En España, el siglo XX comenzó tiritando de terror. Segundo de Chomón, uno de los directores más influyentes de nuestro cine, catapultaba el audiovisual nacional hacia el terror. Más tarde, Edgar Neville firmaría la magistral La torre de los siete jorobados, emplazada en Madrid. Sin embargo, nuestro propio cine de terror, el llamado fantaterror que luego exploraría Álex de la Iglesia, nació a finales de los sesenta. Malenka fue una de sus primeras joyas.

Rodada por Amando de Ossorio, autor de títulos de culto como La noche del terror ciego y El ataque de los muertos sin ojos, la gran sorpresa de Malenka es quien la protagoniza: nada menos que Anita Ekberg, la voluptuosa sueca de La dolce vita, aunque en origen se llegó a tantear a Boris Karloff para el papel de señor de las sombras. Malenka se considera una de las primeras películas de vampiros en nuestro país, raigambre que subrayaba el subtítulo con el que se estrenó (La sobrina del vampiro) y que aún enfatizaba más el título con el que se vendió en otros países (Los colmillos de los muertos vivientes).

Malenka encierra una pequeña curiosidad que solo está disponible si ves la versión en inglés del largometraje, ya que en esta el tío de Malenka se desintegra al ser tocado por un rayo de sol, lo que concluiría con que sí era un vampiro. En la versión original (y en el metraje precedente de la inglesa), la identidad vampírica del antepasado de Malenka queda en entredicho. Si quieres visitar la draculina Fontana di trevi de Malenka, tendrás que irte al norte de España. Te contamos cómo llegar al refugio de la sobrina del vampiro.

¿Dónde se rodó ‘Malenka’?

En el término municipal de Gatika (Vizcaya), concretamente en la colina de Mendichu, se levanta una fortaleza medieval. Recibe el nombre de Castillo de Butrón y, en 1969, acogió el rodaje de Malenka. En sus pasillos retumbaron las sigilosas pisadas de Anita Ekberg y desde sus troneras y matacanes se asomaron rostros blanquecinos al caer la noche. 

El Castillo de Butrón está considerado uno de los castillos más hermosos de Europa, gracias a su estilo neogótico y a su torre del homenaje, que recuerda a la del Alcázar de Segovia. Recientemente, el grupo empresarial que tenía la propiedad del castillo la vendió, por lo que no su interior no es visitable. Sí, en cambio, su exterior, incluyendo los bosques de abetos que lo circundan, y por los que puedes pasear sin ningún tipo de problema. De Malenka hace ya mucho tiempo que nadie sabe nada.

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