El PNV no cree que la ruptura entre el PSOE y Junts per Catalunya, escenificada este lunes por Carles Puigdemont, vaya a suponer la caída del Gobierno de España. Los nacionalistas vascos creen que se trata de una decisión «relevante» para Pedro Sánchez, pero … que no cambia nada el estado actual de la dinámica política del país, con un Ejecutivo sin la mayoría necesaria para gobernar y que continúa con los Presupuestos Generales del Estado prorrogados. Una realidad que, en principio, aceptan.

«La posición trasladada hoy por Junts no hace otra cosa sino constatar lo que ya se sabía: que existe una mayoría negativa en el Congreso», trasladan desde la dirección del PNV. «Habrá que ver cómo evoluciona», se cuestionan tras el anuncio de hoy, aunque descartan que se vaya a producir un cambio de Gobierno. Más allá de una posible convocatoria electoral, esto sólo sería posible a través de una moción de censura. Un escenario sobre el que no se ha posicionado hoy Puigdemont, cuyos votos serían claves para que el movimiento saliera adelante.

Tampoco reclaman, como sí ha hecho por ejemplo Coalición Canaria, que Sánchez se someta a una cuestión de confianza. El partido de Aitor Esteban, inmerso en diversas negociaciones de calado con los socialistas, ve viable la continuidad de la legislatura y piden al presidente del Gobierno que asuma «su responsabilidad» y trabaje para aunar mayorías en el Congreso de los Diputados. «Un Parlamento sin mayorías ni presupuestos no es muy sostenible en el tiempo», advierten desde Sabin Etxea.

Los nacionalistas no han variado en ningún momento su apoyo al Ejecutivo. De hecho, son ellos quienes reciben la presión por parte del Partido Socialista de Euskadi (PSE) en el País Vasco, mediante la figura de su secretario general, Eneko Andueza, que ha adoptado una postura beligerante con el PNV. Conscientes de su importancia para mantener el Gobierno vasco de coalición, liderado por Imanol Pradales, han llegado a poner en duda el liderazgo de Aitor Esteban al frente del partido sin que esto tampoco haya supuesto una reacción por su parte.

Más allá de la dependencia de los votos del PSE para mantener la mayoría en el Parlamento vasco, hay dos negociaciones de calado en marcha entre las partes que, de no salir adelante, pondrían en cuestión el trabajo de Esteban desde que asumió la presidencia del Euzkadi Buru Batar (EBB, órgano ejecutivo del PNV). Se trata de la reforma del Estatuto de Guernica y de los traspasos de las competencias pendientes, apalabradas por Sánchez, para completar su desarrollo actual.

Respecto a la primera cuestión, las conversaciones se dan a tres bandas con EH Bildu. Esteban ya ha afirmado que los primeros esbozos del futuro texto estatutario debería estar listo para finales de año. Sin embargo, las posiciones entre los socialistas y las otras dos formaciones son distantes en relación con una cuestión nuclear: el derecho a decidir. También se plantea establecer una relación bilateral entre el País Vasco y España, similar a la existente con el Concierto Económico, supervisada por un sistema de «arbitraje» aún por definir.

En cuanto a las transferencias pendientes, el Gobierno vasco ya ha trasladado una propuesta al central, que discute con los distintos ministerios implicados en cada una de las materias competenciales. El acuerdo fue firmado entre Sánchez y la dirección del PNV a cambio de apoyar su investidura en noviembre de 2023, con fecha de vencimiento. El Estatuto de Guernica debía estar «completado» antes de que finalice 2025. Una fecha que, por su cercanía y la importancia de los traspasos (la gestión económica de la Seguridad Social, por ejemplo), podría no cumplirse. Esto, según transmiten miembros del PNV, tampoco supondría ‘a priori’ que el partido retirara su apoyo al presidente del Gobierno.