Las olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas en Canarias, están dejando temperaturas cercanas a los 40 grados en varios puntos del Archipiélago. Sin embargo, solo el 6,3% de los hogares canarios dispone de aire acondicionado, lo que evidencia la falta de adaptación a las nuevas condiciones climáticas. Buena parte del problema radica en la antigüedad de las viviendas. La mayoría fueron construidas antes de 2006, año en el que entró en vigor el Código Técnico de la Edificación (CTE), que incorporó requisitos esenciales de eficiencia energética y aislamiento térmico. Frente a este escenario, iniciativas como la de Belén Segura y José Molina, responsables de la empresa Construcciones Sostenibles y Bioclimáticas en Tenerife, suman nuevas ideas para el parque residencial de Canarias. Su compañía es pionera en innovación dentro del sector y, actualmente, la única en Canarias especializada en la construcción de viviendas passivhaus, o casas pasivas, un modelo que podría ser clave para el futuro de la edificación en las Islas.

El concepto passivhaus nació en Alemania y fue adoptado en Canarias hace 30 años por esta empresa. Este nuevo modelo propone una vivienda autosuficiente, con un consumo energético muy bajo, o nulo, y un alto grado de comodidad térmica y de calidad del aire interior. Estas casas se mantienen a una temperatura óptima durante todo el año, sin necesidad de recurrir a sistemas mecánicos de climatización como aires acondicionados o ventiladores. La clave está en el diseño: ventilación cruzada, orientación adecuada, sombras naturales, materiales aislantes y sistemas de enfriamiento pasivo que aprovechan el entorno para climatizar sin consumir energía. De hecho, estas viviendas passivhaus pueden llegar a ahorrar hasta un 80% en energía y un 20% en consumo de agua gracias a la optimización de recursos.

Según José Molina, «se podría extrapolar la esencia de este tipo de construcciones para mejorar el aislamiento y el ahorro energético de las casas que ya están construidas». Algunas de las medidas que propone pasan por la incorporación de aislamiento térmico, renovación de ventanas o instalación de sistemas de ventilación eficiente. Con ello «se puede reducir el consumo energético y aumentar el confort térmico, incluso sin necesidad de construir desde cero», afirma.

«Se puede reducir el consumo energético y aumentar el confort térmico, incluso sin necesidad de construir desde cero».

Hasta la fecha, Construcciones Sostenibles y Bioclimáticas ha levantado ocho viviendas passivhaus en el municipio tinerfeño de Güímar y ya tiene proyectadas otras diez en Candelaria. Se trata de casas unifamiliares dirigidas a «un público de perfil económico medio, con precios que rondan los 480.000 euros», señala Molina. Sin embargo, el empresario destaca que se trata de una inversión a largo plazo: «Son casas que una vez acabadas tienen una revalorización muy grande en el mercado».

Interior de modelo de vivienda 'pasivhaus' en el Candelaria.

Interior de modelo de vivienda ‘pasivhaus’ en el Candelaria. / La Provincia/ DLP

Además de insistir en que las viviendas ya existentes también pueden ser mejoradas, José Molina explica que Canarias aún cuenta con más de 9.000 hectáreas disponibles para uso residencial. Apostar por modelos de construcción sostenibles y bioclimáticos no solo permitiría responder a los desafíos del cambio climático, sino también generar empleo, fomentar la innovación en el sector y mejorar la calidad de vida de miles de personas. En palabras de Molina, «hay margen para transformar el parque residencial actual en uno más eficiente, saludable y resiliente».

Ante un escenario de olas de calor persistentes, la vivienda del futuro no será solo un refugio, sino una herramienta activa en la lucha contra el calentamiento global. Las casas pasivas pueden ser parte esencial de esa transición.

Hogar sostenible

No obstante, la realidad en el conjunto del país es otra. Tan solo un 10% tiene un hogar sostenible, esto es, aquel que combina tecnología eficiente con hábitos de consumo responsable. La cifra contrasta con el 80% de la población que considera que es importante tener una vivienda que reduzca las emisiones. De acuerdo al informe que elabora Grupo Mutuas Propietarios titulado Hogar y sostenibilidad: realidad o deseo, el precio es el principal factor por el que no se lleva a cabo el aislamiento térmico. De hecho, el 54% de los hogares no tiene intención de mejorar esta característica. No hay previsión de reformar en un futuro las viviendas más antiguas y las de segunda mano. Traducido al panorama regional –donde entre 2021 y 2023 tan solo se construyó una vivienda por cada 300 hogares nuevos–, no parece cercana una realidad en la que ver aplicadas todas esas medidas para prevenir las consecuencias, cada vez más comunes, de las altas temperaturas en el Archipiélago

Suscríbete para seguir leyendo