El Hormiguero cumple 3.000 programas y esta vez parece que ha venido a divertirse el propio Pablo Motos. Porque el presentador y responsable del programa de Antena 3 ha sorprendido a todos con una confesión emotiva al comienzo de la emisión de este lunes. Y justo antes de dar paso a una invitada más que clásica, Laura Pausini

Al dar la bienvenida, Pablo Motos ha sorprendido al asegurar que iba a contar algo que a lo mejor el público no sabía, remontándose a «cuando nos contrataron para el primer Hormiguero». 

Por entonces, el presentador nacido en Requena hace 60 años era un conocido guionista y recuerda que no tenía otro sueño en televisión que «hacer un sketch», el que ha mostrado en la pantalla del fondo. «Salgo con la cara de Juanito ‘El Golosina’ porque estoy colgado del revés», bromeaba.

No era un truco de magia, sino una alegoría de su propio ‘yo guionista’. Así, ha confesado que aquel sketch buscaba mostrar «cómo para la gente del espectáculo, a los guionistas se nos veía como una rata con un folio y que cuando lo entregamos nadie nos hace caso porque piensan que vemos el mundo al revés y yo aquí lo que defendía es que eran ellos los que veían el mundo del revés, porque el real sí que es fantástico». Tanto intentó darle la vuelta que literalmente lo hizo.

«Cuando me bajé de ahi, que lo pasé francamente mal, como se ve, le dije al equipo yo ya he hecho todo lo que quería en la televisión«, ha seguido contando con emoción. Lo recuerda porque entonces veía imposible el éxito del programa, tanto que pensaba que apenas durarían una emisión. «Porque la gente no lo sabe, pero en televisión el 90% de los programas fracasan». No es su caso, convertido en El Hormiguero en uno de los programas más exitosos en la historia de la televisión en España.

Desde que arrancara El Hormiguero en 2006, Pablo Motos asegura «haber aprendido muchas cosas». Pero de todas las aprendidas en los 3.000 programas que celebra este lunes 27 de octubre, asegura quedarse con que «tienes que ser auténtico por encima de todo».

«Probé a ser un presentador guay, copié de otros presentadores que me gustaban, y no me salió. Al final es ser auténtico; me río si estoy contento, lloro si me emociono…». «Hay gente a la que no le gusto por lo que sea, pero no tiene importancia, la mayoría de la gente no se gusta ni a sí misma», ha culminado Pablo Motos, visiblemente emocionado por rememorar su «mejor experiencia profesional» y antes de que apareciese Laura Pausini.