El ciclismo vasco está de luto tras conocer el fallecimiento, a los 77 años, de Luis Zubero, que fue parte del mítico equipo KAS. Natural de Zeberio, donde nació el 18 de marzo de 1948, Zubero fue ciclista profesional desde 1968 hasta 1976.
Formó entre 1968 y 1974 en el KAS. Después corrió una campaña en el Monteverde y cerró su aventura profesional en el Furzi, en 1976.
Zubero destacó desde su etapa amateur ya que cosechó importantes éxitos. Se proclamó campeón de Bizkaia y de España en 1967.
En la máxima categoría logró la victoria en el Circuito de Pascuas y en e GP Sabiñánigo. Fue segundo en una etapa del Tour de 1970 por detrás de Eddy Merckx. Llegó a 1:35 del Caníbal en una jornada que finalizó en Grenoble.
Posteriormente como profesional, participó en varias competiciones de relevancia: los Juegos Olímpicos de México de 1968, cuatro Tours de Francia (1970, 1971, 1973 y 1974), tres Giros de Italia (1971, 1973 y 1974) y una Vuelta, así como en las ediciones de la Euskal Herriko Itzulia de 1969 a 1976. Tras su retirada, Zubero montó un negocio de venta y reparación de bicicletas en Bilbao.
Hace unos años, este periódico visitó a Luis Zubero para que recordará su época como profesional y la evolución de las bicis desde la época en la que corrió hasta la actualidad.
«Las italianas eran las Ferrari de las bicicletas», contaba entonces Luis desde unos ojos azules que hablaban con entusiasmo, desde unas manos que ondeaban con energía el aire del taller de Ciclos Zubero, su hogar durante más de tres décadas.
La caída en Marsella
Rememoraba Luis Zubero, gran conversador, su caída en Marsella en una etapa del Tour. «Mira, recuerdo que en una etapa que acababa en Marsella, bajando el puerto, me pegué un golpetazo de pantalón largo». Los rastrales, el bozal de los pies sobre los pedales, bien fijados, no le dieron ninguna opción para poner pie a tierra.
«Fíjate el golpe que me pegué que hasta se me salieron las zapatillas volando por ahí. Era incapaz de encontrarlas». Reía entonces Luis con la accidental anécdota, que le dejó la armadura abollada y un símbolo de solidaridad. Sus compañeros al lado. Escuderos. Así era el Kas. Quijotes y Sanchos. Aquella caída, los huesos en el suelo, le susurra.
«Ah, los pedales. Claro, piensa que si llego a llevar un calapié automático en aquellos tiempos…». Era la época del caballo de hierro.
«Mi bici pesaba sobre nueve kilos, pero era manejable», destaca de las Massi con las que recorrían el Tour, la ronda que no hace prisioneros.
«Todo el mundo va nervioso durante la primera semana. Luego, a medida que transcurre el Tour, las peleas, con la gente con menos fuerza, son otras. Distintas», contaba Zubero con el humor rápido y el verbo ágil.
«Te tenías que adaptar a la bicicleta, más que ella a ti», argumenta Luis, que echa de menos una bicicleta Marotias con la que disputó los Juegos Olímpicos de México, en 1968.
«Aquella bici se me adaptaba como un guante. Pero no sé qué hice con ella. Una pena». La pena es ahora la de su fallecimiento a los 77 años de edad. Goian bego.