Lunes, 27 de octubre 2025, 14:36
«Hemos hecho una tarea defensiva muy buena», resumía este domingo con satisfacción, descargado ya de adrenalina, Rubén Yáñez. Detrás quedaba una victoria agarrada a la épica de un Real Sporting de Gijón que disputó el tramo final de la primera mitad y 50 minutos más (hubo una prolongación de cinco) con un futbolista menos por la expulsión de Dubasin, haciendo de la necesidad virtud.
Frente a un contexto extremo, acentuado también por las lesiones de Gaspar y Otero, el equipo se transformó en una roca contra la que se estrelló el Zaragoza, incapaz de rentabilizar su ventaja de personal. «La portería a cero era una cuenta pendiente. La victoria era importantísima por la dinámica y por mantener esos puntos que nos permiten estar arriba», se congratulaba el capitán.
Hacía dos largos meses —desde el triunfo contra la Cultural en El Molinón- que el Sporting no mantenía incólume su portería. En ese sentido, la tercera victoria de la ‘era Borja Jiménez’ fue el triunfo de la perseverancia, de una mentalidad de hierro y de un ejercicio de seriedad defensiva mayúsculo.
Los datos no pueden ser más reveladores: el Zaragoza tuvo el 67% de la posesión, intentó 22 disparos, dio 457 pases (220 más que el Sporting), contabilizó 39 centros precisos y 16 saques de esquina, entre otros registros ofensivos. Pero con este volumen, gracias a una estupenda faena coral de todos los futbolistas comenzando por una línea defensiva convertida en un dique de contención, solo colocó tres tiros en la portería de Yáñez, soberano del espacio aéreo y símbolo de esta resistencia numantina.
Al Zaragoza le costó un mundo dar con el portero, pero, cuando lo hizo, Yáñez dio una seguridad absoluta. Por alto, en ese bombardeo de centros, y, también, con una intervención que resultó decisiva en el guion de la trama. En la primera mitad, antes del serial de desgracias que condicionaron al Sporting, evitó el empate del Zaragoza con dos paradones en la misma jugada. Primero a Francho, con un ‘centro-chut’. Luego, sobre la misma línea, a Soberón.
«Ha sido un partido muy emocionante», ponderaba este domingo el meta, clave en este Sporting que, salvo giro inesperado, tiene encarrilada su renovación. La continuidad del meta catalán era un objetivo prioritario y, en este momento, hay muy buena sintonía entre las dos partes para firmar un nuevo contrato hasta 2028. Puede quedar abierta la opción de prolongarlo por una temporada más, pero, en principio, la ampliación será por dos temporadas.
A la espera de que se confirme, el movimiento reafirma la fuerte apuesta que se está haciendo en Mareo en el último año para diseñar un proyecto con recorrido. Y el guardameta catalán, que el domingo celebró su partido numero 90 como rojiblanco, es una de las piedras angulares. Por supuesto, Borja Jiménez, que está liderando una estupenda reacción. El equipo, tras varias semanas fuera, ha vuelto a entrar en el ‘play off’ y está a un punto del ascenso directo.
Una realidad a corto plazo
Yáñez, que mantiene una estrecha relación con el club, siempre ha manifestado su deseo de prolongar su estancia en el Sporting más allá de este verano, cuando termina su contrato. El club, a su vez, está muy satisfecho con el rendimiento del portero, de 32 años, que este verano, además, se ha convertido en el primer capitán de la plantilla. Si nada se tuerce, la renovación del meta catalán será una realidad en el corto plazo.
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