
La imagen, obtenida por el Telescopio de Sondeo VLT (VST) del Observatorio Europeo Austral (ESO), muestra una región de formación estelar conocida como RCW 94/95, situada entre las constelaciones australes de Circinus y Norma.
Foto: ESO – Congreso de los Diputados
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El Observatorio Europeo Austral (ESO) difundió una nueva imagen captada desde el desierto de Atacama, en Chile, que muestra una enorme nube de gas y polvo con la silueta de un murciélago en pleno vuelo. La estructura, ubicada a unos 10.000 años luz de la Tierra, fue observada con el Telescopio de Sondeo VLT (VST), un instrumento capaz de registrar regiones completas del cielo con un nivel de detalle sin precedentes.
La imagen, obtenida por el Telescopio de Sondeo VLT (VST) del Observatorio Europeo Austral (ESO), muestra una región de formación estelar conocida como RCW 94/95, situada entre las constelaciones australes de Circinus y Norma. Su peculiar forma, que recuerda la figura de un murciélago extendiendo sus alas, abarca una superficie equivalente a cuatro lunas llenas.
Esta vasta nube interestelar es una nebulosa de emisión, compuesta por hidrógeno y polvo cósmico. En su interior se están formando estrellas jóvenes que emiten radiación suficiente para ionizar el gas circundante, haciéndolo brillar con un tono rojo intenso. Ese color, característico en las imágenes de regiones de nacimiento estelar, proviene de la excitación de los átomos de hidrógeno, un fenómeno común en lo que los astrónomos llaman “guarderías estelares”.
Las zonas más oscuras del “murciélago cósmico” corresponden a filamentos densos de gas y polvo, que bloquean la luz visible de las estrellas que se encuentran detrás. En la imagen, estos filamentos delinean el contorno del murciélago, creando la impresión de un esqueleto o alas desplegadas en pleno vuelo.
Las nubes más destacadas, RCW 94 y RCW 95, forman respectivamente el ala derecha y el cuerpo de la figura. Aunque las demás secciones no cuentan con una designación oficial, todas hacen parte de una extensa red de regiones brillantes catalogadas por astrónomos australianos en el siglo pasado.
El VST, que pertenece al Instituto Nacional de Astrofísica de Italia (INAF) y opera en el Observatorio Paranal del ESO, está equipado con OmegaCAM, una cámara de 268 megapíxeles diseñada para fotografiar amplias áreas del cielo con gran resolución. La imagen del “murciélago cósmico” combina observaciones tomadas con filtros sensibles a diferentes longitudes de onda de la luz visible.
A estos datos se sumaron observaciones infrarrojas del Telescopio de Sondeo Visible e Infrarrojo para Astronomía (VISTA), que permitió revelar los detalles ocultos en las regiones más densas de la nebulosa, donde el polvo bloquea la luz visible.
El resultado, según los expertos, es una imagen que no solo deslumbra por su belleza, sino que ofrece valiosa información sobre los procesos de formación estelar en el brazo sur de la Vía Láctea. En palabras del ESO, observar estas estructuras permite entender cómo el gas interestelar da origen a nuevas generaciones de estrellas, en un ciclo que ha moldeado nuestra galaxia durante miles de millones de años.
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