A pesar de su juventud, el director australiano Michael Shanks tiene una larga experiencia en su país en la realización de películas y cortos de cine fantástico en las que intervienen los efectos especiales. Sin embargo, con Together, su primera cinta con producción estadounidense y proyección internacional, Shanks da un paso más allá del cine de género y suma al terror, y más en concreto al llamado body horror –subgénero que se enfoca en la transformación, degeneración o destrucción del cuerpo humano, explotando miedos a la enfermedad, la mutación o la mutilación– una extraña carga poética que ha logrado que la película fuera una de las sensaciones del pasado festival de Sitges.
En un momento en que el cine fantástico y de terror se está convirtiendo en canal para expresar ideas y pensamientos más allá del gusto por las emociones fuertes,Together es un buen ejemplo del alcance del miedo y la repulsión que nos generan ciertos sentimientos y situaciones humanas, que tienen una fuerte carga de ambigüedad. Benedict Cumberbatch comentaba recientemente que el miedo a aquello que es diferente a nosotros es una de las esencias del género y, en este sentido, la película de Shanks explota otro sentimiento que también genera pánico en algunos momentos a quien lo sufre: el amor.