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Un fósil descubierto en 1946 en Estados Unidos y considerado durante décadas un Tyrannosaurus rex juvenil, podría pertenecer a una nueva especie de dinosaurio carnívoro. Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y la Universidad de Stony Brook han confirmado que el ejemplar, conocido como Nanotyrannus, era un adulto completamente desarrollado.
El hallazgo, publicado en la revista Nature, ofrece una nueva interpretación sobre el crecimiento y la diversidad de los tiranosauroideos. Según el estudio, el Nanotyrannus habría convivido con el T. rex durante el Cretácico tardío, lo que implica que este último no era el único gran depredador de su época. Los resultados confirman que ambas especies habrían ocupado distintos nichos ecológicos.
Una larga controversia
El cráneo del ejemplar, identificado como CMNH 7541, fue hallado en la formación Hell Creek, situada al norte de Estados Unidos. En un principio, los paleontólogos pensaron que se trataba de un T. rex joven, pero años después surgieron dudas sobre esa clasificación. En 1988 fue nombrado Nanotyrannus lancensis, aunque estudios posteriores defendieron que era parte del crecimiento del tiranosaurio.
Comparativa entre los dos tipos de tiranosaurios (NC Museum of Natural Sciences)
El debate cambió cuando se descubrió en 2006, en el mismo yacimiento, un fósil de dos dinosaurios enfrentados, bautizado como los “Dinosaurios en duelo”. Este espécimen permitió realizar un análisis osteológico mucho más preciso. “Para que el Nanotyrannus fuera un T. rex juvenil tendría que desafiar todo lo que sabemos sobre el crecimiento de los vertebrados”, explicó James Napoli, coautor del estudio.
Un depredador veloz y de menor tamaño
Los investigadores calcularon que el Nanotyrannus adulto pesaba cerca de 700 kilogramos, frente a los más de 7.000 del Tyrannosaurus rex. Su estructura corporal era más ligera, con extremidades largas y un cráneo estrecho, lo que le habría permitido cazar presas rápidas sin competir directamente con su enorme pariente. “El T. rex era un depredador formidable, pero no reinaba sin rival”, destacó la paleontóloga Lindsay Zanno.
Además, el equipo propone una nueva especie dentro del género, llamada Nanotyrannus lethaeus, en referencia al río Leteo de la mitología griega. El nombre simboliza cómo esta especie permaneció olvidada durante décadas. Los científicos sostienen que su existencia amplía la visión sobre la biodiversidad en los últimos milenios del Cretácico, poco antes de la gran extinción.
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R. Badillo
Según los autores del estudio, el fósil es un ejemplar excepcional que aporta información anatómica muy valiosa. Además, han podido precisar su edad en torno a los 14 años, lo que despejó la incógnita de si se trataba de un T. rex bebé. También aseguran que el descubrimiento obliga a replantear la evolución de esta especie y su relación con otros tiranosauroideos.