marcado por la polémica expulsión de Jonathan Dubasin en el primer tiempo, al filo del descanso, y que obligó a los rojiblancos a luchar por conservar su ventaja todo el segundo tiempo. Un encuentro con diversas fases muy marcadas y con esa decisión arbitral como punto de inflexión. Analizamos en base a 4 claves tácticas destacadas el desempeño de los gijoneses:
Desajustes iniciales por dentro a diferentes alturas
El Sporting salió bien al encuentro, como viene acostumbrando, pero a nivel táctico hubo diferentes desajustes de inicio sin balón que hubo que corregir sobre la marcha. Ambos por dentro. El primero de ellos en la presión, con Gelabert saltando sobre uno de los centrales y tratando de orientar la presión zaragocista hacia los costados. Esto liberó a Francho en posiciones intermedias, una zona a la que tenía que saltar un Corredera muy alejado, pendiente, por ejemplo de la posición de un Raúl Guti muy alto. De hecho, fue esa otra zona, a espaldas del doble pivote rojiblanco, la que generó problemas. Con Guti fijando a Corredera cuando este no necesitaba saltar en la presión, la posición del mediapunta abría un espacio para que apareciera Soberón jugando de espaldas y recibiendo en situaciones para poder descargar de cara y girar el juego. El paso a ser más prudentes en la presión tanto de Corredera como de Gelabert permitió estabilizar algo esa fuga de pases por dentro, siempre tan peligrosos y delicados a la hora de defender. El Zaragoza, también muy inocente, no llegó a sacar especial tajada de una potencial debilidad en los rojiblancos.
Libertad de los extremos y diferentes comportamientos por cada lado
No resulta algo estrictamente novedoso, pero sí se vio de forma muy remarcada la posición interior de Dubasin, abandonando por completo el costado diestro y formando prácticamente una doble punta con Otero cuando el equipo construía sus ataques. Guille Rosas quedó como único encargado por derecha, mientras que en izquierda sí se veía con más frecuencia a Gaspar dando cierta amplitud, aunque mostrando su tendencia a interiorizar habitual, siendo Diego el más próximo a la cal por ese costado. De hecho, la clave estuvo precisamente en esa falta de encorsetamiento del capitán rojiblanco, que gozó de libertad para acabar atacando el último tercio por cualquiera de los frentes de ataque. Apareciendo incluso, aunque puntualmente, ofreciéndose por el costado diestro. Recuerdos de tiempos pasados no tan lejanos. Una ocupación de los espacios de los 4 jugadores de ataque -con Gelabert bajando muchas veces en apoyo a la base de la jugada- y una dificultad para fijar marcas que siempre complica la vida al adversario.
Dani Souto
El poder de la estrategia a balón parado
El efecto visual esta vez fue innegable, y su responsabilidad también es conocida. El grueso de futbolistas rojiblancos se apelotonaron en la zona del punto de penalti a la salida de un córner, hicieron de pantalla a los zagueros maños y, justo en el momento previo al golpeo, Otero fue el único que se salió de la zona, de forma totalmente intencional, para quedar liberado hacia el segundo palo. Allí fue teledirigido el centro de Gelabert desde la esquina, y el colombiano hizo gala de su capacidad de cabeza para poner el único gol del partido. Una acción ensayada durante la semana que los propios jugadores reconocieron señalando al banquillo en la celebración y que, como tantas otras veces en el fútbol actual, fue fundamental para acabar sumando los 3 puntos.
Cambio de sistema para defender con uno menos
En un cúmulo de infortunios en los últimos minutos del primer tiempo, el Sporting se encontró con dos lesiones y una expulsión que obligó a cambios anticipados e inesperados por parte del míster. El propio Borja Jiménez reconocía en rueda de prensa que tiró de una fórmula ya conocida para él y que le había funcionado en el pasado, en aquel Leganés que acabó ascendiendo. Un 1-5-3-1 con el que exprimió el trabajo de su trío de mediocampistas, dejando libres las bandas para acudir en todo caso en ayuda, pero con especial fijación tanto en los extremos, emparejados con los carrileros rojiblancos, como en todos aquellos jugadores de segunda línea que atacasen la profundidad por dentro, con la libertad que otorga el sistema de 3 centrales para dar rienda suelta al más próximo a ese perfil para seguir a su marca, tejiendo un sistema de ayudas que, aunque inevitablemente situaban al Sporting cerca de su área, le permitió defender adecuadamente, forzando a poner centros que luego en el área lograban ser repelidos mayormente con éxito. Bastante bien se aguantó, en líneas generales, aunque la falta de inspiración individual de los atacantes del Zaragoza también contribuyó.
Los cambios
Nacho Martín por Gaspar. Sustitución que sorprendió, obligado por lesión, dando entrada a un perfil muy diferente. La idea pasó por mantener el sistema y las demandas individuales que había planteado de inicio, siendo Nacho el que mejor podía hacer el papel de Gelabert, y éste como el más próximo a un Gaspar con clara tendencia interior y mucha libertad de movimientos, como comentamos en la segunda clave de este texto. Aun así, no tardó en modificarlo.
Pablo García por Otero. La lesión del colombiano obligó a otro cambio, aún con 11 jugadores sobre el campo, que abrió la puerta a que Borja corrigiese las dificultades para contener las subidas de Aguirregabiria por ese perfil. Así, el técnico deshizo en cierto modo el efecto de su primera sustitución, pasó a formar con una línea de 5 atrás con Pablo García partiendo de más bajo que lo hacía Gelabert. Algo similar a lo que hizo con Gaspar en Valladolid hasta que lo sustituyó también por Pablo. Ya con la expulsión, esa línea de 5 era innegociable.
Amadou por Gelabert. Teniendo que reestructurar al equipo, y aprovechando el cambio anterior, Borja entendió que el equipo necesitaría una referencia arriba para poder tener una vía de salida ante envíos directos, así como piernas frescas en su primera línea de presión. De ahí que un perfil como el de Amadou encajase más que el de Gelabert.
Loum y Kevin por Corredera y Guille. Amonestado y con molestias, los dos jugadores que salieron estaban en dificultades para el tramo final, entrando jugadores de refresco para las mismas posiciones, sin modificar el sistema, en un tramo final en el que solo quedaba contener.
Vídeo: La polémica expulsión de Dubasin en la victoria del Sporting contra el Zaragoza
Alejandro Vigil Morán
Nota a Borja Jiménez y el resto del cuerpo técnico
Notable. Aunque de inicio hubo cosas que ajustar y que podrían haber supuesto un problema mayor a la larga, el partido acabó yendo por otros derroteros, y ahí la mano del cuerpo técnico fue clave. Primero con el único gol del partido, fruto de la estrategia y el ensayo de las acciones a balón parado, y posteriormente con una serie de cambios tácticos acertados para ayudar al equipo a defenderse adecuadamente en una situación de inferioridad numérica. El partido no dio para mucho más, poco lucido con balón y muy sacrificado sin él, por el contexto. En caso de pedirle más, la cosa está más en el comienzo del partido que en el grueso de la segunda mitad, donde no cabe reproche alguno.
Archivado en:
Sporting de Gijón