Tienen menos de 23 años. Tienen medallas en Europeos y Mundiales de sus respectivas categorías. Tienen talento, ambición y ganas de hacerlo bien entre la élite. Como ellas mismas afirman, tienen la misma mentalidad. Y, curiosamente, tienen el mismo nombre. Paula Blasi (2003) y Paula Ostiz (2007) están llamadas a ser el futuro del ciclismo español.
Blasi, ciclista del UAE Team ADQ, fue bronce en el Mundial de Kigali y oro en el Europeo de Drôme-Ardèche en la recién creada categoría sub-23. “Yo creo que aún estoy asimilando todo un poco. Tanto Paula [Ostiz] como yo íbamos de líderes, y poder devolver el trabajo que hace el equipo en forma de medalla siempre es chulo”, explica. Acercándose a la meta, por su cabeza se pasó el trabajo de toda la temporada: “Te vienen esos días malos y piensas: ‘Ahora sí que vale la pena. Al final, el trabajo ha salido’. Eso es bonito”. Hasta la edición de 2024, las sub-23 corrían con las élite, en la misma carrera, pero eso ha cambiado, y Blasi se alegra: “Con las élite no puedes hacer tu carrera, porque andan mucho. Ibas más a la expectativa de qué hacían las mayores, una Kopecky, una Vollering. Y este año tenías la sensación de que es tu carrera, que no estás de rebote”.
Blasi: «Me acordé de lo que hizo Van Vleuten en un Mundial y lancé el ataque en solitario».
Ostiz, que el próximo año entrará de lleno en la disciplina del Movistar Team después de proclamarse campeona de Europa y del mundo júnior, se muestra de acuerdo con su compañera. Van a estar de acuerdo muchas veces durante la charla. “Era mucho trabajo, sabía que llevaba un equipo fuerte y que estaba a mi disposición para ayudarme en las dos carreras. Se volcaron en mí y eso se agradece un montón. Es una sensación única: la adrenalina que tienes por dentro del cuerpo es una locura”, explica. En Kigali, le sirvió ver a Blasi competir el viernes para su oro del sábado: “Vi la carrera de Paula y sabía que, si desgastaba antes, lo iba a pagar en algún momento. Sabía que había que guardar hasta el final, porque había corredoras que se estaban desgastando mucho. Yo me guardé hasta el esprint”.
Una concentración en la que prima el «buen rollo»
Las ‘Paulas’ coincidieron en la concentración de la selección española tanto en el Mundial como en el Europeo. Lo que más les gustó de Kigali fue el ambiente creado por el público. “La gente que había y todo el buen rollo”, dice Ostiz. “Yo nunca he corrido con tanta gente como en la carrera en ruta, eso son 20 vatios más por lo menos”, añade Blasi. Además, destacan la convivencia en la selección. “Hablas el mismo idioma y tienes las mismas costumbres: tema horarios, las comidas… Me parece muy guay”, comienza la mayor. “Al final, genera buen rollo y te lo pasas bien”, termina la más joven.
Para Ostiz, el idioma es algo muy importante. Tanto que fue una de las razones fundamentales por las que se decidió por aventurarse en el World Tour en Movistar Team, a pesar de tener una oferta del UAE de Blasi. “No quería irme a un equipo porque sabía que había que hablar inglés, y yo no tenía ni idea. Prefiero estar en un equipo en casa, aprender aquí y luego ya decidir más adelante”, reflexiona. La otra Paula está muy contenta con la estructura emiratí: “Es muy guay tener el equipo masculino, que lo gana todo, aunque a veces parece que nos tapan, y dices: ‘Si nosotras también ganamos’. Pero en el femenino tenemos una plantilla muy potente: si tú quieres estar en este equipo, tienes que andar. Nos alimentamos entre todas, es una competencia positiva, porque queremos ayudarnos, pero para eso tenemos que mover 300 vatios en el puerto. Habrá gente a la que tener esta presión le podría echar para atrás, pero a mí al revés, me motiva”.
