En Lerma, un mediano municipio de Burgos de poco más de 2.500 habitantes, cuatro emprendedores han logrado un éxito que suena casi a ciencia ficción, a novela de Aldous Huxley cuando se veía el futuro con otros ojos.

Han levantado el mayor almacén construido con tecnología 3D de España y de toda Europa. Sí, la técnica que ha llegado para quedarse pero que no somos conscientes de lo que supone.

Eco Social, una cooperativa formada por Alberto García, Mariano Ramos, José Luis García y Nazaret Corral, que ha combinado su pasión por la bioconstrucción con la más avanzada innovación tecnológica.

“Somos una cooperativa de trabajo dedicada a la bioconstrucción”, explica Alberto García, uno de los fundadores.

“Nuestra seña de identidad es hacer casas autosuficientes, saludables y sostenibles, con materiales ecológicos y energías renovables. Buscamos que las viviendas tengan un consumo energético cero o incluso que puedan generar energía”.

Después de más de veinte años dedicados a este tipo de construcción, el equipo de Eco Social comenzó hace seis años a investigar nuevas formas de optimizar su trabajo.

“El proceso más duro siempre era levantar los muros. Así que pensamos en cómo reducir el esfuerzo físico, los costes y los residuos”, cuenta García a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.

Esa búsqueda los llevó hasta Bemore 3D, una empresa valenciana especializada en impresoras de gran formato.

“Con ellos hemos colaborado estrechamente desde hace seis años. Este verano, gracias a su nueva máquina, conseguimos el récord de España en altura y volumen: imprimimos una nave de 250 metros cuadrados y 6,90 metros de alto”, detalla Alberto con orgullo.

La nave servirá como prototipo y como demostración práctica del potencial de esta tecnología.

Dentro de la nave, el equipo también ha impreso los módulos de una casa completa, que pronto montarán como vivienda piloto.

“Queremos mostrar a la gente que esto no es el futuro, es el presente. La tecnología ya está aquí, y los materiales también existen. Lo importante es que la gente vea que funciona”, insiste García.

El proceso de impresión es rápido y limpio, algo que siempre llama la atención. “La nave la imprimimos en 12 días. Una vivienda completa podríamos hacerla en apenas seis”, explica.

El ahorro de tiempo no es el único beneficio: los residuos de obra se reducen hasta en un 70%, el consumo de agua en torno al 30%, y el tiempo total de ejecución en un 60-70%. Además, el riesgo laboral disminuye notablemente.

Uno de los objetivos de Eco Social es “democratizar” la construcción. “Hoy hay un gran déficit de mano de obra en el sector.

Con esta tecnología reducimos el esfuerzo físico y abrimos la puerta a más perfiles como personas mayores, mujeres o profesionales técnicos. Queremos que la construcción sea más accesible para todos”, explica Alberto.

También busca hacerla más sostenible y más humana. “No se trata solo de ahorrar dinero, sino de cambiar la manera en que se construye, con menos impacto ambiental y más respeto por el entorno”.

Viviendas, residencias y alojamientos sostenibles

El público objetivo de Eco Social es muy diverso. “Desde particulares que quieren una casa eficiente y rápida, hasta promotores, inmobiliarias o proyectos sociales.

Esta tecnología sirve para hacer viviendas, residencias de mayores, apartahoteles o complejos turísticos sostenibles”, detalla. Además, tiene muchas posibilidades ya que el sistema permite crear casas con formas orgánicas, redondeadas o de inspiración natural.

“Antes, una casa con curvas era carísima. Ahora podemos imprimirla con la misma facilidad que una cuadrada”, afirma García. Esto abre la puerta a diseños bioclimáticos y ecológicos, mucho más integrados con la naturaleza.

Así se construye una nave 3D

Así se construye una nave 3D

Cedida

Por otro lado, esta empresa burgalesa mantiene un compromiso firme con el entorno en una zona como la de Lerma que, como ocurre en toda Castilla y León, sufre problemas de población.

“Estamos en una zona que sufre despoblación. Queremos demostrar que desde el medio rural también se puede innovar y generar empleo de calidad”, señala Alberto.

“Este tipo de proyectos ayudan a fijar población y a dar oportunidades en lugares donde parece que no las hay”.

Ugur Kilic, ingeniero, probando el hormigón a base de celulosa para imprimir en 3D

En lo económico, García explica que el ahorro se nota especialmente a partir de la segunda o tercera vivienda. “En una sola casa el cambio es menor, pero en proyectos de varias unidades ya se puede reducir el coste entre un 20% y un 30%”.

A eso hay que añadir el ahorro energético posterior, ya que las casas impresas son más eficientes y pueden ser autosuficientes en luz y calefacción.

Mirando al futuro

El siguiente paso de Eco Social es seguir avanzando hacia materiales totalmente ecológicos.

“Ahora usamos un mortero a base de cemento, pero ya estamos desarrollando otro de arcilla y cal. Así cerraríamos el círculo, es decir, viviendas autosuficientes y ecológicas al cien por cien”, adelanta.

Este almacén de Lerma, al que todos se quedan mirando cuando pasan, se ha convertido en un símbolo del cambio que vive el sector.

“Queremos que la gente vea que esto es posible. Que una empresa pequeña, desde un pueblo, puede ser pionera en Europa. Lo importante es atreverse a hacer las cosas de otra manera”, concluye.