Que la guerra en Ucrania golpea con dureza a los civiles no es un secreto, aunque Rusia -pese a sus bombardeos de ciudades e infraestructuras- haya negado hacerlo de forma intencionada. Pero un informe de una comisión de la ONU ha documentado una práctica que constituye un crimen de guerra. En concreto, el testimonio de 226 personas y el análisis de vídeos prueban que en tres regiones los drones rusos persiguen y atacan a quienes viven cerca del frente «para expulsarlos de esos territorios». No es la primera acusación de este tipo contra Moscú, que ya se enfrenta al cargo del secuestro y traslado de niños ucranianos. El informe conocido este lunes alude a otro crimen de lesa humanidad: las deportaciones forzosas.
Mientras tanto, el desgaste de la guerra en Ucrania hace cada vez más difícil, incluso para Rusia, sumar nuevos combatientes. EL MUNDO ha comprobado sobre el terreno la presencia de cubanos y su descontento por cómo han sido tratados. En esa misma línea, el Gobierno de Kenia ha denunciado este lunes que reclutadores «poco escrupulosos» han «engañado» a jóvenes de ese país para que se enrolen en las tropas rusas.