Los ritmos circadianos son ciclos de aproximadamente 24 horas en procesos fisiológicos que regulan funciones clave como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el metabolismo y la secreción de hormonas como el cortisol, importante para la respuesta al estrés y el metabolismo. La alteración circadiana puede ocurrir cuando el reloj biológico …





Los ritmos circadianos son ciclos de aproximadamente 24 horas en procesos fisiológicos que regulan funciones clave como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el metabolismo y la secreción de hormonas como el cortisol, importante para la respuesta al estrés y el metabolismo. La alteración circadiana puede ocurrir cuando el reloj biológico interno de una persona no se sincroniza con su comportamiento cotidiano. Este tipo de alteraciones  perjudican la regulación metabólica, el control de la presión arterial y el equilibrio hormonal, lo que contribuye a la progresión de la enfermedad.

Consciente de ello, desde la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) ha elaborado un documento «El papel de la salud circadiana en la salud cardiometabólica y el riesgo de enfermedad», para destacar la importancia de la salud circadiana, un factor que a menudo se pasa por alto en las consultas médicas en lo referente a la prevención de enfermedades cardiometabólicas.

La declaración de la AHA, difundida en la revista ‘Circulation’, su publicación oficial, define la salud circadiana como la función óptima, el carácter rítmico y la alineación del sistema circadiano con el ciclo de luz-oscuridad. El sistema circadiano se sincroniza principalmente a través de la luz detectada por la retina del ojo y transmitida al núcleo supraquiasmático (neuronas especiales en la región hipotálamo del cerebro). Dentro de estas neuronas y en todo el cuerpo se encuentran genes y proteínas especiales (como CLOCK, BMAL1, PER y CRY) que ayudan a generar actividad rítmica. Se activan y desactivan en un ciclo regular, creando el ritmo del reloj interno del cuerpo.

Al respecto, y de acuerdo con la prof. Kristen Knutson, especialista en investigación del sueño y del ritmo circadiano, centrada específicamente en las asociaciones con la salud cardiometabólica y cognitiva,»si bien los ritmos circadianos desempeñan un papel importante para mantenernos sanos, a menudo se pasan por alto en la atención médica diaria. Es importante comprender los efectos que estas alteraciones pueden tener en nuestro cuerpo y cómo minimizarlos».




Recomendaciones de la AHA

Entre las recomendaciones incluidas en la declaración de la AHA cabe destacar que:

-Mantener horarios de sueño y vigilia constantes ayuda a sincronizar el reloj interno del cuerpo y favorece la salud metabólica.

-La exposición matutina a la luz natural ayuda a reforzar los ritmos circadianos saludables, mientras que la exposición a la luz artificial nocturna, especialmente la luz azul de las pantallas, puede suprimir la melatonina y retrasar el inicio del sueño.

-Comer tarde o en horarios irregulares puede desfasar los relojes circadianos de órganos como el hígado y el páncreas, lo que contribuye a picos o descensos de azúcar en sangre y al aumento de peso.

-El horario de la actividad física también puede influir en resultados como la presión arterial, el control de la glucosa (azúcar en sangre) y la calidad del sueño, aunque se necesita más investigación para determinar el momento óptimo para cada persona.

-La desalineación causada por el trabajo en turnos rotativos y nocturnos es un factor de riesgo establecido de enfermedad cardiovascular.

-Adaptar las intervenciones al ritmo natural de cada persona puede mejorar la eficacia y favorecer la alineación circadiana. Sin embargo, evaluar los verdaderos ritmos circadianos es un desafío.

Los autores de la declaración de la AHA consideran necesaria más investigación para establecer la causalidad y comprender cómo y por qué los ritmos circadianos afectan la salud. La investigación podría ayudar a los científicos a determinar los mejores momentos para hábitos saludables como dormir, hacer ejercicio y comer, y a crear estrategias personalizadas que se ajusten a los relojes biológicos naturales de cada persona.

Asimismo, las nuevas tecnologías podrían contribuir a esta mejora.Herramientas como dispositivos portátiles, pruebas de laboratorio avanzadas e inteligencia artificial podrían ayudar a rastrear patrones en aspectos como la temperatura de la piel y la frecuencia cardíaca durante 24 horas, ofreciendo una imagen más clara del ritmo natural del reloj biológico de una persona.