El éxito de La Sustancia quizá haya propiciado una nueva remesa de «body-horror«, subgénero de los pegajosos sótanos del terror de antaño liderado con afán quirúrgico por Cronenberg (La Mosca) y otros más salpicones pero igualmente metafóricos como Brian Yuzna (Society). Together, protagonizada por la pareja en la vida real y la ficción Alison Brie y Dave Franco, también productores, bebe de ello y de esa química física innegable entre amantes para proponer eso, una nueva elegía simbólica de una relación atascada en un punto bisagra y en la que la mujer y el hombre tienden a quedarse pegados como imanes de carne.

Esa imagen, un imán de carne, sustenta toda la película de Michael Shanks, que se estrena ahora en cines españoles. Together es una de esas películas al servicio de una idea, de un concepto, que Shanks visualiza con fervor en el último tramo del film tras hacernos entrar en la historia mediante un recurso de «folk horror» a lo The Empty Man o Midsommar. Pero su film, un tanto abrupto pero de un extraño romanticismo (a la contra del «zeitgeist» actual), convence por precisamente no ponerse demasiado analítico y confiar en la fuerza de ese concepto visual.

Together, en su búsqueda freudiana de hacer terrorífico lo familiar, aprovecha su metáfora visual, su «high concept», para ponerse revoltosa y mórbida en su apuesta por, esta vez sí, la búsqueda y necesidad del amor. Por el camino, se suceden breves episodios paródicos de la dregadicción, la posesión diabólica típica del género (Alison Brie adoptando todo tipo de posturas) y apresurarse, sabedora quizá de que la idea dura lo que dura y corre el riesgo de agotarse, hacia un desenlace consciente de que la carne puede estirarse, pero solo hasta cierto punto.


Relacionado

En el corazón de Together hay, por eso, un recuerdo gamberro para The Stuff, Street Trash y las travesuras de Yuzna, por mucho que su primer tercio asomen ciertas pretensiones dramáticas bien defendidas por su elenco. El tránsito entre ambos registros no está logrado, pero ganamos ese sentido de la síntesis de la serie B del videoclub, los actores ponen todo de su parte y la puesta en escena es buena. El extraño romanticismo (de ambiguo final, pero no tanto) de Together convence e incluso va a la contra, con desesperación y sensualidad, de los dictados de la (fría, abierta) pareja moderna.