Dudley Dursley, ¿lo recuerdan en la saga de Harry Potter como el primo odioso del joven mago? El pequeño actor detrás de aquel personaje es Harry Melling que con el tiempo está demostrando tener un gran talento para la interpretación. En la Seminci de Valladolid participa en Pillion donde se enfrenta al actor sueco Alexander Skarsgård en una de las películas que más sensación ha causado hasta el momento.

El término pillion en inglés se refiere a lo que en España se denomina paquete, la persona que va sentada detrás en una motocicleta. Y Colin, el personaje de Harry Melling, no sólo va sentado en la moto detrás de Ray, el de Alexander Skarsgård, sino que define a la perfección la relación de poder que se establece entre ambos.

La película Pillion comienza presentándonos a Colin, un chico gay que canta en un cuarteto de barbería con sus pajaritas y sombreros de paja. Tras la actuación navideña en un pub inglés, tiene una cita con otro chico que ha sido organizada por su moribunda madre. El encuentro no despierta ni la más mínima chispa, pero sirve para que Colin conozca en la barra a Ray, un atractivo motero que claramente está fuera de su alcance.

Para su sorpresa, recibirá una primera orden con la mirada: que pague la consumición. No hicieron falta ni siquiera las palabras. A lo que Colin accede. Su recompensa será una servilleta donde están anotados un lugar y una hora al día siguiente, la tarde de Nochebuena. ¿Quién tiene una cita la tarde del 25 de diciembre? ¿De verdad alguien como Ray se ha fijado en alguien como Colin?

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‘Pillion’.

Es entrañable ver cómo Colin, al que hasta ahora lo habíamos visto solitario y apocado, se prepara para el encuentro animado por sus padres, «llévate la vieja chupa de cuero de tu padre para no desentonar con ese chico tan guapo». El encuentro no es en absoluto lo que Colin esperaba. Sin siquiera un saludo inicial, Ray lo conduce hasta un callejón donde tras un pulso con las manos que termina con Colin de rodillas, el motero le invita a hacerle una felación. No sólo eso, sino que le pide que le lama las botas. Colin quizá no lo sepa, o sí, pero accediendo está poniendo una cruz en el recuadro de «acepto las condiciones del contrato«.

A partir de este momento es cuando comienza la auténtica trama de Pillion, una historia en la que Colin va adentrándose en el mundo de dominación de Ray, «si no roncas puedes dormir en la alfombra a los pies de la cama».¿Por qué va aceptando Colin todas esas condiciones humillantes para él? Hacer las tareas de la casa, comprar en el supermercado, cocinar…

La película llegaba a Valladolid con muchas expectativas tras pasar por Cannes, la muestra es que no había ni un solo asiento vacío. La Seminci tiene un público muy fiel, y una parte del mismo es el de grupos de señoras que acuden a todas las proyecciones con su bono semanal sin saber en la mayoría de los casos con lo que se van a encontrar.

Desde la escena del callejón, y es la más suave que se ve en la pel&u00edcula en la que hay desnudos integrales y prácticas sexuales poco convencionales, la señora que yo tenía codo con codo en la butaca de al lado no sabía cómo sentarse, revolviéndose incómoda con cada escena subida de tono. Pero una de las grandezas de Pillion es que esas escenas no son gratuitas, sino que están justificadas por la trama para poder llegar a entender a Colin, e incluso a Ray, y así comprender lo que nadie entiende a priori de esa relación de dominante-sumiso.

El director de Pillion, Harry Lighton, nos contaba a esCine durante una entrevista en la Seminci que, en las escenas de sexo, «no quería que fueran ni muy sositas ni muy provocativas, cuando se usa prótesis para el pene puede ser una distracción, entonces cuidamos mucho cuánto mostrábamos y cuánto no, de tal modo que mantuviésemos un cierto nivel de realismo pero que el público no sintiera que estábamos juzgando el sexo, sino para mostrar el tipo de sexo que tienen estos hombres, esta parte de dominación y sumisión, y que sea el público quien decida cómo de desagradable o no es esa escena».

Alexander Skarsgård durante la rueda de prensa, ya que no ha concedido entrevistas, aseguraba que «cuando leí el guion me alegró ver que no había cruzado esa línea del morbo y que en las escenas más íntimas te quedas con los personajes. Esos momentos están ahí por una razón, sirven para desarrollar su historia».

Pincha en el audio para escuchar un fragmento de la entrevista realizada al director en la Seminci en la que cuenta qué le pareció a sus padres la película. La entrevista completa será emitida próximamente en esCine.

La historia está tan bien contada, hecha de tal forma que no cae en la vulgaridad pese a la crudeza de lo que se ve en pantalla, lo que hizo que la misma señora vecina de butaca que se revolvía incómoda en determinadas escenas terminara secándose las lágrimas con los títulos de crédito. Esa es la grandeza de los festivales, que una señora de 60 y pico años que jamás hubiera entrado en una sala de cine a ver Pillion, se haya removido por dentro y hasta emocionado con una gran historia, una historia incómoda y diferente.

Pillion se estrenará en los cines de toda España próximamente.