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Laura Lechuga es doctora en Química y lleva casi toda su vida dedicada al desarrollo científico de los biosensores. Conocida a nivel mundial con más de 270 publicaciones científicas y numerosos reconocimientos -entre los que se destacan el Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva y Premio Nacional de Nanotecnología-, su último logro parece de ciencia ficción.

Con una simple gota de sangre ha conseguido detectar diferentes tipos de cáncer en estadío temprano. Al mejor estilo de la medición de azúcar que hacen los diabéticos, un pinchazo es suficiente para identificar virus, bacterias o tumores.

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La directora de Nanobiosensores y Aplicaciones Bioanalíticas del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología atiende a National Geographic para contar desde el comienzo cómo funciona y por qué aún no se implementa de forma masiva.

-Comencemos por el principio: ¿qué es un biosensor?

Laura Lechuga: El nombre “biosensor” viene de que tienes una parte biológica unida a un sensor físico. De tal manera que la parte biológica es la que interacciona con lo que tú quieres medir. Todo el mundo conoce el biosensor de glucosa, que utilizan los diabéticos y lo llaman medidor de azúcar. Lo que hace es poner una gotita de sangre y da en 5 segundos la concentración de glucosa en sangre. Parece magia, pero la gracia del dispositivo es que tiene un biosensor que en este caso es una enzima que solo interacciona con glucosa.

Gota de sangre detecta cáncer Laura Lechgua ICN ICN

-¿Cuándo se origina esta idea?

LL: Se origina con el año 1962 por un médico y un científico estadounidense. Ellos trataban con enfermos diabéticos y se daba cuenta que el principal problema era cómo saber la concentración de la glucosa porque las concentraciones van madurando durante el día.

-¿Qué otros casos conocidos existen?

LL: Luego no ha habido otro igual de exitoso. Quizás, aunque no es una tecnología exactamente igual, también podríamos considerar al test de embarazo o al test de alcohol. ¿Cómo sabe la mujer que está embarazada? Pues con un cambio en una hormona femenina. Y me lo dice con una proteína específica para esa hormona.

-¿Cómo ha sido el proceso para conseguir este biosensor que detecta un cáncer?

LL: Llevamos trabajando en estas tecnologías durante mucho tiempo. Nosotros desarrollamos el dispositivo por completo: toda la parte física, ingeniería, química, los microcircuitos. Después colaboramos con grupos clínicos, especialmente en Barcelona.

Gota de sangre detecta cáncer Laura Lechgua ICN ICN

-¿Y cómo detecta el cáncer? ¿Cuál es la ‘proteína’ que identifica en este caso?

LL: Cada cáncer es muy diferente. No hay un biosensor universal. Por ejemplo, el cáncer de pulmón es uno de los cánceres más difícil de detectar en los estados tempranos y con las tecnologías actuales desgraciadamente muchas veces se conoce en estado avanzado. Pues lo que vemos es que hay una serie de biomarcadores -en este caso genómico como unas sondas de ARN- y sabemos que si está circulando puede estar comenzando el cáncer de pulmón.

-Hemos desarrollado un biosensor que con una gota de sangre lo sabemos. Desarrollamos el dispositivo, luego hemos conseguido muestras humanas y era difícil conseguir muestras clínicas. Lo probamos en 40 casos con una efectividad del 100%. Hace años hicimos también uno detección de cáncer de colon rectal, que sería un test de sangre para evitar la colonoscopia. El conocimiento clínico nos decía que, si estas personas tienen cierta proteína, quiere decir que está comenzando el proceso de cáncer de colon.

-Algo similar han experimentado en su equipo de investigación durante la pandemia.

LL: Sí, nosotros conseguimos el primer proyecto de diagnóstico europeo para el COVID-19. Incluso antes de que llegara la pandemia a España. Hicimos un biosensor para detectar si tenías el virus o no, pero también te daba la carga viral para ver si evolucionaba bien o mal el tratamiento. Lo que trabajamos en el sensor son cosas sofisticadas. Son dos mundos muy diferentes porque necesitas como un sensor electrónico unido a una parte biológica.

Bebé internada

-¿Por qué no se ha incorporado masivamente?

LL: El principal problema es que la sociedad no acaba de entender que lo que hacemos los científicos en un laboratorio no es un producto comercial. Yo en un producto de laboratorio fabrico diez, pero para vender al mercado necesitas millones.  Ese camino es muy difícil porque se necesita mucho dinero para hacer ese desarrollo comercial. Luego, hay que pasar toda la validación de la Unión Europea. Nosotros no somos una farmacéutica.

Gota de sangre detecta cáncer Laura Lechgua ICN ICN

-¿Existe algo de diagnóstico masivo similar en el mundo?

LL: A nivel comercial, no. Yo creo que antes de la pandemia las grandes compañías de diagnóstico que dominan el mundo no les interesa ese dispositivo que les hagan la competencia. Pero durante la pandemia sí se vio que este modelo que usas en tu casa son rápidas y tienen que ser el futuro. Mira, te doy un dato: con la pandemia, el Centro Europeo del Cáncer tiene cuantificado que aproximadamente 1 millón de personas empezaron con cáncer durante la pandemia, pero claro, no pudieron ir a hacerse ningún tipo de análisis ni de ni de test y murieron.

-¿Cómo se podría implementar?

LL: Con mentalidad de implementar masivamente lo que está desarrollado. Lo único que falta es una cuestión comercial, pero tecnológica y científicamente está. Recuerda que una cosa a nivel de laboratorio no es fácil de pasar a producto comercial. Hay un camino importante de transferencia de tecnología que no podemos hacer los científicos.

-¿Sucede a menudo que los avances de la investigación científica no llegan a implementarse por este motivo?

LL: Sí, está pasando. No solo en España. La Unión Europea tiene programas de investigación, pero luego en esa traslación a un producto comercial muchas veces queda en el cajón.

Células de melanoma coloreadas artificialmente

-Lo contrario a lo que sucedió con Elizabeth Holmes y la gran estafa de Silicon Valley, que proponía una idea similar.

LL: Ella llegó a Stanford y en el primer año de carrera dijo que tenía una idea: hacer diagnósticos con una gota de sangre. Una idea maravillosa, pero no sabía cómo hacer eso. Entonces ella pensó, cojo dinero, contrato un científico y ya está. No es así. Lo que ella quería hacer es la tecnología que yo hago y es supercomplicado. Fue el típico caso de sueño americano de una chica guapa, mona, blanca y familia de clase alta. Empezó a convencer a millonarios porque en realidad ningún científico le dijo que sí. No tenía idea de la parte técnica. Hizo mucho daño en mi campo. Fue un gran palo para para nuestro campo y para toda la sociedad porque si esto hubiera estado listo antes de la pandemia habría ayudado a mucha gente con enfermedad crónica, por ejemplo.