En los días de vino y rosas antes de la quiebra de Lehman Brothers hubo alguien en Sevilla que soñó con un nuevo barrio diseñado por los primeros espadas de la arquitectura mundial. En la enorme parcela que dejó la vieja fábrica de Cruzcampo, en el centro geográfico de la capital andaluza, se llegó a proyectar un nuevo desarrollo urbanístico firmado por Jean Nouvel, Norman Foster, Arata Isozaki y Guillermo Vázquez Consuegra. En 2006, cuando se hizo aquel anuncio, solo Foster tenía el Pritzker, pero después cayeron los de Nouvel e Isozaki. Solo el sevillano Vázquez Consuegra no tiene el homólogo al Nobel de la arquitectura, pero ninguno de ellos vio cómo sus proyectos llegaron a buen puerto.

Aquella idea se inmortalizó con una foto con los cuatro protagonistas y el entonces alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, en el balcón plateresco del ayuntamiento hispalense, pero la crisis se la llevó por delante. Los edificios de los cuatro ases de la arquitectura se quedaron sobre el papel y donde debían levantarse las grúas comenzaron a crecer enormes jaramagos. Ahí han estado durante casi dos décadas, hasta que el país dejó atrás los últimos retazos de la recesión y ha comenzado otra vez el furor por la construcción de viviendas. Y el barrio de las estrellas de la arquitectura ha acabado por convertirse en un homenaje a la cerveza que forma parte del ADN del sevillano que, hasta hace no tanto, se fabricaba en el mismo barrio.

El barrio de la Cruz del Campo, que también ocupa unas parcelas que fueron propiedad de Abengoa, empieza a hacerse realidad y sus calles llevarán nombres vinculados a esa vieja fábrica fundada en 1904 por los hermanos Osborne. Hoy la Cruzcampo se fabrica a unos cuantos kilómetros de allí, a las afueras de la capital. Se llevó con ella el olor a lúpulo que formaba parte del paisaje olfativo de Nervión. Allí se quedó el edificio principal, reconvertido hoy en oficinas y en un lugar para albergar eventos en la milla de oro de la ciudad.

Pero en las últimas fechas han vuelto las grúas, en las que conviven promociones casi de lujo con otras viviendas de protección oficial que fueron polémica por el alto precio que tenían algunos de los pisos proyectados. El más grande del edificio se venderá por 318.000 euros más IVA, aunque en el Gobierno de José Luis Sanz, alcalde de la capital andaluza, recuerdan que en las promociones privadas de al lado el precio de venta es casi el doble. Más allá de esta bronca política, todos los futuros vecinos del barrio de la Cruz del Campo tendrán la suerte de vivir en lugares como el callejón de la Cerveza.

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Carlos Rocha. Sevilla

El pleno del consistorio hispalense aprobó el pasado 22 de octubre la rotulación de las nuevas calles que ya se han abierto en esta enorme parcela enclavada entre Nervión, el Polígono de San Pablo y el Polígono Carretera Amarilla. Al callejón de la Cerveza se le une la plazuela de los Barriles. Pero también habrá una avenida de los Maestros Cerveceros y varias calles para los ingredientes básicos para elaborar la cerveza nacional de Sevilla: Lúpulo, Malta y Cebada.

También habrá una glorieta dedicada a la Antigua Fábrica y un paseo de 1904, en recuerdo al año de fundación del complejo fabril impulsado por Tomás y Roberto Osborne. Estos dos hermanos, procedentes de una histórica familia en las bodegas de Jerez, viajaron por Alemania y el Benelux para aprender los secretos de la cerveza lager y así diversificar el negocio. El resultado fue una cerveza ligera, óptima para hacerse popular en el cálido sur de España, donde hasta entonces reinaban los vinos. Su enseña fue la del mítico rey flamenco Gambrinus, al que las leyendas europeas atribuyen la creación de esta bebida y que también tendrá una calle en el nuevo barrio.

El pasado 3 de octubre abrió el parque de 70.000 metros cuadrados que también formará parte de este desarrollo urbanístico en una parcela en la que también está prevista la construcción de un hotel u oficinas donde estuvo la nave de la empresa Porcelanosa. El único edificio que ha sobrevivido, junto con lo que queda de la fábrica de Cruzcampo, es el centro comercial Los Arcos, el primero que hubo en la capital andaluza y que se está sometiendo a una profunda remodelación cuando han pasado más de 30 años desde su inauguración,

En total se prevé la construcción de más de 2.000 viviendas en esta enorme superficie, la última sin edificar dentro de la circunvalación SE-30. Y eso no es baladí en una ciudad que ha puesto el foco en la edificación de nuevos desarrollos para mantener su peso poblacional, más allá de dar una solución a la crisis de la vivienda.

En los días de vino y rosas antes de la quiebra de Lehman Brothers hubo alguien en Sevilla que soñó con un nuevo barrio diseñado por los primeros espadas de la arquitectura mundial. En la enorme parcela que dejó la vieja fábrica de Cruzcampo, en el centro geográfico de la capital andaluza, se llegó a proyectar un nuevo desarrollo urbanístico firmado por Jean Nouvel, Norman Foster, Arata Isozaki y Guillermo Vázquez Consuegra. En 2006, cuando se hizo aquel anuncio, solo Foster tenía el Pritzker, pero después cayeron los de Nouvel e Isozaki. Solo el sevillano Vázquez Consuegra no tiene el homólogo al Nobel de la arquitectura, pero ninguno de ellos vio cómo sus proyectos llegaron a buen puerto.