Guillermo del Toro siempre soñó con filmar su propia versión de Frankenstein, y ese anhelo por fin se hará realidad. La película, protagonizada por Jacob Elordi, Mia Goth, Oscar Isaac y Christoph Waltz, se estrenará en Netflix el próximo 7 de noviembre consolidando uno de los proyectos más esperados del director mexicano.
A lo largo de su carrera, y especialmente por sus estudios en efectos y maquillaje, Del Toro ha mantenido un vínculo inseparable con los efectos prácticos. Aunque en el cine domina lo digital, su cine siempre conserva una cualidad tangible, con criaturas que parecen respirar dentro del encuadre. Ese compromiso con lo artesanal define gran parte de su obra, desde El Laberinto del Fauno hasta La Forma del Agua.
En esta nueva versión de Frankenstein, uno de los nombres clave es el del artista de maquillaje prostético Mike Hill, colaborador habitual en el cine del director mexicano de los últimos años tras trabajar en La forma del agua, El callejón de las almas perdidas, Historias de miedo para contar en la oscuridad y la serie El gabinete de curiosidades.
Su rol en Frankenstein es esencial: no solo debía crear un nuevo monstruo cinematográfico, sino también honrar casi un siglo de historia y reinterpretar una de las figuras más icónicas del cine de terror para ajustar a la visión del mexicano.
Y teniendo en consideración lo anterior, conversamos en exclusiva con Mike para abordar los desafíos técnicos y su experiencia de dar vida a una leyenda.

– Cuando empezaste a trabajar, ¿alguna vez soñaste con crear una versión de Frankenstein?
Mike Hill: Es una buena pregunta. No, nunca soñé que lo haría. Cuando Guillermo anunció que quería contar conmigo, fue como un sueño hecho realidad. Desde la perspectiva de un artista de maquillaje y diseñador de criaturas, Frankenstein es uno de los grandes referentes; está él y tal vez Godzilla, pero son los más importantes. Así que poder rediseñar la criatura de Frankenstein para Guillermo del Toro fue algo monumental. Y, como dijiste, en Frankenstein el maquillaje siempre es esencial.
– ¿Y cómo fue enfrentarte a ese desafío?
Mike Hill: Fue un gran desafío, lo entiendo ahora. Fue muy exigente porque, como dices, existen muchas versiones de la criatura de Frankenstein. Así que tuve que decirme: quiero que se vea como del siglo XIX, que parezca de época. Quería que se notara que Víctor tenía buenas intenciones al crear algo hermoso, pero que lamentablemente no resultó tan bien. Era su primer intento, quizás el segundo sería mejor. También dejé de evitar comparaciones con otras versiones. Es como si te pidieran diseñar un auto: tiene que tener ruedas y ventanas, no hay forma de cambiar eso. Entonces entendí que debía dejar de preocuparme por los demás Frankenstein y hacer el mío. Si había coincidencias, pues así debía ser. Solo queríamos algo romántico, no feo, y que luciera acorde al período de la película.
Guillermo tiene una sensibilidad muy particular, especialmente hacia los monstruos. ¿Cómo influyó su visión en tu trabajo con las prótesis? ¿Cómo llegaron a decir: “bueno, este es el diseño que queremos”?
Mike Hill: Por supuesto, había leído parte del guion que Guillermo me dio al principio, y fue cuestión de encontrar ahí las claves. Pude ver que quería a Víctor como un artista que intentaba crear algo bello. En el guion estaba todo: la evolución del monstruo, desde un ser recién nacido hasta su versión final, vengativa. He trabajado tanto con Guillermo que sé qué estética le gusta y cuál no. Es muy claro cuando te dice lo que no quiere: “no quiero que sea feo, no quiero cicatrices grandes, no quiero colores oscuros o desagradables”. A partir de eso deduzco lo que sí podría querer. El proceso fue aterrador; incluso maquilladores ganadores del Óscar me dijeron que jamás aceptarían un trabajo así. Pero tienes una sola oportunidad, y hay que aprovecharla. Me siento halagado de haber tenido esa chance.

