Albert Torres (Ciudadela, Menorca, 35 años) es un curioso caso de mezcla de compatibilidades en el ciclismo. Gregario en la carretera, campeón en la pista. El corredor menorquín del Movistar compagina como puede ambas modalidades y se acaba de proclamar en Chile campeón del … mundo en el velódromo por segunda vez. Atiende a ABC desde el aeropuerto de Lima (Perú).

—¿Por qué se dedica mayormente a la pista cuando es un deporte menos conocido que la carretera y en teoría se gana menos dinero?

—Bueno, principalmente la razón es porque me gusta, disfruto y es una disciplina que aprendí desde pequeño. He ido creciendo en el ciclismo en pista y como deportista me ha generado una escuela que me ha servido para ser contratado por un equipo como Movistar. Y son virtudes que he podido adquirir en la bicicleta de pista.

—Baleares es tierra de campeones de la pista, Guillermo Timoner, Joan Llaneras…

—Ellos tienen mucho que ver en lo que soy, porque al final yo soy nacido en Menorca, estuve hasta los 14 años viviendo en mi casa y descubrí el ciclismo en pista a través del ciclismo base, que tiene que ver con estos campeones. Me tuve que ir a Mallorca porque allí existen mejores instalaciones e intensifiqué durante años mi trabajo para llegar donde ahora estoy. En Mallorca hemos tenido la gran suerte de contar con grandes ciclistas durante décadas y eso crea afición. Yo soy un producto de estos campeones.

—¿Hay muchos velódromos en España?

—Bueno, en Mallorca tenemos disponibles el Arena Illes Balears, el Son Moix que es descubierto… En Menorca tenemos la voltadora de Sineu (pista de estructura más sencilla y con menos peralte). En el resto de España hay unos cuantos. Está el de Valencia, donde vamos a entrenar con la selección. Luego tenemos el de Horta en Barcelona, que fue la sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Están los de Galapagar, Anoeta, Cádiz, Tafalla… Hay unos cuantos, sí.

—Hay muchas diferencias con el otro ciclismo. En la ruta cualquier carretera sirve para entrenar. En la pista se necesita un velódromo cerca… ¿Eso les limita?

—Hombre, es crucial, muy importante tener un velódromo cerca donde poder entrenar, claro. Para los niños que quieran dedicarse a esto, es decisivo. Donde más se nota es en las categorías inferiores de los campeonatos autonómicos, selecciones como Baleares, Valencia y demás destacan porque tienen esas instalaciones. Yo tengo la suerte de vivir en Mallorca y tengo la disponibilidad de poder entrenar. No hay problema.

—¿Cuánto ha influido Llaneras en su historia?

—Es el mejor ‘pistard’ de la historia de España. He crecido con la figura de Joan en su mejor momento deportivo y para mí ha sido un espejo en el que mirarme, un referente. He tenido la suerte de verlo competir en directo en el Mundial de Palma de Mallorca que ganó. Y aún recuerdo la medalla de oro que consiguió en los Juegos Olímpicos de 2008, esa puntuación que era su última competición y se retiró con un oro.

—¿Qué cualidades debe tener un ciclista de pista?

—Sobre todo habilidad. La habilidad es un arte para tener la capacidad de saber moverse en el pelotón. Eso es fundamental. También hay que tener potencia y visión de carrera entre otras cosas.

—¿Se puede vivir bien del ciclismo en pista?

—Sí, bueno, se puede vivir, sí, aunque todo depende de los resultados. Si los resultados acompañan, pues vives bien a través de becas o patrocinadores. No es lo mismo que en la carretera, ahí tienes un contrato y es como una mensualidad. En el ciclismo en pista no.

—¿Son como los autónomos?

—Sí, bueno, no sé si como los autónomos. Yo he vivido de mi contrato en el Movistar, y también por suerte de los resultados que acompañan. Pero a veces encuentras deportistas que por lesiones o rendimiento no consiguen tener un sustento económico y con mucho talento lo tienen que dejar. El ciclismo en pista tiene ese riesgo.

—Es ciclista del Movistar y su actividad principal es la pista. ¿Cómo lo gestiona?

—La verdad es que muy bien, me llegó la oportunidad de estar en el Movistar el año del Covid, para preparar los Juegos Olímpicos de Tokio. Es verdad que no era un corredor de carretera, pero en el equipo entendieron mis rutinas y me pude adaptar bastante bien al kilometraje y las montañas.

—¿Le cuesta la carretera?

—Mi punto fuerte no son las montañas, lo sé. Recuerdo mi primer Giro de Italia en 2020, que fue mi primera carrera de tres semanas, y supuso una prueba de fuego. En el equipo vieron que recuperaba bien etapa tras etapa y eso fue un indicativo. Estamos a final del 2025 y he renovado un año más con el equipo.

—¿Tiene claro su papel?

—Sé muy bien cuál es mi rol dentro del equipo, que es intentar ayudar y facilitar la vida a los compañeros, a los líderes sobre todo. Ese trabajo de gregario me gusta. Y voy a dar el máximo por intentar colaborar con mis líderes.

—Campeón del mundo y europeo, ¿qué objetivos le quedan en la pista?

—Voy a seguir como hasta ahora, optando a los campeonatos del mundo, los Europeos. Y cuando sea un año olímpico, será lo más importante para mí. Y con el equipo en la carretera, poder compartir cualquier objetivo. Personalmente me siento un privilegiado de hacer las dos cosas.

—Si pudiera elegir, ¿qué prefiere, ganar una etapa del Tour o una medalla olímpica?

—Siempre he dicho que una medalla olímpica para mí tiene muchísimo valor. Es verdad que una etapa en el Tour te cambia la vida y es importantísima, pero al ganar el ciclo olímpico, una medalla es algo increíble. Otra cosa sería ganar el Tour de Francia. Ahí ya cambiaría todo.