Lily Allen llevaba siete años sin sacar un disco, pero su divorcio del actor David Harbour ha llevado al lanzamiento sorpresa de West End Girl, tal vez el disco de ruptura y ajuste de cuentas más brutal de todos los tiempos: cuernos, vasectomías, un presunto adicto al sexo (algo de lo que ya había hablado Allen en su podcast), una amante californiana con pocas luces (la ficticia Madeline, basada en “otras” amantes de su pareja), un piso lleno de juguetes sexuales, la casi recaída en las drogas, celos profesionales… Son 14 canciones escritas en 16 días cuando su matrimonio se desmoronaba, allá por diciembre de 2024 y que, de momento, han llevado a Harbour a cerrar sus comentarios en redes sociales, mientras su exnovia Alison Sudol recibía el disco con un montón de fueguitos en el Instagram de Allen. También es uno de los mejores álbumes de Lily Allen (desde luego el que mejor recibimiento ha tenido en su salida), pero hacen falta varias escuchas para darse cuenta, porque primero va el salseo.

Que no se queda sólo en el disco, porque la cantante tampoco se está callando nada en la ronda de entrevistas de promoción del álbum, donde ha contado a la edición británica de Vogue que «me quería morir» durante la separación, y que estuvo muy cerca de recaer en las drogas y el alcohol –Allen lleva sobria desde 2019– durante ese proceso. Mientras, los fans de la cantante, del despecho en general y del detectivismo amateur de Internet, están escarbando en los trapos sucios pasados del actor.

Y todo cuando Harbour está a punto de embarcarse en el tour promocional de la última temporada de su serie más famosa, Stranger Things, cuya primera tanda de episodios se estrena en noviembre. La fecha de salida del álbum, llevada en secreto hasta hace una semana días, no ha sido casual. “[El disco] va a joder a mucha gente”, en palabras de Allen a The Times.

Es el explosivo final de una historia de amor que empezó en verano de 2019 una app de citas –Raya, cerrada al gran público especializada en el celestineo para famosos– y desembocó en un momento de felicidad aparente con una boda en Las Vegas en 2020, y el famoso vídeo viral en el que Allen y Harbour enseñan su casa («que yo no me podía permitir, pero tú insististe», canta Allen en 2025) en AD, incluyendo el “dormitorio sin ventanas”, idea de Harbour, para “hacer cosas de adultos”: