La Sociedad Española de Neurología (SEN) calcula que cada año se producen 90.000 ictus en España. Durante el 2024, más de 23.000 personas fallecieron por esta causa, provocando en más del 30% de los supervivientes secuelas que les causan algún grado de discapacidad. El estudio Global Burden of Disease (GBD) alerta de que las cifras de casos y fallecimientos han aumentado un 70% en las últimas tres décadas.
El ictus se ha convertido en la segunda causa de muerte en España, la primera en mujeres. ¿En Galicia se manejan los mismos porcentajes?
En Galicia, las cifras son muy similares a las del conjunto de España, incluso algo más elevadas. Somos una de las comunidades con mayor incidencia de ictus, en gran parte por el envejecimiento de la población y la alta prevalencia de factores de riesgo, como la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo. En la provincia de Lugo, el ictus sigue siendo una de las principales causas de mortalidad y discapacidad, especialmente en mujeres de edad avanzada.
¿Por qué la incidencia y la gravedad son mayores en mujeres?
Las mujeres viven más años que los hombres, y la edad es el principal factor de riesgo para sufrir un ictus. Además, en ellas es más frecuente la causa cardioembólica, sobre todo relacionada con la fibrilación auricular, una arritmia que favorece la formación de trombos en el corazón que pueden desplazarse al cerebro. Este tipo de ictus tiende a ser más grave y a dejar mayores secuelas. Por el contrario, los ictus de origen aterotrombótico, más habituales en varones, se deben a un estrechamiento progresivo de las arterias carótidas. Este proceso suele ser más lento y permite al cerebro adaptarse mejor, por lo que las consecuencias clínicas suelen ser menos severas.
«El ictus tiende a ser más grave y a dejar mayores secuelas en las mujeres»
¿Cuántos casos atendieron durante el año 2024 en el Hula y cuántos durante el actual?
En el Hula atendemos entre 600 y 700 ictus al año, una cifra que se ha mantenido bastante estable en los últimos años. No se observa un aumento claro de incidencia, pero sí hay una mayor detección de casos leves y de ataques isquémicos transitorios (AIT), gracias a la sensibilización de la población y a la mejora de los circuitos asistenciales. También se ha avanzado en la identificación y el tratamiento precoz del ictus agudo, lo que reduce significativamente la discapacidad posterior.
¿Qué mejoras destacaría de las que se han ido incorporando en el tratamiento?
En el Hula contamos con un código ictus activo las 24 horas, lo que permite activar de forma inmediata la atención especializada. Esto garantiza la valoración urgente por un neurólogo y la realización de pruebas de neuroimagen para decidir, en los primeros minutos, si el paciente puede beneficiarse de tratamientos de reperfusión/recanalización arterial. Además, la formación y especialización del personal de enfermería, auxiliares y de todo el equipo de la planta de hospitalización ha sido fundamental. También hemos potenciado la rehabilitación neurológica precoz y especializada, que es clave para mejorar la recuperación funcional y reducir las secuelas tras un ictus.
Los casos de cáncer están creciendo entre los pacientes menores de 50 años. ¿También pasa con los ictus y la población más joven?
Aunque el ictus sigue siendo más frecuente en personas mayores, cada vez atendemos más casos en población joven. En estos pacientes, las causas suelen ser distintas: enfermedades autoinmunes, trombofilias, consumo de drogas o complicaciones relacionadas con infecciones o tratamientos oncológicos. También hay un aumento de los factores de riesgo tradicionales en unas edades más tempranas, como la obesidad, la hipertensión o el sedentarismo, que a su vez adelantan la aparición del ictus.
«Hay un aumento de los factores de riesgo tradicionales (obesidad, hipertensión o sedentarismo) en unas edades más tempranas, que a su vez adelantan la aparición del ictus»
En los últimos 20 años, la mortalidad y la discapacidad a causa de los accidentes cerebrovasculares han disminuido. ¿Cómo se podrían seguir mejorando esas cifras?
Fundamentalmente, con prevención y rapidez. Prevenir significa controlar la tensión arterial, la diabetes y el colesterol, dejar de fumar y mantener un estilo de vida activo y saludable. Y rapidez implica reconocer los síntomas y llamar al 061 sin demora. Además, es importante seguir reforzando las unidades de ictus y avanzar hacia la implantación del tratamiento endovascular (trombectomía mecánica) en nuestro propio centro, sin necesidad de derivar a otros hospitales. Del mismo modo, potenciar los programas de rehabilitación precoz y especializada permitirá continuar reduciendo tanto la mortalidad como la dependencia tras un ictus.
¿Han calculado qué porcentaje de ictus podrían llegar a prevenirse?
Se estima que alrededor del 70% de los ictus podrían prevenirse con un buen control de los factores de riesgo vascular. La hipertensión arterial, la fibrilación auricular, la diabetes, el colesterol elevado, el tabaquismo y el sedentarismo son los principales responsables. Una detección precoz y un control adecuado de estos factores, junto con hábitos de vida saludables, siguen siendo la herramienta más eficaz para reducir su incidencia.
Para conseguir una atención rápida hay que reconocer los síntomas, ¿podría hacer un repaso de estos, tanto de los más habituales como de los que resultan atípicos?
El ictus se manifiesta de forma brusca. En Galicia solemos usar la regla de las 3 F para recordar sus síntomas:
- F de Fala: dificultad repentina para hablar o entender.
- F de Faciana: desviación de la boca o caída de un lado de la cara.
- F de Forza: pérdida súbita de fuerza o sensibilidad en un brazo o una pierna.
Ante cualquiera de estos síntomas hay que llamar de inmediato al 061 o acudir a urgencias, sin esperar a que se resuelvan. Otros signos de alarma que también deben hacer sospechar un ictus son la pérdida brusca de visión en un ojo o la inestabilidad o desequilibrio repentinos. En todos los casos, el tiempo es esencial: cuanto antes se actúe, mayores son las posibilidades de recuperación completa y de evitar secuelas.