De las puertas de Gran Hermano han salido grandes caras conocidas de la farándula española. Sin embargo, también hay quien, una vez finalizado el programa, dejó de lado los focos para seguir con su vida. Ese fue el caso de Juanjo Mateo, el ganador de la sexta edición del reality de Telecinco

En 2004, su simpatía y naturalidad le llevó a la victoria. A diferencia del resto de sus compañeros, que mostraban actitudes, más polémicas, él se mantuvo fiel a su persona. Por ello, tras el fin del programa decidió volver de nuevo a su vida, donde sigue trabajando como taxista. 

Cuando Juanjo llegó a la casa de Guadalix de la Sierra tenía 25 años y trabajaba en Alicante con su taxi. En aquella edición, la casa había cambiado por completo, con un dormitorio único para todos los concursantes, espacio VIP con jacuzzi e incluso un supermercado para que los participantes pudieran gestionarse. Aunque, no solo se modificaron las estancias, sino que también comenzaron los problemas entre los 13 aspirantes a la victoria. 

Pero, de entre todos, él fue el que más destacó por su sentido del humor y su positividad. Rápidamente, se ganó el cariño de los seguidores del programa y sus propios compañeros, lo que le sirvió para superar las cuatro nominaciones a las que se enfrentó y ganar los 300.000 euros del bote. 

Sin embargo, con el tiempo, lo cierto es que su reflexión a los años no fue tan positiva. «No me sentí bien pagado porque mi vida cambió. Mi intimidad me la pagaron a 90 euros al día, un precio nada acorde con lo que perdí«, destacó tras confesar que incluso llegó a plantearse denunciar a la productora por las «condiciones abusivas». 

Por ello, finalmente volvió a la provincia alicantina y siguió con su trabajo como taxista. Una decisión con la que no podría estar más contento: «Los que creen que trabajar en el taxi después de Gran Hermano es un fracaso son minoría». Y es que, a pesar de que no se arrepiente de su decisión, lo cierto es que sí que lamentó las malas praxis del programa. 

«Para ellos prima el interés económico. ¿Por qué nos hacen test psicológicos para entrar y no nos ponen un psicólogo después para ayudarnos a situarnos?», explicó tiempo después. De hecho, actualmente sigue rechazando las propuestas de televisión por volver delante de los focos. «No he sido un juguete roto como otros, porque tengo una familia estupenda y eso me da mucha estabilidad», destaco a El Español, «la tele fue la experiencia de mi vida, pero mi felicidad está en mi gente y mi trabajo de siempre».