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En los últimos días, titulares alarmistas han empezado a poblar redes sociales y ciertos rincones del periodismo digital, sugiriendo que la NASA habría activado su protocolo de defensa planetaria ante la amenaza del cometa 3I/ATLAS. Las palabras suenan grandilocuentes: “protocolo de defensa planetaria”, “alerta internacional”, “objeto potencialmente peligroso”. Esta narrativa apocalíptica, sin embargo, dista bastante de la realidad.

A decir verdad, no existe ninguna alerta oficial emitida por la NASA ni se ha activado el protocolo de defensa planetaria, una herramienta que se reserva únicamente para objetos que representan una amenaza real y potencial de colisión con la Tierra. El cometa 3I/ATLAS, aunque intrigante por su posible origen interestelar y por su inusual trayectoria, no representa ningún peligro inminente. Entonces ¿de dónde viene esta confusión que ha encendido la mecha del sensacionalismo?

Campaña de observación

El cometa, designado 3I/ATLAS, ha captado la atención de astrónomos de todo el mundo por una sencilla razón: es el tercer objeto conocido que podría tener origen interestelar (es decir, que no nació en nuestro Sistema Solar). Tras el paso de ‘Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019, el posible ingreso de 3I/ATLAS representa un nuevo capítulo en la historia del estudio de cuerpos que vienen de otras estrellas.

De momento, el cuerpo celeste no aparece en la lista de objetos cercanos a la Tierra que tengan potencial de impacto, la cual se mantiene actualizada por la propia Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA. El último comunicado público de esta oficina fue emitido el 11 de septiembre, y desde entonces no ha habido ningún aviso relacionado con 3I/ATLAS.

La confusión nace de la campaña de observación internacional organizada por la International Asteroid Warning Network (IAWN), una red de colaboración científica promovida por la ONU, en la que participa la NASA, pero no es equivalente a activar un protocolo de defensa planetaria. Esta campaña, iniciada en 2024, busca recopilar datos sobre el cometa para mejorar el modelado de su órbita y estructura, algo completamente rutinario en astronomía.

Tormentas previas al huracán

Así, algunos sitios han malinterpretado la campaña de observación como una «alerta», mientras que otros han mezclado conceptos como «objeto peligroso» con «origen interestelar», sin respaldo científico.

En suma, la confusión puede haber escalado también porque muchos medios no han diferenciado entre una campaña científica rutinaria de observación (que busca datos, no defender el planeta) y un protocolo de defensa activa, que implicaría otras medidas y niveles de intervención, incluyendo coordinación entre agencias espaciales y entidades gubernamentales.

Una fuente de información

El cometa pasará a millones de kilómetros de la Tierra, sin riesgo alguno de colisión, pero brindando una excelente oportunidad para el estudio de materiales primigenios del universo

Para los científicos, estos cometas interestelares son cápsulas del tiempo: cargan información de los lugares más remotos del cosmos, y pueden arrojar luz sobre cómo se formaron sistemas estelares muy diferentes al nuestro. Su análisis puede incluso aportar pistas sobre los ingredientes que forman planetas… y la vida.

La narrativa alarmista que ha rodeado al 3I/ATLAS demuestra una vez más cómo la fascinación colectiva por el espacio puede degenerar en desinformación cuando no se consulta a fuentes fiables. La ciencia, por su parte, continúa su camino, ajena al ruido, haciendo lo que mejor sabe: mirar al cielo con rigor, paciencia y asombro.