Fue el pasado 22 de octubre cuando Isabel Preysler (74) publicó los pormenores de su ajetreada vida sentimental en sus memorias. En ellas destapa, entre otras intimidades, las cartas privadas que intercambió con Mario Vargas Llosa. Como era de esperar, la respuesta de la familia del Premio Nobel de Literatura ya se ha producido.
Álvaro Vargas Llosa (59), uno de los hijos del escritor, ha roto su silencio. Se ha pronunciado, por fin. Y de la manera más rotunda posible. Haciendo un alegato a favor de su madre, Patricia Llosa (80), a la que tanto él como sus hermanos, Gonzalo (58) y Morgana (51), consideraron siempre el único y gran amor del maestro de las letras.
«La reconciliación con mi madre es lo más hermoso que ocurrió en la etapa final de su vida», ha expresado.


La carta en la que Isabel Preysler insulta a Vargas Llosa: «Eres un maleducado, tus escenas de celos dan vergüenza»
«Fue un acto de amor»
En una entrevista al diario El País, Álvaro Vargas Llosa recuerda cómo fueron los últimos momentos del escritor.
Tras separarse de Isabel Preysler, con la que mantuvo un idilio de ocho años, este regresó a los brazos de su esposa. Patricia fue quien le cuidó hasta su muerte, el 13 de abril de 2025.
Vargas Llosa, aquejado de una dolencia incurable, pasó el último tramo de su vida rodeado del cariño de sus familiares: «Siempre fuimos una familia, pero en ese tiempo nos convertimos en una tribu».
«Fue un acto de amor, que ya no se podía expresar de la misma manera que antes, lógicamente, porque estaba en aquella cárcel que lo limitaba físicamente y mentalmente», ha recordado el hispanoperuano.
Llegó un momento en que su condición le impedía manifestarse con la soltura de antaño, «pero no tanto como para que no pudiera expresar en gestos de amor a mi madre lo mucho que le debía y la mucha gratitud que le tenía. Y era un acto de contrición».
Tal y como ha destacado Álvaro Vargas Llosa en el citado diario, «mi madre estaba muy conmovida, muy generosa«. Su entrega a quien fue su marido desde que de dieron el ‘sí, quiero’ en 1965, fue total.

Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa, en su fiesta de cumpleaños.
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«Todo fue genuino, auténtico»
El hijo mayor de Vargas Llosa cree que la vuelta al hogar aportó mucha paz y estabilidad al Nobel. «Ese encuentro fue lo más hermoso que vi, todo fue muy genuino, auténtico».
Su entrevista al citado medio ha tenido lugar durante la celebración la VI Bienal Vargas Llosa, organizada por la cátedra del escritor y celebrada del 22 al 25 de octubre en Cáceres y Trujillo.
Un entorno literario que ha servido como escenario para responder de una vez a lo que cuenta Isabel Preysler de su padre en su libro, que lleva por título Mi verdadera historia.

Mario Vargas Llosa, con su hijo Álvaro, en una imagen de 2023.
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Vargas Llosa, con «facultades limitadas»
Cuando se cumplen seis meses de la muerte de Vargas Llosa, su primogénito ha recordado cómo de importante fue el apoyo de Patricia Llosa durante su enfermedad.
Una dolencia, por cierto, de la que su entorno nunca quiso dar detalles y que Isabel Preysler no dudó en detallar en las páginas de su obra editorial.
«Si tú estás con tus facultades limitadas, un gesto pequeño es un gesto que lo dice todo. Recordar los poemas que ellos habían leído en los años sesenta era muy hermoso para él», ha destacado.
Uno de los recuerdos más entrañables que tiene de su padre son las caminatas que daban juntos poco antes de su fallecimiento: «Dábamos un paseo diario; era una forma de ayudarle a morir feliz».
«Acabábamos de comer y ya quería salir. Era el momento cumbre del día», ha recordado.