Eso sí, las dos afirman con rotundidad que les gustaría correr juntas en algún momento. “Viendo cómo corre ella, creo que nos entenderíamos muy bien. Las dos somos muy ‘cazurras’: si hay que abrir gas, abrimos gas, y seríamos una buena dupla”, resume Blasi. “En un futuro, por qué no”, completa Ostiz.

Blasi, con su maillot de campeona de Europa.
En el punto de mira de todo el mundo
Sus éxitos en Mundial y Europeo les han dado una visibilidad a la que no estaban acostumbradas. “Ha tenido mucha repercusión por todos lados. Por una parte, está guay, porque te conoce mucha gente, pero hay que saberlo llevar”, explica Ostiz. Blasi le ha terminado cogiendo el gusto: “Yo no estaba acostumbrada a esto. No te diría que sea difícil, pero a veces es un poco abrumador. A veces quieres estar simplemente en casa y tienes que dar la cara aunque estés cansada. Cuesta, pero es parte de tu trabajo. Creo que muchas ciclistas vamos en bici porque nos gusta estar en bici, no por la parte mediática, pero luego te lo acabas pasando bien en las entrevistas”. Además, agradece la visibilidad: “Estoy sorprendida muy gratamente. Viniendo de otros deportes [Blasi hacía triatlón], daba igual que fueras campeona de tu casa o campeona de Europa, que la repercusión mediática era la misma. Cada vez se le está dando más visibilidad al deporte femenino y es un orgullo. Es muy bueno eso para las generaciones más jóvenes. A mí, el año pasado me preguntabas por una ciclista y me quedaba en blanco”.
Las dos son ciclistas muy jóvenes, con mucho margen de mejora, pero ya han completado exhibiciones dignas de admirar. De admirarse mutuamente. Ostiz elige el carácter de Blasi: “Es muy parecido al mío. Tiene las cosas claras, la mentalidad. Tenemos cosas similares y eso está muy guay. Tener una persona que se parezca a ti para mí es la bomba”. Blasi, la mentalidad de Ostiz: “El talento obviamente lo tiene, pero ser tan ‘killer’, tenerlo tan claro todo, a mí me gusta. Si lo tiene todo tan claro, al final las cosas van a salir. Al parecernos tanto en eso, nos entendemos”.
Así ganó Paula Ostiz su oro mundial en Kigali.
Tienen mucho en común, a pesar de haber llegado al ciclismo por caminos muy diferentes. “Empecé por mis hermanos, que tengo dos mayores que yo. Hacían ciclismo y yo iba sólo a verles, y al final con 6 años me apunté”, cuenta Ostiz.Blasi, en cambio, probó el ciclismo durante una lesión cuando era triatleta. “Yo no empecé por querer ser ciclista, yo empecé porque estaba lesionada. Ahora a mí me encanta básicamente todo. El triatlón no era tan táctico; quien anda, gana. En ciclismo muchas veces no gana quien anda más, sino quien es más lista, quien se ha metido en fuga. Es algo que me da miedo, pero a la vez me atrae”, explica Blasi.
Talento, actitud y margen de mejora
Esa atracción se ha manifestado en una progresión fulgurante: la catalana empezó a correr en bicicleta a primeros de 2024 y, para mediados de 2025, ya había sumado su primera victoria World Tour, en la etapa 1 del Tour de Romandía. Ha hecho que parezca fácil: “En el deporte en general de resistencia llevo mucho tiempo, entonces tener una buena base consolidada a nivel aeróbico te permite estar ahí. La otra parte es no tener miedo. El año pasado la cagué muchas veces por estar donde no tocaba, pero, si no tienes miedo, vas aprendiendo”.
Por su juventud, ambas tienen margen de mejora. “Tengo que trabajar en todos los aspectos. Al final, el año que viene va a ser un cambio muy grande para mí, y tengo que mejorar mucho. Donde más te diría sería en los puertos largos”, reconoce Ostiz. “Me queda saber guardar más, no ser tan impaciente y gastar cuando no toca. Este año me he centrado más en esfuerzos de 3 a 5 minutos, entonces me gustaría recuperar la Paula de antes, a la que le gustaban los puertos de una hora. No soy una persona que con un primer ataque pueda romper el pelotón, pero, si llevamos tres horas de carrera, mantengo los vatios de la primera hora. Creo que ahí puedo meterle mucha caña”.
