[Este artículo contiene SPOILERS de la segunda temporada de ‘RESPIRA’]
Lo malo de series como Respira, la producción española de Netflix que nos traslada al hospital valenciano Joaquin Sorolla para darnos a conocer los dramas en los que viven enfermeros y cirujanos, es que consiguen engancharnos tanto que, para cuando llegamos al último episodio, nos damos cuenta de que nos hemos tragado la temporada entera en dos días sin saber si se viene una tercera.
La vuelta de Blanca Suárez, Manu Ríos, Najwa Nimri y Aitana Sánchez-Gijón ha sido igual de intensa que la primera vez que les vimos ponerse las batas blancas y, además, esta vez lo han hecho acompañados de Rachel Lascar, nueva oncóloga del hospital; Gustavo Salmerón, nuevo gerente del Sorolla; y Pablo Alborán en su debut como actor dando vida al cirujano plástico Jon Balanzategui.
Tras ocho intesos episodios, los dramas familiares, políticos y sanitarios han encontrado su catarsis al final de una segunda temporada llena de muchos enredos, algunas sorpresas y una dosis desmedida de estrés, por sus vidas personales y por el bien de los pacientes. A continuación, repasamos todo lo que ha pasado.
Los problemas personales de Jon
Empecemos por los nuevos. Tras ver cómo, poco a poco, el doctor Balanzategui consigue ganarse la confianza y el corazón de Quique, descubrimos que, en realidad, el nuevo cirujano del Sorolla tiene una familia, lo que enrarece esa relación que estaba comenzando con el residente.
Sin embargo, Jon no tarda en confirmarle a Quique que está en proceso de divorcio, que su mujer lo sabe todo, pero que necesita no meterse en líos porque cualquier cosa que pase puede utilizarse en su contra en el juicio por la custodia de su hija. De ahí que, cuando al principio de la temporada hubo aquel problema con las cirugías que hacían a deshoras, intentó librarse de la culpa.
Pero, cuando parece que su relación está arreglada tras el malentendido, en el último episodio, la mujer de Jon llega a urgencias con su hija en brazos sin saber qué le pasa. Tras unas pruebas, descubren que la niña ha consumido el éxtasis que Quique se había dejado sin querer en casa de Jon. Consumido por la ira, Jon echa a Quique de su lado.
Nuevas directrices
Los cambios en el hospital son una constante en esta nueva temporada en la que Lluís, prometido de Jésica, pasa de director a médico de urgencias, Pilar se convierte en la nueva directora y Jésica, quien intenta recuperar la confianza para operar, en la jefa de cirugía. Pero, cuando parece que esa va a ser la nueva normalidad, un brote de aspergillus en los quirófanos vuelve a poner todo patas arriba.
Pilar descubre que ese brote se ha dado por culpa de que el padre de Biel ha reducido los costes deshaciéndose de la limpieza necesaria para los quirófanos. Decidida a denunciarlo, este la amenaza para que no lo haga: si dice algo, él tendrá que reducir costes por otro lado, por ejemplo, con la terapia de electroshock que está recibiendo su hijo por la bipolaridad que padece.
Así, Pilar vuelve a su puesto de jefa de cirugía sin que nadie avise a Jésica, lo que establece una relación rara entre ambas. Asimismo, por su parte, la cirujana, dividida todavía entre Biel y Lluís y con su ex amiga de la facultad como nueva jefa de cirugía, acaba deshaciendo su compromiso con este último cuando descubre que este mira más por su futuro profesional que por lo que es moralmente correcto.
La verdad sobre el estudio de Sophie
Unas cuantas plantas más arriba, la doctora Sophie, nueva oncóloga del hospital, continúa con su estudio contra el cáncer. Pero, a lo largo de la temporada, vamos descubriendo que esos resultados milagrosos que la doctora afirma conseguir no son del todo ciertos.
Con un porcentaje de éxito más bajo del que la doctora proclama, y aunque la Presidenta sea una de las que se está beneficiando del tratamiento, el doctor Néstor Moa y Biel deciden hacer lo correcto y denunciar a la oncóloga, no sin antes prometerle a Patricia la última dosis que le falta para completar el tratamiento.
Sin embargo, para cuando se cuelan en la planta para robar esa última dosis, ambos médicos descubren que Sophie se ha enterado de que la policía está de camino para investigarla y se ha deshecho de todas las pruebas. Cuando Néstor se lo cuenta a Segura, esta se enfada con él, justo antes de descubrir que acaba de ganar de nuevo las elecciones.
Biel y su padre
Pero ¿cómo se ha enterado Sophie de todo? La trama se complica por parte de Biel, quien lleva toda la temporada evitando mantener una relación con su padre, el nuevo gerente del hospital. Un padre que descubrimos que lo abandonó cuando, de pequeño, le diagnosticaron cáncer. No obstante, ahora que ha vuelto, parece querer recuperar la relación con su hijo.
Es por ello que, en un intento por arreglar las cosas, Biel acepta ir a cenar con su padre y su nueva novia, quien está embarazada, a casa de este. Allí se presenta con la amiga de Jésica, con quien ha tenido un lío tras ser rechazado por esta. La cena se complica cuando la novia de su padre se pone a dar a luz y la ambulancia no llega a tiempo, obligándolos a asistir el parto en la propia casa.
Tras el nacimiento del bebé, la ambulancia llega para llevar a la nueva madre y al hijo al hospital, a los que el gerente del hospital va siguiendo con su coche. Paralelamente, Néstor descubre que Sophie ha desaparecido con todas las pruebas y avisa a Biel quien, en un momento de debilidad e intimidad con su padre, le había contado lo que pasaba con el estudio de la oncóloga.
Dolido por la posible traición de su padre, quien le había prometido que no diría nada, Biel lo llama para confirmar si ha sido él quien ha avisado a la doctora de la investigación que se le venía encima. Mientras conduce, su padre le coge el teléfono y le dice que él no ha dicho nada, pero Biel no se lo cree. La temporada finaliza cuando en mitad de una discusión en la que Biel le está pidiendo explicaciones, este tiene un accidente.