¿Qué papel juega hoy la eficiencia energética en el diseño arquitectónico contemporáneo?
Desde el punto de vista de los arquitectos cumple un papel fundamental. De hecho, se ha convertido en uno de los principales condicionantes de cualquier proyecto. Antes de acometer un diseño, el colectivo tiene en mente que sea lo más eficiente posible. Si no se aborda desde el inicio y se deja para fases posteriores, puede dar bastantes problemas técnicos y económicos.
¿Hasta qué punto la arquitectura puede contribuir de manera real a la reducción del consumo energético en nuestras ciudades?
El ahorro energético se consigue con medidas activas y pasivas. Las primeras se relacionan con sistemas de climatización e instalaciones más eficientes; las segundas, con el propio diseño arquitectónico. Estas soluciones pasivas permiten que el edificio necesite menos energía para alcanzar el confort. La energía más barata es la que no se consume. Si tenemos una buena instalación, pero una envolvente mal aislada o una orientación incorrecta, estaremos derrochando energía.
La normativa actual exige cada vez edificios más sostenibles. ¿Está preparada la profesión para responder a estas exigencias?
La profesión se adapta a todos los cambios normativos. Desde la aprobación del Código Técnico, las sucesivas modificaciones han reforzado la importancia del ahorro energético. Hoy todos los edificios nuevos cumplen el Documento Básico ‘DB HE Ahorro de energía’ y son altamente eficientes.
¿Qué papel tiene la rehabilitación energética del parque edificatorio existente frente a la construcción de nuevos edificios sostenibles?
La obra nueva ya es eficiente por norma, pero el reto está en el parque edificatorio existente. Tenemos un patrimonio amplio y, en muchos casos, poco eficiente. Cualquier intervención de mejora energética es positiva y ofrece resultados notables. Es clave realizar diagnósticos rigurosos: la certificación energética no debe ser un trámite, sino un punto de partida fiable para orientar una rehabilitación efectiva.
¿Cómo están influyendo las nuevas tecnologías —como la domótica o la inteligencia artificial— en el diseño de edificios energéticamente eficientes?
Son herramientas que ayudan a gestionar mejor los recursos. De nada sirve instalar sistemas eficientes si se usan de manera irracional. La domótica y la inteligencia artificial contribuyen a optimizar el consumo y a fomentar un uso responsable, ajustado a las necesidades reales de confort.
¿Cree que los ciudadanos son conscientes del impacto energético de sus viviendas? ¿Qué se podría hacer para fomentar una mayor cultura energética?
En general, la conciencia llega a través de la factura. Pero detrás de cada ahorro individual hay un beneficio colectivo: menos consumo, menos emisiones y un entorno más sostenible. Es fundamental seguir divulgando y promoviendo una cultura energética entre la ciudadanía.
¿Qué materiales o soluciones constructivas destacan hoy por su capacidad para mejorar la eficiencia energética?
Se está avanzando mucho en el empleo de materiales vinculados a la economía circular. En este sentido, el COADE, junto a entidades españolas y portuguesas, participa en el proyecto europeo Feenert, que pone en valor la arquitectura tradicional del entorno EUROACE aplicando criterios de eficiencia energética. A través de talleres, formación y experiencias piloto se está demostrando que los materiales tradicionales, como la tierra o la cal, pueden responder a las exigencias contemporáneas si se combinan con soluciones tecnológicas actuales. También se han perfeccionado los sistemas de ventilación, recuperación de calor y carpinterías, con un importante salto cualitativo.
¿Cómo valora las políticas públicas y las ayudas disponibles para la mejora energética de edificios en Extremadura?
Las ayudas son esenciales, pero necesitan agilidad administrativa y respaldo presupuestario suficiente. De poco sirve una convocatoria si los fondos no llegan o el proceso es excesivamente complejo para particulares y comunidades.
¿Qué retos enfrenta el arquitecto extremeño al intentar equilibrar diseño, funcionalidad y sostenibilidad energética?
En Extremadura tenemos una tradición de arquitectura muy vinculada al entorno. Nuestra forma de habitar se relaciona con el exterior, lo que a veces choca con el concepto de edificio hermético que demanda la máxima eficiencia. El equilibrio pasa por aprovechar los sistemas pasivos, controlar la ventilación y jugar con el aire natural. Nuestro clima y baja contaminación lo permiten.
Mirando al futuro, ¿cómo imagina el papel del arquitecto en la transición hacia un modelo energético más limpio y sostenible?
El arquitecto debe seguir siendo una figura clave en esa transición. La eficiencia energética no se limita a la instalación de equipos, sino que comienza con el diseño, con la orientación, con la elección de materiales. En ese proceso, proyectos como Feenert muestran el camino: combinar el saber constructivo tradicional con la innovación tecnológica y energética del presente.