Y ambas afrontan 2026 con mucha ilusión, sin cerrarse ninguna puerta. Ostiz quiere correr las clásicas: “Aún no sabría decirte qué tipo de corredora soy. Tengo 18 años, tengo que descubrir aún qué me va bien. He podido correr en Italia con Vollering, con Longo Borghini, y pienso que tengo que hacer una mejora del copón, porque están a otro nivel”. “A mí, aunque no sea tan joven, también me quedan carerras por correr. De preferencia, siempre me han tirado más los puertos largos, pero ahora tanto el Mundial como el Europeo eran más ‘repecheros’ y me están molando mucho. Teniendo a Elisa [Longo Borghini] en el equipo, cuando pone el chip de abrir gas, agárrate, porque ni a su rueda la aguantas. Como dice Paula, hay que meterle mucho trabajo y de calidad si algún día queremos estar ahí”, reflexiona Blasi.
Sueñan con repetir sus éxitos en categoría élite
A pesar de su protagonismo indiscutible en sus respectivas categorías, saben que su entrada en el nivel élite va a ser con otro rol. “Tengo que adaptarme al pelotón World Tour, aprender y ayudar a mis compañeras en todo lo posible. Estos primeros tres años hay que ir dando saltos poco a poco y no tan gigantescos. La gente se piensa que voy a correr el año que viene un Tour, pero no, hay que ser claros, yo sólo tengo 18 años y soy realista. Hay que ir dando saltos poco a poco porque, si no, te puedes volver loca”, concluye Ostiz. Blasi ya tiene interiorizada la mentalidad de gregaria: “Disfruto mucho ser la última ayuda en el puerto, acabar de abrir gas antes de un ataque. Me daba miedo al principio, porque, viniendo de un deporte individual, pensaba: ‘No entiendo el deporte si no es para ganar’. Pero ahora es al revés: te diría que a veces he sentido más satisfacción cuando he ayudado a una compañera a ganar que cuando he ganado yo. Pensar que tienes a tu equipo a rueda a mí me hace abrir más gas”.
A medio o largo plazo, aun así, las ‘Paulas’ se atreven a soñar. A soñar incluso con repetir en élite lo que han ganado en categorías inferiores. “Intentarlo creo que es el objetivo de cualquier ciclista. Piensas: ‘Si lo he hecho una vez, tal vez de aquí a 10 años puedo volver a hacerlo’. Nada es imposible, hay que trabajar para ello y ya luego las rivales te van a poner en tu sitio”, apunta Blasi. “Nunca hay que dejar de soñar. Yo estoy de acuerdo, es que tengo la misma mentalidad”, vuelve a añadir Ostiz.
Todavía no tienen calendario definido para 2026, pero sí tienen preferencias. Y objetivos a largo plazo. “Una gran vuelta sí me gustaría hacer este año para sentir qué es eso de correr tantos días a un nivel tan alto, y Strade [Bianche] me ha ganado el corazón. Después, me gustaría llevar un arcoíris durante todo el año, y lo típico es ganar un Tour, pero claro, eso es soñar mucho”, asume Blasi. Ostiz, que apunta a las clásicas en 2026, tiene una meta clara: “A mí me gustaría correr un Tour de Francia, que es lo que un ciclista siempre ha soñado correr, y estar en las Olimpiadas de 2028”. “A los Juegos podemos ir y hacerlo bien, pero bueno, quedan años. Ahí vamos a estar intentándolo”, añade Blasi.
La catalana es cuatro años mayor que la navarra. Preguntada sobre qué consejo le daría a su compañera, Blasi reconoce que es el mismo que se da a sí misma, porque le pasa lo mismo: “Disfrutar del proceso, porque creo que nosotras somos muy de ‘tira, tira, tira’. A veces es sentarte, mirar las medallas que has conseguido, disfrutarlo y ya llegarán más. A veces, es meter un puntito menos y decir: ‘Respira’”. Paula Blasi y Paula Ostiz comparten carácter, mentalidad, talento y hasta nombre. Y son el futuro del ciclismo español.