¿Cuál fue el mayor desafío técnico que enfrentaste al crear la criatura?
Mike Hill: El mayor desafío fue el tiempo. Cuando elegimos a Jacob, ya no teníamos mucho margen para fabricar al monstruo. Pero a veces, cuando no tienes tiempo, salen cosas buenas, porque no te da espacio para dudar. Tienes que hacerlo bien a la primera. Así que ese fue el mayor reto. Sin embargo, Jacob lo hizo todo más fácil: su altura, su físico y su estructura ósea ayudaron mucho. Era perfecto para este ser, esta especie de marioneta humana. Jacob fue una elección de reparto perfecta.
Y considerando que mucha gente siente un gran apego a la versión clásica de Frankenstein, y somos una legión los fans de Boris Karloff, ¿cuál fue el desafío de hacer una película hoy con esa sombra tan grande detrás?
Mike Hill: Guillermo y yo conectamos desde el principio por el monstruo de Boris Karloff. Así fue como nos hicimos amigos: ambos amamos profundamente a ese personaje. De hecho, la hija de Boris Karloff me llamó justo mientras hablábamos en esta entrevista. Pero no puedes ir por ese mismo diseño; en la película de Guillermo no funcionaría en absoluto. El Frankenstein de 1931 es la representación clásica que todos conocemos, pero aquella era una película de monstruos, no una adaptación literal del libro de Mary Shelley. La de Guillermo, en cambio, está mucho más conectada con los temas de la novela. Así que, como dije antes, llega un punto en que debes hacer lo tuyo y no preocuparte por lo que dirá la gente. Algunos lo amarán, otros lo odiarán, y no hay nada que pueda hacer al respecto. Solo puedes dar lo mejor y hacer lo correcto para la película de Guillermo. Si él está feliz, el trabajo está hecho. Él quedó contento, y encaja con su visión. Estoy orgulloso de lo que logramos.
El trabajo prostético implica mucha interacción con los actores. ¿Cómo fue trabajar con Jacob Elordi durante el rodaje, día a día en el set?
Mike Hill: Jacob fue maravilloso. Es un proceso muy tortuoso sentarse hasta diez horas en una silla con 42 piezas de silicona pegadas al cuerpo. Yo no podría hacerlo, y mucha gente tampoco. Pero Jacob lo soportó, y lo hizo con entusiasmo. Nunca se quejó. Al principio le advertí: “puede que termines odiándome, porque llegaré con toneladas de goma cada mañana”, y también le dije que quizás yo lo odiaría si se quejaba del maquillaje a las dos de la mañana. Pero nada de eso pasó. Nos hicimos grandes amigos, reíamos todo el tiempo, hablábamos de monstruos y de cine. Fue un verdadero placer trabajar con él.
Mirando hacia atrás, ¿qué lección o experiencia personal te dejó Frankenstein?
Mike Hill: Podría decir que los sueños se hacen realidad. Conocí al monstruo, y no sé si fue un sueño o una pesadilla, pero lo viví. Estoy profundamente agradecido con Guillermo y con Jacob Elordi por haberme dado esa oportunidad.
Y después de Frankenstein, ¿te gustaría hacer una película sobre Drácula u otro monstruo?
Mike Hill: Sé exactamente lo que quiero hacer: un hombre lobo. Realmente quiero hacer una película de hombres lobo. Es algo que deseo desde que era niño. Tengo buenas ideas de cómo lo haría, y me gustaría hacerlo antes de que alguien más haga algo parecido. Ya participé en La forma del agua, ayudé con Demeter y ahora hice Frankenstein. Así que sí, ahora quiero hacer un verdadero hombre lobo.
Frankenstein llegará a Netflix este 7 de noviembre