Tiene tan solo veintidós años y ya se habla de ella como una de las grandes promesas del toreo. Olga Casado (Aguilafuente, Segovia, … 2002) debutó en Vistalegre hace unos meses, acaba de pasar por Francia y este año cruzará el charco para torear también en Colombia, Ecuador y Venezuela. Con ganas de que «se recuerde el nombre de Olga Casado», enfrenta ya retos como debutar en El Bibio el próximo 13 de agosto, cuando abrirá la Feria Taurina en la novillada junto a ‘El Mene’ y Tomás Bastos.
–Estará abriendo la Feria Taurina de Gijón. ¿Qué significa esto para usted?
–Es una oportunidad muy grande poder pisar la plaza de Gijón, hacer mi presentación allí. Lo enfrento con muchísima ilusión, es un cartel muy bonito, con novilleros también que están despuntando. Espero que sea un día muy bonito, que podamos disfrutar todos, que pueda cortar las orejas a los novillos y triunfar.
–¿Qué sensaciones le produce enfrentarse a la plaza de El Bibio por primera vez?
–Bueno, pues como me pasa en todas las plazas que piso, me da mucho respeto, porque le tengo mucho respeto a la profesión. Es una plaza que han pisado todas las grandes figuras del toreo y espero triunfar en ella.
–Háblenos de sus inicios. ¿Qué le hizo interesarse por este mundo?
–Al principio me interesé por el festejo popular. Me gustaba correr por los encierros y cuando cumplí 16 años me apunté a una escuela taurina, la Escuela Taurina de Madrid. Al principio lo hacía por probar, porque veía las novilladas sin caballo que se celebraban en mi pueblo, que se llama Aguilafuente, en Segovia, y en los pueblos de alrededores. Me llamaba mucho la atención que nunca veía a ninguna chica y yo siempre quería probar. Me apunté a una escuela y hasta los 20 años no pude debutar como becerrista. Pero simplemente estar cerca del animal me transmitía un sentimiento que no me lo ha transmitido ninguna otra profesión. Sin duda, el mundo del toro, el querer ser torero, a mí me ha encandilado, y yo me quiero dedicar a esta profesión en cuerpo y alma. Yo quiero ser figura del toro.
–¿Es difícil abrirse paso en un mundo de hombres?
–Es un mundo de hombres porque no hay ninguna mujer que se quiera dedicar a ser torero. Yo creo que es un mundo muy difícil tanto para hombres como para mujeres. Pero lo que digo siempre es que con mucho esfuerzo y sacrificio puedes llegar a conseguir siempre tus sueños. Y con un poquito de talento y no rendirte.
–¿Qué cree que es lo que la hace diferente en la plaza?
–No me gusta hablar de mí, la verdad. Me gusta que el aficionado me vea y que opine por sí solo. Pero bueno, yo intento que mi concepto sea un toreo que se ciñe a las embestidas del animal, que me pasen cerca. Siempre busco torear despacio, lo más puro posible. Y que llegue al aficionado, que se emocione conmigo.
–Está consiguiendo grandes logros a su corta edad. ¿Cuál es su meta?
–Tengo muchísimas, muchísimas metas. Mi carrera acaba de comenzar, soy muy nobel y tengo todos los sueños por cumplir, todas las metas y objetivos por alcanzar. Quiero llegar a las cotas más altas de toreo. Pisar todas las plazas importantes que hay en el mundo. Este año por fin voy a cruzar el charco para torear en América; en Colombia, Ecuador y Venezuela. Y bueno, triunfar en cada plaza a la que vaya y que se recuerde el nombre de Olga Casado.
–Si tuviera que mandar un mensaje a jóvenes que sueñan con una carrera como la suya, ¿qué les diría?
–Que lo intenten, que prueben, por supuesto. Que intenten ver qué sienten delante de una becerra o de un añojo y vean si de verdad les nace un sentimiento que, cuando sabes que lo estás sintiendo, es muy difícil de explicar. Yo no sabría explicárselo. Lo único que sé es que no puedo vivir sin sentir esas emociones. Si sienten eso, que luchen por sus sueños, por supuesto, pero que sepan también que es una profesión muy dura, muy sacrificada. Lo tienes que dar todo: tu juventud, tu adolescencia, tu vida, tu tiempo, que es lo más importante que tiene un ser humano. Y que sean responsables y, por supuesto, que siempre tengan respeto al toro y a la profesión.