Presente en la antesala en la que los Reyes fueron saludando, abrazando y besando a las víctimas de la dana. Presentando a cada una de … ellas a Sus Majestades. Escuchando de cerca y de manera muy atenta las palabras que don Felipe y doña Letizia dirigían a los familiares de los fallecidos en la riada. Siempre al lado de los monarcas e incluso entre ellos y los afectados por la riada en muchos instantes de la ceremonia. Sólo con ver la infinidad de fotografías en las que aparece la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, tras la celebración del funeral de Estado, se comprueba el papel preponderante que la mandataria tuvo en el acto de este miércoles. La otra cara de la moneda, el perfil gris, incomodo y hostigado de Mazón.
¿Era algo fijado por Moncloa, que fue quien organizó el homenaje a través del Ministerio de Presidencia? La respuesta es no. El protocolo del funeral de Estado, que también ha sido supervisado por la Casa Real, no incluía dichas intervenciones de la delegada ni esa presencia tan preferencial, sobre todo durante el encuentro de varios minutos que los Reyes mantuvieron con los familiares de las víctimas que iban a pronunciar unas palabras en el acontecimiento y con los representantes de algunas asociaciones de víctimas.

Un papel protagonista frente al segundo (y hasta tercer plano) que ocupó el presidente Carlos Mazón. El representante del Consell no estuvo en el instante de cercanía a las víctimas que sí tuvieron las autoridades nacionales, por aquello de tratarse de un funeral de Estado. Allí entraron los Reyes de España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y la propia Bernabé. Se dio también la circunstancia de que las víctimas habían pedido expresamente no saludar a Mazón. El presidente aguantó mientras estoicamente, en una tercera fila del escenario del funeral, los gritos de «asesino» y «rata cobarde».
Fuentes de la Delegación del Gobierno explican a LAS PROVINCIAS que fue la propia Pilar Bernabé la que adoptó ese papel protagonista pero «de manera improvisada». Desde la entidad que encabeza la también secretaria general del PSPV señalan que lo hizo por el «cercano y continuo» trato que durante todo este año ha tenido con las víctimas de la riada. De hecho, en el saludo inicial de los Reyes con los afectados, ella fue la encargada de ir presentando por su nombre y lugar de residencia a quienes hablaron con los monarcas y fueron consolados por estos.
Desde Delegación del Gobierno también aseguran, frente a las acusaciones de que Moncloa ha utilizado el acto como una especie de ‘encerrona’ a Mazón, que durante las últimas semanas han estado dialogando con los invitados al funeral para tratar de rebajar la tensión en el mismo por la presencia de Mazón. Algo que finalmente no se pudo evitar, con gritos e insultos hacia el presidente fruto de la rabia y la impotencia de los familiares al comienzo y finalización del homenaje.
La estampa estatal del funeral de Estado por las víctimas de la dana no dista mucho del que por ejemplo se produjo en julio de 2021 en el Palacio Real de Madrid en recuerdo de los fallecidos durante pandemia del Covid. En aquella ocasión, también los Reyes ocuparon un lugar preponderante, como también el presidente Sánchez. Los mandatarios autonómicos se situaron en un discreto segundo plano, como ocurrió este miércoles con Mazón en el funeral de Estado por la dana. Con una diferencia: en este caso se recordaba a los valencianos, en la tierra que representa el Consell y en un notable clima de tensión por las ausencias y falta de respuestas de Carlos Mazón desde el 29-O.