Era el ‘fuego’ político que faltaba para cerrar la semana. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha aprovechado la presentación de una muestra de arte indígena mexicano para pedir una suerte de disculpas a México por el «dolor e injusticia» causado «hacia los pueblos originarios«. Poco después llegaba la respuesta, no sólo de una agradecida Claudia Sheinbaum, sino de un indignado Alberto Núñez Feijóo.
El presidente del Partido Popular ha escrito, en un primer mensaje por redes sociales, que el Gobierno debe pedir perdón, pero no por el «dolor» referido por Albares, sino «por lo que hacen ellos ahora«.
«Yo no me voy a avergonzar de la Historia de mi país. Me avergüenzo de la actualidad a la que nos condena este Gobierno», añade Feijóo, adelantando una reacción de lo que, a buen seguro, será tema de polémica por mucho tiempo.
Meses atrás, años incluso, México exigió a España una disculpa formal por el proceso de Conquista desde comienzos del siglo XVI. Primero el anterior presidente, Andrés Manuel López Obrador, y más recientemente Claudia Sheinbaum se han dirigido a Felipe VI para exigir un perdón que Casa Real deja en ‘leído’, sin más respuesta. Tampoco la había dado hasta ahora el Gobierno de España.
Las palabras de Albares han llegado en la inauguración en Madrid de la exposición La mujer en el México indígena, organizada entre ambos gobiernos. En su turno, el responsable de Exteriores ha aprovechado para intentar estrechar el vínculo entre dos pueblos que comparten «una historia muy humana y, como todo lo humano, con claroscuros«.
«Y también ha habido dolor e injusticia hacia los pueblos originarios a los que se ha tratado injustamente y justo es reconocerlo hoy y justo es lamentarlo, porque esa es parte de nuestra historia compartida y no podemos negarla ni olvidarla«, ha detallado.
La alegría contenida de la presidenta mexicana le ha llevado a celebrar lo que considera un «primer paso importante» tras el que pide ir más allá. «El perdón engrandece a los gobiernos y a los pueblos. No es humillante, al contrario, reconocer la historia, reconocer los agravios, pedir perdón o lamentar. Y recuperarlo como parte de la historia engrandece a los gobiernos y a los pueblos», ha añadido Sheinbaum.