Pedro Martínez Moreno (Albacete, 1945) se ha movido entre lienzos y pinceles desde siempre. La pintura entró en su vida cuando era un niño, un arte en el que ha crecido a través de cursos, clases y talleres. Ahora, con 80 años cumplidos, cuenta con una prolífica carrera que ha compartido principalmente a través de exposiciones colectivas y alguna que otra individual.

La última en solitario fue en 2020, en el centro cultural del Ca n’Ángel, en Es Mercadal, propuesta que ahora toma el relevo con la colección que desde ayer y hasta el 10 de agosto exhibe en la sala de actos del CCE Sant Lluís. Una exposición formada por 39 cuadros que sirven como ejemplo del variado universo creativo de Martínez, pintado a través de figuras humanas, marinas, desnudos y el paisaje menorquín, con especial protagonismo del puerto de Maó. Todo ello reflejado a través de un estilo realista, aunque no tan acentuado como lo era en sus comienzos, con una luz y una emoción muy características.

La exposición, a la que no ha querido poner título, sirve además para compartir con el público obras que antes no habían sido expuestas. La muestra reúne una selección de obras creadas durante los últimos tres años al refugio de su estudio, una cochera en la que custodia su amplia colección y en la que acostumbra a pintar mientras escucha música.

La pintura ha sido para este artista «algo más que una afición», confiesa este albaceteño que pisó por primera vez la Isla de vacaciones, volvió para cumplir con el servicio militar y regresó para instalarse definitivamente en 1969. En Menorca ha dado rienda suelta a su vena artística, una actividad de la que disfrutado «a base de quitarme horas de sueño», confiesa, ya que ha tenido que compaginarla con su carrera profesional.