Las bicicletas en una carrera de ciclismo profesional, como la Clásica de San Sebastián de hoy, sufren un desgaste constante: se estropean, se dañan sus … mecanismos y cada jornada deja huella en sus componentes. Por eso, los equipos más punteros del pelotón no escatiman en medios y cuentan con un grupo esencial, aunque poco visible: los mecánicos.
Ellos son los encargados de que en las carreras cada bicicleta esté siempre en perfecto estado para competir al máximo nivel. Su trabajo, milimétrico y meticuloso, comienza mucho antes de que los corredores piensen en tácticas o estrategias. Cada equipo que corre en categoría profesional cuenta con su propio departamento mecánico, que se traslada a todas las carreras, pero no todos ellos cuentan con los mismos recursos.
Es el caso del equipo Kern Pharma, en el que estos profesionales son una auténtica pieza clave. Cada día, horas antes de que los ciclistas se preparen para la salida, Víctor Aguado y Miguel Borrás ya han comenzado su rutina. La jornada arranca con la revisión exhaustiva de cada bicicleta, que por lo general suelen viajar ya montadas en un camión-taller especialmente adaptado con todas las herramientas necesarias. Este vehículo funciona como un taller sobre ruedas y permite al equipo desplazarse y viajar con agilidad a cada competición con todo su arsenal técnico para estar listos para cualquier inconveniente que surja de última hora.
Cada conjunto que corre en categoría profesional cuenta con su propio equipo mecánico
El equipo Euskaltel-Euskadi utiliza un vehículo diferente para el transporte de bicicletas y herramientas. En vez de tener un camión, viajan con una furgoneta, por lo que el material es más limitado y llevan lo justo y necesario para cubrir cualquier inconveniente de última hora.
A medida de cada ciclista
La primera tarea del día, en cualquier equipo, es comprobar que las medidas de cada bicicleta se correspondan exactamente con las del ciclista que la utilizará. No hay margen de error. Todo debe encajar a la perfección: altura del sillín, distancia del manillar, inclinación de los frenos. Una vez validadas las medidas, comienza la puesta a punto.
Uno de los elementos que más sufre durante una carrera es la zona de transmisión. La cadena, los piñones y los platos se someten a una limpieza profunda, se engrasan y se revisan para asegurar un funcionamiento suave y preciso. Los cambios deben responder con rapidez: cualquier fallo puede ser decisivo en una escapada o sprint. Lo mismo ocurre con los frenos, especialmente los de disco, que requieren de una revisión detallada del estado de las pastillas, la alineación de las pinzas y cualquier posible rozadura fuera de lo normal.
Mientras los ciclistas calientan hacen las últimas comprobaciones: frenos, transmisión, presiones, sensaciones…
Superada esta fase, los mecánicos se centran en las ruedas. Se comprueba su alineación y que giren sin resistencia. Los radios se revisan uno por uno y se ajusta la presión de los neumáticos teniendo en cuenta tanto las características físicas del corredor como el tipo de etapa a disputar. La tecnología también forma parte del día a día: se comprueba que los cambios electrónicos estén correctamente cargados, que los potenciómetros funcionen y que todos los datos se sincronicen con el GPS del ciclista.
Mientras los corredores calientan aprovechan para hacer las últimas comprobaciones: frenos, transmisión, presión de las ruedas, sensaciones… Es uno de los momentos clave para sentir que cada cosa está en su lugar. Después ya no hay tiempo para solucionar problemas. Tras esto, antes de que las bicicletas sean colocadas en la línea de salida, los mecánicos realizarán un último gesto: pasar un trapo por las cubiertas para detectar cualquier objeto clavado o anomalía que pudiera arruinar la carrera antes de empezar.
Limpieza tras la carrera
Pero su trabajo no termina con la línea de meta. Una vez finalizada la carrera, comienza la limpieza y el mantenimiento posterior. Algunos equipos dejan la tarea para más tarde y priorizan el irse cuanto antes del lugar de la carrera para que los ciclistas puedan descansar. También depende del trayecto que tengan por delante para decidir, pero ese no es el caso del Kern Pharma.
En este equipo Víctor Aguado es quien se encarga del lavado en profundidad. «Empiezo quitando la rueda delantera para poder limpiar la bici por partes. Después desengraso la cadena con agua y enjabono toda la bici. Mi último paso es aclarar a fondo», explica. El proceso es meticuloso y no deja espacio para la improvisación.
«El secado debe hacerse al momento. Si no se seca rápido, el agua puede quedar atrapada en los rodamientos y dañarlos»
A continuación pasa la bicicleta a su compañero Miguel Borrás, para que él se encargue del secado: «Lo primero es usar el compresor, sobre todo en la cadena. Luego paso un trapo por el cuadro y engraso la transmisión». Es un trabajo en equipo y lo que empieza uno lo termina el otro. Están los dos juntos y se compenetran porque en sus tareas la velocidad también importa. «El secado debe hacerse al momento. Si no se seca rápido, el agua puede quedar atrapada en los rodamientos y dañarlos» apunta.
Gracias a su labor silenciosa, metódica y precisa, los ciclistas pueden centrarse en lo que mejor saben hacer: darlo todo sobre el asfalto. Porque detrás de cada pedalada hay un equipo que trabaja con la misma pasión que los corredores. Y sin ellos, nada rodaría igual. Facilitan y agilizan los procesos de preparación y dejan a los corredores obtener un buen descanso después de la carrera al encargarse ellos profesionalmente de la limpieza.