Atrás quedan el calor y los días de playa tan propicios para maratones de criaturas marinas, y ahora toca darle la bienvenida a la spooky season, que sigue siendo la época ideal para disfrutar del mejor cine terror. Siguiendo la máxima «no hace daño ver terror todo el año», los catálogos de las plataformas ya empiezan a desplegar su abultada oferta de cara al inminente Halloween, y si quieres recuperar una de las cimas del género de la última década, esa es sin duda Infierno bajo el agua, obra cumbre del cine de cocodrilos que ha sido bendecida por el mismísimo Quentin Tarantino.
El director de gustos imprevisibles —capaz de pasar del spaghetti western al kung-fu o al cine de Adam Sandler sin despeinarse— confesó que Infierno bajo el agua fue su película de terror favorita del año 2019. Y si Tarantino la recomienda, conviene no pasarla por alto. La cinta, ambientada en mitad de los estragos causados por un huracán que azota Florida, puede comprarse o alquilarse en Apple TV + y Rakuten TV.
Dirigida por el francés Alexandre Aja, la película es un ejemplo perfecto de cine de serie B elevado a la máxima potencia. En lugar de tirar de grandes estrellas o efectos visuales, Aja apuesta por una premisa sencilla pero tremendamente efectiva: una joven y su padre atrapados en su casa tras el paso implacable del fenómeno atmosférico, que los dejará a merced de gigantescos cocodrilos hambrientos.
Tocado por la mano del terror
Alexandre Aja no es ningún recién llegado. Ya nos hizo sudar con Las colinas tienen ojos, nos invitó a partirnos la caja con la deliciosamente delirante Piraña 3D. Aquí vuelve a demostrar que domina el terror físico y claustrofóbico, y que se apoya más en la tensión que en el susto fácil. Con solo dos protagonistas (una convincente Kaya Scodelario y Barry Pepper), un escenario limitado y unas criaturas con cierta personalidad, logra construir una atmósfera en la que cada centímetro de agua puede esconder la muerte.
La película, que costó 13,5 millones de dólares y recaudó cerca de 90, combina con acierto la acción de supervivencia con una dirección compacta y un ritmo que no da tregua. No hay respiros, solo agua, destrucción y dientes. La historia entre padre e hija apenas sirve de excusa para ponernos en situación, y es mejor así. Porque Infierno bajo el agua no quiere que pienses, sino que sufras.
Tarantino, que siempre ha tenido un radar infalible para detectar joyas ocultas y reivindicar géneros ninguneados, dijo que esta era, increíblemente, su favorita del año. Y tiene sentido. En un cine comercial lleno de grandes franquicias, Infierno bajo el agua destaca por y su capacidad genuina para generar tensión con muy poco. No es Tiburón, pero tampoco lo intenta: va directa al grano o, mejor dicho, a la yugular.
Así que ya lo sabes: si buscas una película entretenida, angustiante, con cocodrilos gigantes, huracanes, casas inundadas, y avalada por ‘Monseñor’ Tarantino, refúgiate en casa y deja que la tormenta quede al otro lado de la ventana. Infierno bajo el agua es una de las mejores opciones para disfrutar del horror desde la seguridad de nuestro sofá: una experiencia angustiosa que permite sentir la furia del clima… sin mojarse.